CUIDEMOS EL AGUA

CUIDEMOS EL AGUA, ES NUESTRA RESPONSABILIDAD...

El agua potable es un recurso natural vital y como lo declara la Organización de las Naciones Unidas, “ES UN DERECHO HUMANO”. Mas de 2500 millones de personas en el mundo (70 millones de latinoamericanos) carecen de ella o no tienen acceso a sistemas básicos de saneamiento, ocasionando mas de 3000 muertes asociadas a enfermedades infecciosas gastrointestinales.

Después de la cumbre mundial de desarrollo sostenible de Johannesburgo, 145 países ratificaron su compromiso de trabajar para cumplir la meta que propone el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), y que será también una prioridad para la Organización Mundial de la Salud: Lograr que hacia el final de la próxima década, la mitad de las poblaciones de los países en desarrollo tengan acceso al agua potable y detener la explotación no sostenible de los recursos hídricos. Vale la pena aclarar que dentro de los puntos prioritarios del plan de acción de la cumbre están: Agua potable y Saneamiento básico, Protección de la biodiversidad, pesca, uso racional de productos químicos y energía entre otros.

Colombia es un país en desarrollo pero privilegiado ya que sólo el 12% de la población está afectada por la falta de sistemas de abastecimiento de agua (1), a pesar de que por nuestra riqueza hídrica natural este porcentaje debería ser cero. Pero la deforestación de las cuencas, la contaminación industrial y doméstica, el mal uso del recurso y la demanda en aumento de servicios domiciliarios en las áreas urbanas, lograrán que, en el mejor de los casos, para el año 2016 un 38% de la población urbana carezca de agua potable y saneamiento básico.

Si en el mundo existe un pacto para que las agencias de las Naciones Unidas, los gobiernos, las ONG y el sector privado, trabajen sobre la forma adecuada de manejar los recursos hídricos y así mejorar la calidad de vida de los seres humanos, Colombia debe y puede trabajar para disminuir ese 12% en lugar de esperar que llegue al 38%.

El agua potable para las ciudades proviene normalmente de fuentes superficiales tales como ríos, lagos, embalses o quebradas; mientras que las zonas rurales generalmente toman el recurso de los acuíferos o aguas subterráneas.

Las aguas superficiales se someten a tratamiento en los acueductos donde se utilizan productos químicos que eliminan la suciedad natural y la carga microbiana causante de enfermedades. Por otra parte, el agua subterránea no suele requerir dichos tratamientos ya que el paso por las diversas capas de la tierra hace que se filtre mejorando su calidad en forma natural; sin embargo, si el agua viaja largas distancias hasta el punto de toma, podría encontrarse con descargas industriales que la contaminen gravemente y por ende ningún tratamiento será, al mismo tiempo, efectivo y económicamente viable. Las empresas de alcantarillado hacen incontables esfuerzos para devolver a los ríos aguas menos contaminadas a través

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