Antropología - Identidad - Conceptos

-Antropología-

-Identidad-

Dado que, la identidad es el resultado de una construcción social, participa de la complejidad de lo social. Querer reducir cada identidad cultural a una definición simple, es no tener en cuenta la heterogeneidad de todo grupo social. Lo característico de la identidad es, más bien, su carácter fluctuante, que se presta a numerosas interpretaciones. Por este hecho, es ardua tarea definir la identidad.

La identidad es una construcción que se elabora en una relación que opone un grupo a los otros con los cuales entra en contacto.

Para la psicología social, la identidad es una herramienta que permite pensar la articulación de lo psicológico y de lo social en el individuo. Expresa la resultante de las diversas interacciones entre el individuo y su entorno social.

-Criterio de normalidad-

La identidad remite a una norma de pertenencia, necesariamente consciente porque está basada en oposiciones simbólicas. En relación a esta norma, se puede hablar de un “criterio de normalidad”. Dicho criterio, tiene relación con el Estado moderno. Dicha entidad tiende a la monoidentificación, ya sea porque no reconoce más que una identidad cultural para definir una identidad nacional, o ya sea que, aunque admite cierto pluralismo cultural, define una identidad de referencia, la única verdaderamente legítima.

En muchas ocasiones, las relaciones entre los grupos de contacto se organizan de manera de mantener una diferencia. A veces, implican incluso una acentuación de esta diferencia, por medio de la defensa (simbólica) de las fronteras identitarias.

Sin embargo, estas “fronteras” no son inmutables. Para Fredrik Barth, toda frontera es concebida como una demarcación social que puede ser constantemente renovada en los intercambios. Todo cambio en la situación social, económica o política puede producir desplazamientos de dichas fronteras. El mismo criterio puede, materializándose en un elemento simbólico por sí mismo, ser caracterizado como un “muro”, delimitando identidades y separando grupos. El estudio de estos desplazamientos es necesario si se quieren explicar variaciones de la identidad.

-Identificación-

La identificación puede funcionar como afirmación o como asignación de identidad. La identidad es siempre un compromiso, una negociación, entre una “autoidentidad”, definida por sí misma, y una “heteroidentidad” o “exoidentidad”, definida por los otros.

De acuerdo a la situación relacional, es decir, la relación de fuerza entre los grupos de contacto –que puede ser una relación de fuerzas simbólicas-, la autoidentidad tendrá más o menos legitimidad que la heteroidentidad. Esta última, en una situación de dominación, se traduce en la estigmatización de los grupos minoritarios. En muchos casos, se arriba a lo que se denomina “identidad negativa”, toda vez que la idealización respecto a tal grupo dominado sea, justamente, negativa.

Todo el esfuerzo de los grupos minoritarios consiste en no tanto reapropiarse de una identidad –a menudo concedida por el grupo dominante– sino en volver a apropiarse de los medios para definir por sí mismos, según criterios propios, su identidad. Se trata de transformar la heteroidentidad, en identidad positiva.

En relación a la “Ley N° 26.657 - Derecho a la Protección de la Salud Mental”, la misma regla las relaciones entre aquel grupo que –-de acuerdo a lo “institucionalizado” en nuestras costumbres– “tiene problemas” y aquellos que “no”. Citando el Artículo 1° de la misma, queda explícito su fin: “ (…) tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional (…)”.

-Monoidentificación-

Retomando el concepto de “monoidentificación”, y la idea de “una identidad de referencia, impuesta

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