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ANTEPROYECTO FINAL DE METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION

Karen PastranaDocumentos de Investigación22 de Septiembre de 2018

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CONTENIDO

  1. TÍTULO
  2. ANTECEDENTES
  3. DEFINICION DEL PROBLEMA
  4. JUSTIFICACION
  5. OBJETIVOS
  6. HIPOTESIS
  7. MARCO TEORICO
  8. METODO
  9. CRONOGRAMA
  10. PRESUPUESTO
  11. BIBLIOGRAFIA


I.- TÍTULO: Curso de Educación en Valores en adolescentes de Primer Grado de Secundaria.

II.- ANTECEDENTES

Ante un verdadero deterioro generalizado de los comportamientos que se observan en todos los niveles de la sociedad: agresiones, manifestación de inconformidad social que van más allá de lo aceptable para una sana convivencia social, diversas formas de violencia entre individuos, familias y más aún en el ámbito escolar, nos damos cuenta que este problema tiene su origen en la falta de valores y de una conciencia moral de cada uno de los actos que realizamos, sin pensar en las consecuencias.

Esta falta de valores también viene a consecuencia de la vida tan acelerada que las familias de la actualidad presentan, más preocupadas por el trabajo, el dinero, la salud y el tiempo, dejando a un lado la importancia de inculcar en los hijos los valores de la vida. Esto no debería ser un pretexto, pues en el día a día podemos contribuir a que nuestros hijos aprendan a través de nuestros hechos, pues recordemos que somos el mejor ejemplo de ellos.

De esta manera, se continúa un círculo vicioso en donde familia y escuela se echan las culpas, sin que ninguno realmente haga conciencia y presente una solución, mientras que los adolescentes seguirán teniendo problemas de actitud sin saber controlar y dirigir su propia vida y resolver de la mejor manera los problemas que se le presenten. Si bien es cierto, que sociedad, ser humano y saberes están en estrecha relación con los fundamentos curriculares y con sus valores, ¿hasta dónde corresponde a la Institución y a los proyectos curriculares impulsar con mayor fuerza la formación en valores?

Aun cuando esta relación y formación de valores no se presente de forma plena en la familia, el docente debe tomar conciencia que sobre él recae una gran responsabilidad, que debe cumplir su labor de la mejor manera, a través de actividades que logren un aprendizaje significativo que conlleve a que la formación que se dé en su generalidad sea bien aplicada y recibida en cuanto a los valores se refiere. La escuela en general debe generar ambientes dinámicos y construidos sobre las bases del intercambio de los participantes, en donde la enseñanza sea vista como un proceso constante de toma de decisiones.

Para ello se recurrió a la búsqueda de fuentes bibliográficas y referencias como antecedentes donde se apoye la idea de la necesidad de reforzar dentro del espacio escolar los valores en los adolescentes en especial de primer grado de secundaria.  

La investigación de Borona, J.; Castaño, N. y Ruíz, E. (1999), realizada en la Universidad de Valladolid, “Aportaciones a la formación del profesorado desde un Programa de Orientación Universitaria dirigido al desarrollo personal, académico y profesional del estudiante”.

Este estudio se basó en la redefinición del trabajo del docente, no únicamente como formador tradicional de conocimientos, sino también como un guía en el aprendizaje significativo e integral de los estudiantes, incluida la formación de valores.  

Otro estudio de caso es el que realizaron Cerón Medina, L. y Pedroza L. (s/f) para el X congreso Nacional de Investigación Educativa, “Valores en la práctica docente. Un estudio de caso en educación secundaria”. Los investigadores se basaron en el programa de estudios de la asignatura de Formación Cívica y Ética del 2006, analizando si los profesores realmente promovían los valores con los estudiantes. Los resultados arrojaron que los docentes de segundo y tercer grado que llevan Formación Cívica y Ética si promueven los valores que plantea dicha asignatura, pero como un tema específico, sin embargo, le dan más importancia, a valores como el Orden, la Limpieza y la Responsabilidad, para cumplir con la normatividad y reglamento escolar y del aula. Por si fuera poco, se encontraron antivalores en la práctica de los docentes, el Autoritarismo, en lugar de respeto y libertad de expresión.

La anterior investigación es de suma importancia para el presente proyecto, ya que al finalizar los autores concluyen que si hay una cierta promoción de valores en la secundaria, y que esta responsabilidad recae en los maestros que imparten la asignatura de formación cívica y ética.

Sin embargo, dentro del mapa curricular de Secundaria esta asignatura solo corresponde para estudiantes de segundo y tercer grado de secundaria, dejando a un lado a los que empiezan en el primer año.

La investigación de Rosa María Esteban Moreno (2003) “Educación en valores. Programa para su desarrollo en la Educación Secundaria Obligatoria”, también es un buen referente para trabajar, ya que en su estudio, la autora analiza las formas en que se ha realizado la formación de valores en secundaria, desde los temas transversales de cada asignatura y como parte del programa de tutorías en los tres grados.

Esta última se considera la más acertada para trabajar, ya que con el programa de Tutorías se puede trabajar desde el inicio con los primeros grados hasta el último grado de educación secundaria, convirtiendo la educación en valores en algo obligatorio. El único detalle de este trabajo, es que está enfocado a la educación española, por lo que habría que adaptarla en términos de los acontecimientos y realidades de la educación en México.

III. DEFINICIÓN DEL PROBLEMA

De acuerdo con el Fondo para las Naciones Unidas (UNICEF), La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Trae consigo enormes variaciones físicas y emocionales, transformando al niño en adulto. En la adolescencia se define la personalidad, se construye la independencia y se fortalece la autoafirmación. La persona joven rompe con la seguridad de lo infantil, corta con sus comportamientos y valores de la niñez y comienza a construirse un mundo nuevo y propio.

La UNICEF también señala que México cuenta con un total de 12.8 millones de adolescentes entre 12 y 17 años de edad en 2009, de los cuales 6.3 son mujeres y 6.5 son hombres. 

Por tanto, los adolescentes que se incorporan al primer grado de secundaria (en edades de acuerdo a la UNICEF de 12 años) son los primeros que tienen que enfrentar los nuevos cambios que corresponden a su edad, como los de su apariencia física, los académicos e inclusive en sus emociones. Asimismo, se enfrentan ante la necesidad de tener una mayor libertad e independencia, así como ser capaces de mantener su autoestima durante el proceso de afirmación de su identidad y personalidad.

Sin embargo, es muy común observar a estudiantes de secundaria con conductas que presentan carencia y significado de valores, como las faltas de respeto a familiares y autoridades educativas y su baja responsabilidad y cooperación ante tareas del hogar y de la escuela.

Ortega, Minguez y Gil (1994), manifiesta que si no es a partir de los valores no hay posibilidad alguna de llevar a cabo un proceso educativo. No existe el hombre biológico, desnudo de cultura, de valores desde los cuales exige ser interpretado. Acercarse al hombre, conocerlo, entenderlo, significa interpretar el mundo de significados o valores a través de los cuales todo hombre se expresa, siente y vive; y el sistema de actitudes ante la vida que le dan sentido y coherencia.

Según Lozano y Boni (2003), es esencial que el estudiante adquiera una comprensión de los valores y una profunda afinidad hacia ellos, citando una frase célebre que Albert Einstein comentara para el New York Times en 1954: “No basta con enseñar a un hombre una especialidad. Aunque esto pueda convertirle en una especie de maquina útil, de otro modo, con la especialización de sus conocimientos más parecerá un perro bien adiestrado que una persona armoniosamente desarrollada"

Como lo menciona Delors (1996) los valores no son una disciplina independiente de los contenidos o habilidades que buscamos en nuestras asignaturas propias, sino un enfoque transversal que tiene que ver con el “aprender a ser” y el “aprender a vivir juntos”.

La educación por tanto, no solo involucra los aprendizajes cognitivos, sino también la parte afectiva y moral del hombre, para que pueda aprender a convivir en sociedad, lo anterior se sustenta, tal como señalan Barba (1997), Payá (1997) y Latapí (2003) en los componentes valorales del sujeto (cognitivo, afectivo y conductual) y que hacen ver, la importancia de la educación en valores.

Por el contrario, la falta de valores recae en una serie de problemáticas que afectan especialmente a los adolescentes, y que demuestran la gran necesidad de buscar estrategias y soluciones que integren al estudiante a cambiar estas prácticas negativas. En su publicación, Rosemary Rizo Patrón (1988)[1] señala las siguientes realidades de la sociedad a causa de la crisis de valores:

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