¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA ESCUELA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CÁTEDRA DE LA PAZ?

¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA ESCUELA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CÁTEDRA DE LA PAZ?

Al realizar una lectura de la  realidad colombiana es evidente la crisis y coyuntura social y política actual del país. Durante, muchos años los colombianos han estado sumergidos en conflicto y violencia continua^[1].

Si bien ahora son excepcionales las desapariciones forzadas, la tortura sistemática y la suspensión de los derechos civiles y políticos, las violaciones de derechos humanos fundamentales y la impunidad continúan presentes. La violencia y la criminalidad y con ellas la inseguridad ciudadana, han aumentado. Los niveles de insatisfacción popular con el funcionamiento de los gobiernos democráticamente elegidos van en aumento. La discriminación sigue siendo un signo preocupante de nuestras sociedades y la pobreza y la desigualdad continúan creciendo. (IIDH, 2003, p.5)

Sin embargó, hasta hace unos meses parecía interminable específicamente la guerra y el conflicto en Colombia. Pero, una pequeña luz apareció en ese camino de violencia con el proceso de paz. Por lo tanto, el propósito de este escrito es explicar cuál es el papel de la escuela en la construcción de una cátedra de  la paz.

Para empezar, desde hace más de una década en la instituciones educativas se evidencia una preocupación enorme por reformar los currículos en busca de una eficiencia y competitividad intelectual y de conocimientos en los estudiantes, dejando en el olvido la formación desde los valores, desde la sensibilización y concienciación de la realidad que se vive a diario en la sociedad; esto ha generado una problemática y dicotomía entre la formación científico-técnica, y la formación humanista, considerando que sólo la primera es funcional para la productividad económica y social, mientras que la segunda puede resultar un gasto público innecesario y difícil de sostener (Cf . Nussbaum, 2010, p. 26ss; Tuvilla, 2003; Gutmann, 2001). Por lo tanto, creemos que es hora de que las escuelas o instituciones educativas den una mirada a la importancia de formar sujetos desde la visión  humanista, ya que la realidad colombiana pide a gritos ciudadanos reflexivos, conscientes, portadores de paz y reconciliación que ayuden a sanar las heridas que durante tantos años han dejado los conflictos y violencia en el país. Ahora bien, hay un espacio en donde todo debería confluir para que haya paz, este es la escuela. Es el escenario de los rencuentros, donde se generan nuevos imaginarios, lugar en donde la diferencia  no se lleva a un señalamiento, donde la resolución de los conflictos se hace de manera no violenta  y se respetan los derechos de todos. Por lo anterior, el gobierno ha planteado estrategias que ayuden a la construcción de la paz desde las instituciones educativas.  

La Educación para la Paz que fomentan las instituciones educativas colombianas, han tratado de profundizar cada vez más en la posibilidad de dotar al alumnado de herramientas para la resolución no violenta de los conflictos. Por tal razón, la concepción de paz debe superar aquellas visiones y posturas que la entienden como un estado de ausencia total de guerra o conflictos , y propender por una perspectiva alternativa encaminada a la intervención eficaz basada en el aprendizaje y análisis de las situaciones conflictivas, orientada al descubrimiento de su complejidad y multidimensionalidad, cuyo objetivo será favorecer el encuentro de salidas no violentas y consolidar escenarios educativos de construcción de cultura de paz.( Areiza, 2014, p.319)  Sobre esta base, se presentan dos puntos clave que ayudarán  en la construcción de esa paz en la escuela:

Educar  la esperanza

Para formar desde una educación para la paz es necesario dar vía a libre a educar  la esperanza. Esta cultura de violencia, genera incertidumbre e individualismo; en algunos casos resignación y, en el peor de ellos, desesperanza. Y es precisamente luchar contra la desesperanza, y educar la esperanza, lo que constituye una de las tareas centrales de la Educación para la Paz; porque sin esperanza no hay sueños, no hay utopía, ni capacidad de imaginar y construir alternativas presentes y futuras.^[2] Los colombianos, durante años han sido golpeados por conflictos que en algunos casos han generado una conciencia de “todo está perdido” y resignación frente a los difíciles hechos y circunstancias, y hoy después del acuerdo de paz  es necesario formar a los niños y niñas desde la esperanza, aquella que  les fue arrebatada por la guerra.

Educar con enfoque a los derechos humanos

La educación en derechos humanos y para la democracia, tal como lo establecen el Protocolo de San Salvador y una decena de otros instrumentos internacionales, aún no está bien instalada como un componente clave del currículo y de los programas educativos, ni se refleja en los textos y las pedagogías utilizadas en las escuelas públicas, si bien se puede apreciar una tendencia positiva, aunque desigual entre unos países y otros, en dirección a establecer las bases legales de la educación en derechos humanos. Hay más avances en la adopción de compromisos internacionales que en la incorporación de definiciones en el orden constitucional.

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