Articulo 328 resumen

Artículo 328:

“No hay crimen ni delito, cuando el homicidio, las heridas y los golpes se infieran por la necesidad actual de la legítima defensa de sí mismo o de otro”.

Nociones Históricas y Fundamentales

Derecho Romano y el Antiguo Derecho Francés.

La legítima defensa es connatural al hombre, debido a eso los antiguos jurisconsultos romanos la consideraron de derecho natural como lo expreso Marco Tulio Cicerón en el pasaje del Pro Milone que en la máxima quinta reproduce Bacon repitiendo lo antes dicho por Gayo  y lo consignado en la Lex Aquilia: “ Es de derecho Natural defenderse del enemigo”.

        Según Cicerón la legítima defensa “es una ley sagrada, ley no escrita, que nace con el hombre; ley anterior a todos los legistas, a la tradición, a todos los libros y que la naturaleza nos ofrece grabada en su código inmortal de donde la hemos extraído; Ley menos estudiada que sentida… en el peligro inminente preparado por la astucia o la violencia, bajo el puñal de la codicia o del odio, todo medio de salvación es legitimo”.

El principio la legítima defensa se establecía en la Ley de las 12 Tablas de la siguiente manera: “Impunemente se puede dar muerte al bandolero armado o sin armas; de día al bandolero armado”.

Para los germanos la legítima defensa era un derecho anticipado de venganza. Luego por la influencia del cristianismo este derecho se convirtió en una necesidad de donde brota su impunidad.

En la antigua Francia, no eran los jueces, quienes debían absolver al acusado que se había defendido legítimamente, era el mismo rey quien decidía si era legítima defensa y quien lo absolvía de su sentencia.          

        Se consagró la legítima defensa por un legislador francés de la época revolucionara como un derecho establecido en el código de 1791 de la siguiente manera: “en caso de homicidio legitimo, no hay crimen y no hay lugar a que se pronuncie ninguna pena e incluso ninguna condenación civil”.

Fundamento de la Legítima Defensa

        La opinión de Puffendorf es citada por los criminalistas la cual es seguida en Italia por Carmignani según la cual es el fundamento de la legítima defensa hay que buscarla en el constreñimiento. Algunos objetan que deba descartarse esta idea del constreñimiento, porque muchas veces el agente debe decidir si salvar su vida o sacrificar la del otro, lo cual revela que conservo su libertad moral. Aparte, los críticos que no aceptan el principio de Puffendorf observan que si se acepta el constreñimiento, se debería admitir la legítima defensa en todas las ocasiones que el agente haya sufrido constreñimiento, sin importarle si hay o no justicia de la agresión.

        Existen en Alemania, aparte de la opinión de Puffendorf, formuladas otras teorías sobre el fundamento de la legítima defensa. Por ejemplo para Fitche: “La defensa legítima esta fuera de la esfera del derecho”.

 Hegel fija el fundamento de la legítima defensa en “la falta de injusticia”, la agresión es la negación del derecho y la defensa es la negación de esta negación, es decir la afirmación del derecho.

Según Meyer, el fundamento se encuentra en la necesidad de retribuir el mal con el mal: lo que es una compensación por anticipada debida a la injusticia de la agresión.

Según Von Buri, Hay una colisión de derechos en la legítima defensa y se debe sacrificar al menos valioso que es el del agresor, disminuido precisamente por la agresión.

Otras Doctrinas

        Según lo dicho por Carrara en su discurso de instalación de derecho criminal, el derecho de castigar cesa en caso de defensa legítima y que se debe recordar que la defensa pública se ha organizado para suplir las insuficiencias de la defensa privada.

        Los criminalistas franceses entienden que la defensa legítima contribuye a salvaguardar los intereses legítimamente protegidos.

        Los positivistas afirman que la defensa legítima no es más que una reacción normal de la persona y del carácter antisocial del acto dirigido contra ella, esta denota la peligrosidad del agente, lo cual es suficiente para lograr indicar que la persona atacada no es peligrosa, por lo tanto, no se debe aplicar sanción penal.              

        Según Ihering, La legítima defensa no es un derecho, es un deber. Hay muchas teorías que se fundamentan en la necesidad social como idea fundamental.

        El profesor Luis Jiménez de Asúa dice: “La legítima defensa tiene, pues, su base en la preponderancia de intereses, puesto que es preferible el bien del juicio del agredido al interés bastardo del agresor… más concretamente podríamos decir que la legítima defensa es un derecho de necesidad. Berner con su gran sabiduría así lo afirmó con su gran sabiduría filosófica, y así por igual lo expuso el profesor Mendoza.

        Según Emile Garçon, el fundamento de la legítima defensa hay que buscarlo en el hecho de que la sociedad, cesa de castigar, porque su interés real no lo exige. Además agrega que estando la sociedad instituida para proteger al individuo, no debe impedirle que él se asegure por sí mismo su persona, cuando ella se encuentre en la imposibilidad de defenderla.

        Encontramos en la doctrina Dominicana la opinión del profesor Leoncio Ramos el cual expone de la siguiente manera el fundamento de legítima defensa:

“Para que un acto sea jurídico, debe tener su origen o respaldo en un derecho, el cual es en nuestro caso el de defenderse a sí mismo, o defender otro bien jurídico injustamente amenazado, con lo cual se provee a la defensa de los intereses sociales o bienes jurídicos protegidos por la norma, pero no a quienes se oponen a su violación.

        Sin decidirnos con exclusividad por alguna de estas doctrinas, ya que todas contienen parte de verdad y que hemos querido citar solamente con fines de ilustración, pasamos ahora al estudio de las condiciones exigidas para que se pueda acoger la legítima defensa.

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