Anticivismo En Transmilenio
Enviado por rubyalrogo • 26 de Junio de 2014 • 932 Palabras (4 Páginas) • 231 Visitas
Si usted es un bogotano asalariado, que tiene que levantarse muy temprano para llegar a su destino, que no ha podido comprar carro y casi siempre tiene que subirse a buses llenos o al TransMilenio en horas pico; esta nota es para usted. El TransMileno no resolvió el problema del transporte en Bogotá y se convirtió en otro elefante blanco.
A pesar de la implementación del Sistema de TransMilenio en la Capital de la República, el caos vehicular, parece no tener fin. Los trancones no cesan, aún existen barrios en donde no llegan alimentadores, ni existen otras rutas de transporte público cercanas.
En ocasiones, los bogotanos tienen que caminar largos trayectos para conseguir transporte o esperar varios minutos. En el caso concreto del TransMilenio las horas pico son un caos. Los buses repletos de gente en franca competencia para buscar un pequeño rincón, con tal de que lo lleve. En muchas de esas competencias se atascan sacos, bolsos y hasta brazos.
Cuando ya han pasado las horas pico baja el ritmo de gente, pero también la frecuencia de los buses del sistema y ni se diga de los alimentadores, pasan hasta 15 minutos esperando a que pasen. Ni hablar de los conductores que al principio muy decentes, pero ahora pueden competir con los del transporte público tradicional.
Pero ojo, que no es lo mismo tomar transporte para una persona que vive en el Nuevo Chile de la Localidad de Bosa, a una que vive en la Ochenta o en Álamos. Aunque no lo crean existen zonas de Bogotá en donde aún no llegan los alimentadores, o para poder tomar uno deberán caminar trayectos de 15 o 20 minutos, como es el caso de algunos barrios aledaños a la Autopista Sur, motivo por el cual la gente prefiere tomar los tradicionales colectivos, busetas o buses.
Mientras algunos optan por el tradicional o se ven obligados a tomar el TransMilenio, otros eligen usar la bicicleta. Sin embargo, son muchos los bogotanos que usan el transporte tradicional, no obstante sus muchos problemas, entre los cuales están: la falta de respeto por el pasajero. Casi siempre los ciudadanos se ven obligados a correr tras los buses o colectivos, ya que no hay paraderos definidos. Generalmente los buses de transporte público tradicionales se llenan casi hasta el techo, pero el conductor en su afán de recoger más pasajeros, sólo atina a decir: “Corran pa´tras, que ahí hay más espacio”.
Las jaulas en que se han convertido las cabinas de los conductores, que inicialmente se hicieron para protegerse de los atracos en varios sectores de la ciudad, hoy se han convertido en una pared de aislamiento entre éste y los pasajeros. El conductor recibe el dinero del pasaje por un pequeño orificio existente en la cabina. Como no se escucha, sólo le hace señas al pasajero con las manos para cualquier pregunta.
No se alcanza a sentar el pasajero, sean mujeres embarazadas, o con
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