CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO HUMANO EN EL CURRÍCULO.
Enviado por fatima1951 • 18 de Septiembre de 2012 • 1.818 Palabras (8 Páginas) • 880 Visitas
CONCEPCIÓN DEL DESARROLLO HUMANO EN EL CURRÍCULO.
En las últimas décadas el término desarrollo humano ha sido utilizado en variados discursos con reinterpretaciones acordes a los intereses particulares y disciplinares de quienes lo asumen, evolucionando su concepción desde la interpretación que identificaba el bienestar de un país desde la perspectiva económica, manejándose la convicción de que los incrementos en el PIB per capita sostenibles eran suficientes para disminuir la pobreza, hasta que Amartya Sen ubica el bienestar de los ciudadanos como principal objetivo de las políticas de desarrollo, no sólo asociadas a los niveles de ingreso sino al desarrollo de las personas; convirtiéndose así en un concepto más integral y sistémico, comenzando a enfatizarse en la importancia de la distribución de los beneficios, la acumulación del capital humano por encima del físico y financiero; la relación entre bienestar social y mejoramiento de la calidad humana.
Con los diversos avances conceptuales, el término de desarrollo humano impregna al sector educativo con una visión amplia de la persona, en un intento de comprender los nuevos procesos educativos que se generan en las comunidades y valorando al ser humano en toda su magnitud.
Al respecto, Delors plantea que:
En el Desarrollo humano se analizan todas las cuestiones sociales –sean estas el crecimiento económico, el comercio, el empleo, la libertad política o los valores culturales- desde la perspectiva del ser humano... el desarrollo humano es un proceso conducente a la ampliación de las opciones de que disponen las personas, en principio esas opciones pueden ser infinitas y pueden cambiar a lo largo del tiempo” (1997, 302)
Asimismo, el Programa de las Naciones Unidas (PNUD) plantea en el 2000 en su Informe sobre Desarrollo humano, que el propósito del desarrollo consiste en crear una atmósfera en que todos puedan aumentar su capacidad y las oportunidades puedan ampliarse para las generaciones presentes y futuras tales como una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y disfrute de vida decente.
Actualmente, América Latina, y Venezuela no escapa a ello, atraviesa un momento histórico, social, económico y político, cuyas particularidades se acentúan con mayor fuerza en un sector importante de la población, lo cual obliga al educador replantearse su papel en un contexto social cada vez más afligido por los problemas estructurales que vive la población y reflexionar sobre la educación como una opción para salir adelante de la crisis por la cual se atraviesa, lo cual implica cuestionamientos, reflexiones y reconceptualizaciones de su propia concepción reducida a la instrucción, a la información
La educación debe tener como núcleo de su acción a la persona, reconociendo los diversos contextos, tiempos y espacios en los cuales se desarrolla el ser, como también, deberá ser entendida como un proceso cuyo objetivo principal es la formación de personas, como plantea Maturana al señalar que “la educación es un proceso de transformación en la convivencia y lo humano... la tarea de la educación es formar seres humanos para el presente” (1998, 119) y refrendado en este sentido por Rafael Flórez (1996, 102) cuando afirma que “la educación es un proceso social intersubjetivo, que no solo socializa a los individuos sino que también rescata en ellos lo más valioso, aptitudes creativas e innovadoras, las humaniza y potencia como persona”
El desarrollo humano es un proceso de construcción del sujeto mediante el cual las personas pueden llegar a construirse y a formarse como tales, tanto en los aspectos que los hacen diferentes, como en los que los hacen miembros de un colectivo, mediante la apropiación y recreación de su desarrollo histórico, social y cultural.
Igualmente, el desarrollo humano tal como lo expresa el profesor Ricardo Delgado es “ un proceso complejo en permanente transformación; que está constituido y mediado por una complejidad de dimensiones... donde se reconocen tres dimensiones constitutivas, como son la social, la cultural y la personal “ (2006).
La dimensión social, regula de manera explícita o implícita las normas y reglas que permiten al ser humano interactuar con él y con los otros en un ambiente de convivencia. La dimensión cultural permite al ser humano crear y recrear su identidad a través de los múltiples significados y de la compleja red de relaciones con las que a diario interactúa. Por último, la dimensión personal está relacionada con las características particulares de la persona que la hacen diferente y que le posibilitan su autonomía, pero que a la vez le permiten la convivencia y el actuar en la sociedad.
Lo educativo se ha enmarcado en un ámbito que permite tener un sentido más humanizador al propuesto y vivido por décadas cargado por relaciones de verticalidad, autoritarismo, homogenización, tradición en sus métodos y formas de acceder al conocimiento. Es por ello que el desarrollo humano se convierte en propósito de la educación, busca de manera articulada y trascendental el proceso de construcción de la persona como tal, de la reivindicación de su condición como humana, como aspecto que es inherente al ser, pero que debe ser alimentada, aprendida, auspiciada; como diría Morín “la educación del futuro deberá ser una enseñanza primera, universal, centrada en la condición humana” (Morin, 2001, 49).
Los procesos educativos en la sociedad han tenido diversos cambios de acuerdo al momento histórico vivido y a los requerimientos económicos, políticos y sociales previstos, ejerciendo una influencia directa en la forma cómo se organizan y estructuran los fundamentos sobre los que se sustentarán las propuestas educativas, pasando por un ideal de educación moral, educación integral, educación en valores, pero todas ellas con una mirada desde el desarrollo humano.
Al considerar el desarrollo humano, el proceso educativo debe redimensionar los procesos formativos en sus diversos espacios y contextos, como el reconocimiento de la persona en su ser, en su sentir, actuar, pensar y compartir, de tal manera que permita al individuo formarse en los cuatro pilares fundamentales que plantea Jacques Delors (1997): aprender
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