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Enviado por Caro09992015 • 28 de Febrero de 2015 • 2.740 Palabras (11 Páginas) • 255 Visitas
Introducción:
El libro trata de una familia, Jesús Sánchez el padre, y sus cuatro hijos: Manuel, Roberto, Consuelo y Marta. Es una familia pobre que vive en uno de los barrios más bajos en el centro de la cuidad y que atraviesa por un constante cambio social y económico.
En el principio de las ciencias sociales el trabajo de registrar los efectos de la
industrialización que va a cargo de sus novelistas, dramaturgos y periodistas.
Ahora en el proceso de cambio tiene un lugar entre los países menos desarrollados.
Los antropólogos, tradicionalmente los voceros dedican cada vez más sus energías a las grandes masas campesinas y urbanas. Para los que piensan que los pobres que no tienen cultura.
Notablemente en las vecindades de la ciudad de México consideramos la situación de los barrios bajos como unas faces de transición, o temporales de un cambio cultural drástico, me parece que la cultura de la pobreza tiene algunas características universales que trascienden las diferencias regionales, rurales-urbanas y hasta nacionales.
En México la cultura de la pobreza incluye por lo menos la tercera parte, ubicada en la parte más baja de la escala de la población rural y urbana.
Si se aceptara lo que he esbozado brevemente como el aspecto psicológico básico de la cultura de la pobreza, puede ser más importante ofrecer a los pobres de los distintos países del mundo una auténtica ideología revolucionaria que la promesa de bienes materiales o de una rápida elevación en el nivel de vida.
Deberían de estar preparados para cualquier tipo de trastorno social.
Los hijos de Sánchez
El libro de Los hijos de Sánchez, en el están, Jesús Sánchez el padre, y sus cuatro hijos: Manuel, Roberto, Consuelo y Marta. Es una familia pobre que vive en uno de los barrios más bajos en el centro de la cuidad y que atraviesa por un constante cambio social y económico.
En el principio de las ciencias sociales el trabajo de registrar los efectos de la
industrialización que es la que va a cargo de sus novelistas, dramaturgos y periodistas. Ahora en el proceso de cambio tiene un lugar entre los países menos desarrollados.
Los antropólogos son tradicionalmente los voceros dedican cada vez más todas sus energías a las grandes masas campesinas y urbanas. Para los que piensan que los pobres que no tienen ninguna cultura.
Notablemente en las vecindades de la ciudad de México consideramos la situación de los barrios bajos como unas faces de transición, o temporales de un cambio cultural drástico, me parece que la cultura de la pobreza tiene algunas características universales que trascienden las diferencias regionales, rurales-urbanas y hasta nacionales.
En México la cultura de la pobreza incluye casi lo menos de la tercera parte, que está ubicada en la parte más baja de la escala de la población rural y urbana.
Las más de mil millones de personas en setenta y cinco naciones de Asia, África, América Latina y Cercano Oriente tienen un ingreso pro-medio por persona de menos de 200 dólares anuales, en comparación con los más de 2 000, que privan en los Estados Unidos.
El concepto de una cultura de la pobreza puede parecer o ser una contradicción y la intención no es esa.
En el uso antropológico el término cultura supone, que es un patrón de vida que pasa de generación en generación. Al aplicar este concepto de cultura a la comprensión de la pobreza, quiero atraer la atención hacia el hecho de que la pobreza en las naciones modernas no es sólo un estado de privación económica, de desorganización, o de ausencia de algo. Es también algo positivo en el sentido de que tiene una estructura, una disposición razonada y mecanismos de defensa sin los cuales los pobres difícilmente podrían seguir adelante con su vida económica. La cultura de la pobreza tiene sus modalidades propias y sus propias consecuencias distintivas de orden social y psicológico para sus miembros. Es un factor dinámico que afecta la participación en la cultura nacional más amplia y se convierte en una subcultura por sí misma.
Varios de los pueblos tienen una cultura muy integrada, satisfactoria y autosuficiente en sí mismos. Tampoco la cultura de la pobreza es sinónimo de clase trabajadora, proletariado o campesinado, conglomerados que varían mucho en cuanto a situación económica en el mundo.
La cultura o la subcultura de la pobreza es la que nace en una diversidad de contextos históricos.
La cultura de la pobreza en México es una cultura provincial y también es orientada localmente, no permanece mucho tiempo. Sus miembros sólo están parcialmente integrados en las instituciones nacionales y son gente marginal aun cuando vivan en el corazón de una gran ciudad.
En México los pobres son los que sufren más, ellos no cuentan con muchos recursos para la educación y son analfabetas (no saben leer ni escribir). Ellos no pertenecen a sindicatos obreros, ni mucho menos miembros de algún partido político y casi no participan en nada, por falta de conocimiento académico.
Lo que más caracteriza la cultura de la pobreza son varios casos como: la lucha constante por la vida, periodos de desocupación y de subocupación, bajos salarios (les pagan muy poco a los trabajadores), una diversidad de ocupaciones no calificadas, trabajo infantil, ausencia de ahorros, se sufre mucho de escasez de dinero más que nada en efectivo, ausencia de reservas alimenticias en casa, el sistema de hacer compras frecuentes de pequeñas cantidades de productos alimenticios muchas veces al día a medida que se necesitan, el empeñar prendas personales, el pedir prestado a prestamistas locales a tasas usurarias de interés, servicios crediticios espontáneos e informales podrían ser tandas que son organizadas por vecinos, y el uso de ropas y muebles de segunda mano (que son utilizados dos veces, son más económicos).
Los que viven dentro de una cultura sumamente pobre tienen un fuerte sentido de marginalidad, de abandono, de dependencia, de no pertenecer a nada. Son como extranjeros en su propio país, convencidos de que las instituciones existentes no sirven a sus intereses y necesidades. Al lado de este sentimiento de impotencia hay un difundido sentimiento de inferioridad,
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