ANTI-MARXISMO LATINOAMERICANO: EL CASO DE HERNÁN FAIR
Enviado por Manuela Girón • 5 de Septiembre de 2017 • Ensayo • 2.660 Palabras (11 Páginas) • 213 Visitas
ANTI-MARXISMO LATINOAMERICANO: EL CASO DE HERNÁN FAIR
LATIN AMERICAN ANTI-MARXISM: THE CASE OF HERNÁN FAIR
Roy Alfaro Vargas
The philosophers have only interpreted the world, in various ways; the point is to change it.
Karl Marx (2000: 173)
RESUMEN
Este artículo es el producto de una reacción contra el anti-marxismo latinoamericano, especialmente contra la posición de Hernán Fair, quien arremete contra el marxismo desde una perspectiva que reproduce algunos estereotipos del periodo de la Guerra Fría. Asimismo, se critica la argumentación de Fair al considerarla altamente contradictoria y ligada a los intereses del actual neoliberalismo. Dentro del proceso de la crítica particular, se pasa a una crítica de las tendencias postmodernas y postestructuralistas, que nublan la visión sobre el verdadero compromiso de los intelectuales latinoamericanos y que implican asumir autores como Lacan, Derrida, entre otros, de manera poco reflexiva.
PALABRAS CLAVE: MARXISMO * ANTI-MARXISMO * POSTESTRUCTURALISMO *POSTMODERNIDAD * POSTMARXISMO
ABSTRACT
This article is the product of a reaction against Latin American anti-marxism, especially against Hernán Fair’s position, which attacks marxism from a perspective that reproduces some stereotypes of the period of Cold War. Also, I criticize the argumentation of Hernán Fair for considering it highly contradictory and linked to the interests of neoliberalism. In this process of criticizing Fair’s position, I argue against the postmodern and oststructuralist trends that hide the vision of truly compromise from the Latin American intellectuals and imply to assume authors as Lacan, Derrida, etc., in an unthoughtful way.
KEYWORD: MARXISM * ANTI-MARXISM *POSTSTRUCTURALISM * POSTMODERNITY *POSTMARXISM
INTRODUCCIÓN
¡El marxismo ha muerto! ¡El fin de la historia ya llegó! Con la caída del capitalismo burocrático y la simbólica demolición del Muro de Berlín, la burguesía intelectual del Primer Mundo y la petite bourgeosie periférica (cada vez más unida al capital transnacional) corrían a celebrar su recién estrenada eternización. Suponían que el poder sería de ellos persécula seculórum.
Así, los cuatro jinetes del Apocalipsis (Margaret Thatcher, Ronald Reagan, François Mitterrand y Mihail Gorbachov) montados sobre la ideología neoliberal y postmoderna, cabalgaban hacia lo que pretendían ellos, era el reino eterno del libre comercio. El reino de la luz nomocrática, donde todos podrían concurrir en el gran mercado global, donde la libertad del consumidor borraba del mapa al sujeto cognoscente, donde lo estético aplastaba la gnoseología y donde lo óntico (particular) anulaba, en la discontinuidad nietzscheana, cualquier ontología (de lo) posible. Mientras tanto, el judeo-cristianismo vendía a su dios y a sus fieles al mejor patrón.
La razón dejaba en este proceso, su espacio a la emoción (recordemos un claro ejemplo, la teoría de las inteligencias múltiples), el conocimiento del mundo, al autismo identitario; la continuidad cedía a lo discontinuo (el espacio absorbía el tiempo), la Differenz hegeliana se vestía pobremente como différance 1 y el cuerpo (foco de la estrategia hedonista del consumismo) devenía el espacio probatorio, donde “mi” verdad explotaba en un baño de endomorfinas.
El sujeto devino deseo, es decir, pene y vagina.
La racionalidad burguesa, a falta de un supuesto rival político, se convirtió metonímicamente en la razón par excellence. La ciencia, la tecnología y el conocimiento, en la versión burguesa, se satanizaron y con ello, todo lo racional. Se confundió de hecho, la racionalidad burguesa (la lógica del mercado que no mide las consecuencias) con la facultad de razonar que define al ser humano.
El animal del capitalismo ya no quería seres humanos, sino solamente animales libidinosos que (se) consumieran. Desde los años cincuenta del siglo
XX, este animal se olvidó de producir y se enfocó en el consumir. La socialización se abocó a construir estructuras histéricas.
Sin embargo, a partir de los años 70 del siglo pasado, la Edad de Oro del capitalismo se desvaneció en el aire. Inflación, desempleo, violencia, bajo crecimiento económico, etc. Fueron parte del diagnóstico de una enfermedad terminal: el capital ya no podría crecer y poco a poco, como todo sistema entrópico, este sería presa de Hades.
Hoy, a inicios del siglo XXI, este animal ya dio síntomas de una crisis sistémica. Sus órganos económicos ya no metabolizan el circuito de circulación-reproducción del capital y su sistema político se ha vuelto autoinmune (la democracia burguesa demuestra con fraudes electorales, asesinatos, corrupción y una completa intolerancia contra el pensamiento no burgués; que ya no hay reacción posible dentro del sistema capitalista).
A lo único que ha atinado este agonizante sistema, es a pregonar que el marxismo está muerto, porque el capital mismo sabe que sus mismas enfermizas y decadentes condiciones, son la energía que alimenta la superación del capitalismo propuesta por Marx.
Por todo lo anterior, se hace fundamental, en el contexto latinoamericano, comprender los verdaderos alcances del marxismo, los cuales se han tergiversado o simplemente, se han cambiado por una serie de clichés anti-marxistas, como en el texto de Fair (2010a) titulado “El debate político entre los enfoques marxistas, posmarxistas y posmodernos”, publicado en la revista La Lámpara de Diógenes (México).
Ahora se procederá, en otro orden de cosas, a establecer cuál es la concepción del marxismo que maneja Fair, para luego, señalar cuáles son los fallos de tal planteamiento, dentro de un esfuerzo por determinar algunas contradicciones que se evidencian en el artículo mencionado anteriormente.
- EL MARXISMO SEGÚN HERNÁN FAIR
Fair parte “de la base, junto con Marx, que toda acción implica necesariamente la necesidad de transformación radical de la sociedad” (2010a: 237). No obstante, el subsecuente desarrollo del artículo de Fair, muestra que ni se está con Marx, ni se busca una transformación radical de la sociedad. Esto es evidente cuando en la nota número uno, Fair indica que:
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