EL OFICIO DE LA HISTORIA DESDE LAS VIVENCIAS, TESTIMONIOS, PERSONALIDAD Y PASIONES DEL HISTORIADOR
Enviado por Bastián Parra Nievas • 7 de Mayo de 2018 • Ensayo • 1.426 Palabras (6 Páginas) • 159 Visitas
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El oficio de la historia desde las vivencias, testimonios, personalidad y pasiones del historiador
Tema 1: El historiador, su biografía y el oficio de la historia. Versión del
pasado y visión desde un presente. Experiencia y testimonio desde el oficio
de la historia.
Estudiante: Bastián Parra Nievas
Profesor: Claudio Rolle
Profesor(es) ayudante(s): Rosario Camposano/Francisca Peñaloza
Asignatura: Introducción a la Historia
Carrera: Licenciatura en Historia
Fecha: 04/04/2018
Cuando se habla de historia como disciplina, lo primero que puede venir a la mente son datos, personajes históricos e hitos que marcan y forman a la sociedad y la nación en que habitan. No obstante, a pesar de ser conceptos correctos sobre este campo de estudio, no es todo lo que la historia puede ofrecer, y sería incorrecto decir que es certero tratar así a esta disciplina. Puesto que, la historia es más compleja, transversal e indispensable de lo que se piensa cara comprender, recrear y crear la realidad en la que los seres humanos se desarrollan.
Ahora bien, comprendiendo esto, existen actores o protagonistas que trabajan de la historia, y adquieren capacidades desde la academia para poder desarrollarla, pensarla y criticarla desde las fuentes, y posteriormente publicar textos historiográficos. Pero, aquello, generalmente se crea y desarrolla desde la vivencia personal, presente y contexto en el que trabaja cada historiador, sumado a sus habilidades e imaginación. Es por ello, que, en las siguientes páginas de este ensayo, se trabajará a través del análisis de artículos y libros de autores dedicados a la historia, para demostrar que el oficio del historiador nace y se desenvuelve desde la experiencia y testimonio propio, entregando una versión del pasado desde la visión del presente.
No debe ser sorpresa que el historiador pueda hacer historia, analizarla y trabajarla desde las experiencias personales, ya sea desde el pasado más lejano o en situaciones del presente o en la misma realización de textos e investigación. Todo esto, ya que el historiador, se interesa en la vida humana, y su aventura en el tiempo y el espacio, esto último de acuerdo con lo expuesto por el profesor Claudio Rolle en cátedra, por lo que este actor, debe de tener cierta cantidad de empatía por los personajes y hechos que van a explicar y definir una época de interés que se trabaja. Respaldo de ello, es entregado por Lucien Febvre, quien indica que, “(d)etrás de estos textos (la historiografía) colocamos de manera instintiva nuestras ideas, nuestros sentimientos, el fruto de nuestras investigaciones científicas de nuestras experiencias políticas y de nuestras realizaciones sociales”[1]. Así, se comprende que existe, además, una relación con lo que es el interés de la vida del ser humano, ya que, nuevamente, según Febvre, “(l)a historia se interesa en el hombre, dotado por múltiples funciones (…) y acaban por concluir entre ellas una paz de compromiso, un modus vivendi al que llamamos vida”[2].
Continuando en esta línea, la vida y la apreciación hacia ella para hacer historia, siempre estará -como se indicó en el segundo párrafo- relacionada con la experiencia personal. Para poder ejemplificar y comprender aquello, María Rosaria Stabili (2003) indica que, al momento de hacer la introducción de su libro, se enfrenta al dilema de ubicar su tema e investigación bajo un contexto histórico más general, o hacerlo desde sus vivencias personales, para explicar el camino utilizado, sus sinuosidades y vaivenes, finalmente opta por la segunda opción[3]. Así se observa que en el caso particular de hacer historia nacional que abarque extensos periodos, puede ser abordado con metodologías que se bases en experiencia y perspectivas personales.
Estos recursos, entregan trabajos e historiografía variada. Pues, puede haber varios sucesos y objetos de investigación abordados desde diversas aristas y puntos diferentes, creando trabajos académicos originales e imaginativos. Aunque, siempre existe el riesgo de la tergiversación por parte de autores. Para no caer en estos errores, que manchan quitando profesionalismo y claridad al oficio de la historia, como precaución, se debe evitar “(…) el pecado mayor de todos los pecados, el más irremisible de todos: el anacronismo”[4]. Aquel error en el trabajo de los historiadores, del cual se debe estar siempre alerta, es muy probable, cuando se crean conexiones de datos y sucesos en donde no puede haber, incluso, cuando hay un nexo de experiencia personal entre el creador del texto y los hechos.
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