CLASE AMPHIBIA
Enviado por camaleao • 24 de Septiembre de 2012 • Informe • 5.267 Palabras (22 Páginas) • 607 Visitas
ANFIBIOS
CLASE AMPHIBIA
ORIGEN Y EVOLUCIÓN.
Los anfibios se originaron de un grupo de peces óseos (sarcopterigios) durante el período Devónico (hace más de 350 millones de años). Fueron los primeros tetrápodos, un grupo monofilético integrado por animales que desarrollaron miembros locomotores y perfeccionaron la respiración pulmonar para poder conquistar el medio terrestre
Figura 1. Esqueleto de Acanthostega uno de los primeros anfibios conocidos.
La condición tetrápoda trajo diversas innovaciones. En primer lugar, el desarrollo de una locomoción terrestre, favoreció la aparición de miembros locomotores y cinturas (pectoral y pélvica), que permitieron la articulación de éstos con el tronco. Se observan también modificaciones en el esqueleto pectoral, donde se pierden elementos óseos y surgen nuevas osificaciones. A nivel del esqueleto axial aparecieron las costillas, entre cuyas funciones se encuentra la de brindar sostén a la musculatura que soporta a los órganos. A nivel del cráneo también se observan modificaciones importantes, como la aparición de la escotadura ótica, la reducción del número de elementos óseos en el techo de la región olfativa (nasales) y la compactación de la parte posterior del cráneo.
Los primeros anfibios eran animales de cuerpo pesado que pertenecían al grupo de los Laberintodontos. Sus principales características eran la presencia de dientes cuyas superficies oclusales tenían complicados diseños y una columna vertebral conformada por vértebras aspidospóndilas (condición en la cual los centros y las espinas están anatómicamente separados).
La radiación de los anfibios ocurrió durante el período Carbonífero, momento en el cual convivían los Laberintodontos con los Lepospóndilos. Estos dos grupos no tienen representantes actuales y todos los anfibios actuales (y algunos extintos), pertenecen al grupo de los Lisanfibios, caracterizados por su piel delgada y lisa.
Los anfibios vivientes se agrupan en tres órdenes (Fig. 2); los Urodelos (salamandras, axolotes, tritones), los Gimnofionas (cecilias, animales fosoriales carentes de miembros locomotores) y los Anuros (ranas y sapos). En nuestro país, habitan en estado silvestre 48 especies de Anuros (los mejor representados), una sola especie de Gimnofionas y ninguna especie de Urodelo.
Figura 2. Representantes de los tres órdenes de anfibios vivientes: A. Anura (Phyllomedusa sp.), B. Urodela (Hydromantes sp.) y C. Gymnophiona (Gymnopis sp.). Escala – 1cm. Modificado de Zuget al (2001).
DIAGNOSIS
Las especies vivientes poseen las siguientes características:
1. Gnatostomados.
2. Piel desnuda (en general cubierta de glándulas mucosas que dan al animal un aspecto lustroso). Algunas especies poseen osteodermos.
3. Cráneo osificado en la etapa adulta.
4. Plan general de los miembros posteriores pentadáctilo.
5. Corazón del adulto con tres cavidades y el de la larva con dos.
6. Poecilotermos ectotermos (no tienen la capacidad de regular su temperatura interna, la cual fluctúa en función a las variaciones del medio).
El término "anfibio" significa "doble vida". Hace referencia a una de las cualidades más características del grupo, pues la mayoría de las especies posee larvas acuáticas (respiración por branquias, carencia de miembros locomotores) mientras que los adultos son, en general, terrestres (respiran por pulmones y tienen patas). La metamorfosis es el conjunto de cambios morfológicos y funcionales que ocurren en el cuerpo del animal, durante la transición desde la larva al adulto.
PIEL, GLÁNDULAS Y FANERAS
Desde un punto de vista estructural la piel de los anfibios consta de una capa dérmica y una epidermis. La primera es pluriestratificada y contiene glándulas y la segunda posee tres capas: una monocapa germinativa, un delgado epitelio de transición y una capa córnea. Los anfibios mudan la piel periódicamente, aunque es muy difícil hallar sus mudas debido a que suelen ser ingeridas por el propio individuo.
En función a su estructura se distinguen tres tipos de glándulas: alveolares, tubulares y unicelulares. Las glándulas alveolares se localizan en casi todo el cuerpo y son de dos tipos, las mucosas (humedecen la piel, ayudan a la excreción, enfrían por evaporación) y las venenosas (producen secreciones tóxicas que actúan, en general, sobre el sistema nervioso de potenciales depredadores). Las glándulas tubulares, se localizan en el hocico y tienen como función la limpieza de las fosas nasales. Las glándulas unicelulares, están presentes en los renacuajos, y secretan una sustancia que digiere la cubierta gelatinosa del huevo durante la eclosión. La piel de los anfibios posee cromatóforos que dan los diferentes colores.
Desde el punto de vista funcional, la piel es una estructura intermedia entre la de los animales terrestres y los acuáticos. No sólo cumple la función de protección que la caracteriza en toda la escala zoológica, sino que también interviene en el intercambio gaseoso (respiración) complementando o sustituyendo la función de los pulmones. Para realizar esta función de un modo más eficaz, las glándulas mucosas lubrican la piel, para mantenerla húmeda y favorecer el intercambio. Además de las glándulas mucosas, la piel posee glándulas secretoras de sustancias que son usadas para defensa (alcaloides, péptidos, aminas, esteroides). Son aquellas con aspecto de "verrugas" que se ven en los sapos (e.g., bufónidos). En algunas especies estas formaciones se agrupan formando macizos glandulares: las glándulas paratoides (detrás de la cabeza) y las paracnémicas (en las patas de algunos sapos). En la mayoría de los Anuros, los machos poseen callos nupciales, que consisten en cornificaciones de las manos, cuya función es asegurar a la hembra durante el amplexo o abrazo nupcial
SISTEMAS DE SOSTÉN
El cráneo de los Gimnofionas y Urodelos, se presenta como una estructura compacta, que recuerda en gran medida al cráneo primitivo de los primeros anfibios que “saltaron” al medio terrestre. Sin embargo en los Anuros, el cráneo presenta una notoria reducción, transformándose en un conjunto de “barras óseas”, que dan a este complejo óseo un aspecto de “vacío” (Fig. 4).
Sin embargo, en la mayoría de las especies se observa hueso, de origen dérmico, que cubre las barras óseas. El cráneo articula con la primera vértebra a través de dos cóndilos occipitales. Los anfibios carecen de paladar secundario y el cielo de la boca está principalmente constituido por un hueso denominado parasfenoides. Las coanas (apertura interna de los orificios nasales) se abren a la boca por delante de los huesos palatinos.
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