Colorado Springs, por Pablo M. Domínguez
Enviado por pablomdd • 5 de Octubre de 2015 • Apuntes • 2.840 Palabras (12 Páginas) • 120 Visitas
Colorado Springs.
Un cuento por Pablo M. Domínguez
Eran los años subsecuentes a la Primera Guerra Mundial, todo era alegría y algarabía para las grandes ciudades industrializadas de Estados Unidos; pero todavía seguía siendo el mismo país campirano y granjero en la mayoría de las poblaciones a lo largo y ancho de la nación.
La modernidad asolaba a lo viejo: electricidad, automóviles, teléfonos, nuevos y mejores servicios de salud, caminos, trenes más rápidos, calefacción. Pero para Colorado Springs no todo era así.
Colorado Springs, era un pequeño pueblo rodeado por montañas, una pequeña llanura y un gran río –precisamente hermano del río Colorado. Permanecía como un lugar frío, inhóspito y alejado de otras poblaciones, todo por un gran bosque que los rodeaba y representaba su fuente de trabajo, solo después de la agricultura que se practicaba sobre la llanura donde estaba asentada el pueblo.
No contaban con electricidad, buenos caminos, o teléfonos. Estaban aislados del resto del mundo, y para el gobierno estatal solo eran un poblado al que se asignaba un diminuto presupuesto cada año. Para los habitantes del pueblo era un privilegio poder vivir ahí, pues sus abuelos habían migrado a la tierra de las oportunidades en busca de algo mejor que en donde estaban, y las llanuras de Colorado Springs se habían convertido en su nuevo hogar. Pero en los tiempos modernos el pueblo había entrado en decadencia.
Los inviernos en la década de los 30 eran cada vez más fríos, a los pobladores les era imposible trabajar en el bosque y en los campos, las plantaciones eran imposibles de mantener sin dinero o recursos, e ir a talar era muy difícil cuando había el frío o el calor de las estaciones; el agua se iba contaminando debido a desperdicios que venían de “río arriba” y no se podía usar para el consumo y daba la casualidad que el río regaba la parte de la llanura donde estaban las plantaciones, que luego de exponerse al agua se contaminaban y al consumir la cosecha envenenaban a los que la comían; solo había un médico al que se llamaba una vez al mes y había la ocasión en que no podía llegar por las condiciones de los caminos.
Eran 43 familias originales; más agregados sumaban unas 4,000 personas. muchas de ellas con opiniones muy distintas y con soluciones poco ortodoxas. Unas daban por igual a quedarse o irse, para otros era importante permanecer en el pueblo y otros cuando lograran vender sus bienes se irían cerca de la capital.
Los habitantes de Colorado Springs lo sabían. Si no lograban sacar adelante sus cosechas y la tala para comerciar, se tendrían que ir de la tierra que vio prosperar a sus padres. Por lo que hicieron una junta entre las familias del pueblo para discutir qué era lo mejor para todos.
Tras una larga tarde de charla entre líderes de familia, comerciantes y figuras del pueblo, era claro que se habían formado dos bandos, y quiénes tenían la iniciativa. Para el final de la reunión Will Dumas –descendiente de los fundadores del pueblo– tomó las palabra:
–Es claro lo que tenemos que hacer, hay que poner a Colorado Springs en el mapa, hay conectarnos con el resto del estado. En lugar de tener una sola entrada al pueblo, hay que continuar el camino por el otro lado hasta la interestatal. Así muchos pasarán por aquí y tendremos caminos nuevos para vender nuestro trigo y transportar otras cosas. En ningún otro lugar hay tan buenos robles como…
–¿Y cómo pretendes hacer eso? –dijo retadoramente Ben Wilson un talador detractor de Dumas–A nadie le interesaría atravesar el pueblo.
–Sí aparte siquiera tenemos cosecha para vender, apenas y nos da para nosotros mismos–dijo Steven Fischer un viejo agricultor.
A lo que Dumas contestó:
–Sí es cierto, es algo ambicioso–respondió Dumas de manera autoritaria–pero mañana siempre será un día mejor. No perdemos nada con presentar este proyecto porque es lo que más claro tenemos ahora. ¿Quién está de acuerdo? Levanten su mano.
No más que 10 personas de las alrededor de 80 levantó la mano.
–Oye niño, ¿sabes dónde iba a ser la junta?–preguntó Ned Sullivan, un nuevo habitante del pueblo que llevaba ahí 7 semanas, y había venido a invertir en trigo para vender en la capital.
–Sí están en la entrada del pueblo, junto a la taberna, pero apúrese ya tienen un buen rato ahí gritando y haciendo mucho mucho ruido y…¿usted a qué va…?
–Sí gracias niño–respondió tajantemente Sullivan, y se fue caminando apresuradamente hasta donde estaba un circulo de gente alborotada.
Estaban levantando la mano por alguna razón y Sullivan solo se dedicaba a ver y a escuchar los reclamos que le hacían a un hombre que estaba en el centro y alcance de todos.
–Miren, dijo Dumas con voz fuerte– si alguien tiene algo mejor que proponer adelante lo escuchamos…pero dejen de descalificar mi propuesta, si…
–Oiga, granjero, ¿de qué está hablando ese tipo?–le preguntó Sullivan a alguien a su lado.
–No pué que eté sucio todos lo toman como el alcalde del pueblo–le dijo en voz baja el granjero a Sullivan–, y que quiere mandar a construir una carretera por el otro lado del pueblo y toda la cosa, pero para qué queremo que pase más gente si ni con nosotros podemo vivir…
–Y oiga, y ¿Qué hay de las plantaciones y el agua? No se pueden poner a un lado. El nuevo camino solo ayudaría a los que talan árboles, ¿Y los demás qué?
–Oye tú maldito forastero ¡Tienes toda la razón!–le dijo el granjero a Sullivan, en un tono enojado, para después levantar la voz para que lo escucharan todos– ¡Oye tú Dumas bandido! El camino solo lo quierej para ti y tus amigos para después irte a otro lado
–¡¡Sí, sí ,sí!! Es verdad solo se aprovechan por que ustedes tienen los contactos–murmuró toda la bulla alrededor de Dumas.
–¡¿Qué?! Momento, momento –dijo Dumas, ya cansado de argumentar a favor de su camino–, si estoy parado aquí al frente, no es por aprovechado ni mucho menos por convenenciero. Mi propuesta es que nosotros pidamos dinero para construir el camino, y en lugar que manden gente de otros lares, pues nos auto-contratamos y sacaremos plata parnuestras otras cosa. A ver, ¿Qué tal ahora eh?
Cansado de tanto desmán, Sullivan dio dos pasos al frente y tomó la palabra en un épico discurso en el frío inmersivo de la tarde-noche de Colorado Springs:
–Si me permiten la palabra. No me vean por
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