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Como es la gran Diversidad sexual


Enviado por   •  23 de Junio de 2017  •  Ensayo  •  3.088 Palabras (13 Páginas)  •  182 Visitas

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“Diversidad sexual”. Lo que se quiere ser, y no lo que la sociedad nos impone.

  Los seres humanos, por medio de nuestra tradición estamos acostumbrados a que en nuestra sociedad los nenes deben jugar con autitos y no con muñecas, las nenas deben jugar con elementos referenciales a la cocina, y así, venimos de generaciones en las que solo existían ambos sexos, ambos “gustos” (hombre o mujer).

  Pensar para nuestros abuelos, que una persona iba a inclinarse por alguien de su mismo sexo para formar pareja, era catastrófico, en familias ultra tradicionalistas les costaría hasta la vida. Las épocas han cambiado pero, como ciudadanos estamos inmersos día a día en situaciones cotidianas en donde nuestros prejuicios se apoderan de nosotros, ya sea por nuestra falta de educación, por nuestra cultura, o por lo que sea pero algo nos excede, y alguna vez en nuestra vida hemos utilizado frases como “es un pu…” “es un maricon” “lesbiana de mie..” ya sea por alguna imprudencia de transito por ejemplo, a donde el nivel de violencia de una persona, hacia otra persona homosexual es brutal, solo por haber atravesado los lazos tradicionalistas.

  Hoy en día, gracias al gran cambio cultural que ha sufrido la sociedad es posible por ejemplo una ley de matrimonio igualitario, que permite a personas del mismo género formar una familia y tener los mismos derechos que el resto de los matrimonios. De todas maneras, cabe destacar que así como la cultura cambio, fue gracias a la sociedad, a las personas, los ciudadanos que salieron a luchar por sus derechos que, los que ellos consideraban que eran necesarios para una sociedad que era cada vez más machista, discriminando a los gay, como al resto de las personas que no tenían sus mismos gustos sexuales.

  El 17 de Mayo se conmemora el Día contra la Homofobia, y la Transfobia, porque ese día en 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiro la homosexualidad de su lista de desórdenes mentales y reconoció la variación natural de la sexualidad.

Sin embargo, aún es necesario cambiar por la inclusión e igualdad real, lo cual implica garantizar cotidianamente ámbitos laborales, sanitarios, educativos, recreativos, etc. Respetuosos de la diversidad sexual y de género.

  La sanción de la Ley de Identidad de Género (Ley N° 26.743, sancionada el 9 de mayo de 2012), además de reconocer el derecho a la identidad de las personas trans y de restituir su derecho a la salud integral, incorpora un enfoque despatologizante de las identidades trans, que incluye una mención explícita del derecho al trato digno. Todas las personas tienen derecho a asumir y expresar la identidad de género (masculino o femenino) que las represente. Sin embargo, por el peso del mandato heteronormativo –que históricamente ha impuesto una mirada biologicista sobre las identidades– socialmente aún se reproducen en el lenguaje y en el trato prácticas que no respetan las identidades trans. Así, hemos leído titulares en los 17 diarios o la televisión que hablan de un travesti o de los travestis, no respetando su género ni reconociendo su nombre. Ese mismo mandato ha generado situaciones de discriminación cuando personas trans expresan su identidad en la escuela o en el trabajo, y no son nombradas ni tratadas de acuerdo con su identidad de género, lo que provoca –o puede provocar– la deserción educativa o la renuncia o pérdida del empleo.

  El concepto de género, elaborado por el movimiento feminista, viene a dar cuenta de la diferencia entre la dimensión biológica (relacionada con lo físico-genital y las capacidades reproductoras) y los atributos, funciones, roles, responsabilidades e identidades que se construyen socialmente (muy ligados al tiempo histórico-social) y que determinan estructuras y jerarquías de poder en la sociedad. A lo largo de la historia, las funciones y atributos asignados a lo femenino han preestablecido una posición de subordinación respecto del hombre, que genera desigualdades para la mujer en el ámbito jurídico, económico, social, cultural, familiar. Es importante reconocer que en la interacción entre los géneros, en tanto relación social, interviene la cuestión del poder, produciendo relaciones asimétricas entre el hombre y la mujer a partir de las cuales se construye un discurso hegemónico que reproduce dicha desigualdad y da cuenta del conflicto social existente. Desde esta perspectiva, mientras que el género refiere a características socio-culturales, el sexo denota atributos biológicos. Por lo tanto, la diferencia sexual o biológica en sí misma no produce discriminación.

  Quienes discriminan por género utilizan la diferencia biológica para argumentar y esconder la valoración positiva de roles y atributos que asignan subjetivamente a lo masculino, y el disvalor o valoración negativa a lo femenino. 6 De acuerdo con lo que especifica el documento Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación (INADI, 2008), la discriminación basada en el género es aquella que se ejerce a partir de la construcción social que asigna determinados atributos socioculturales a las personas a partir de su sexo biológico y convierte la diferencia sexual en desigualdad social. La discriminación por género tiene su anclaje en antiguos estereotipos culturales y sociales que prescriben y determinan roles y funciones para varones y mujeres. Son estas prácticas discriminatorias las que excluyen y condicionan cotidianamente el acceso de las mujeres a sus derechos. A su vez, la pertenencia al género femenino se cruza con otras formas de discriminación: por pertenencia étnica (afrodescendientes, indígenas), condición de migrante o refugiada, edad, opinión política, creencia religiosa, identidad sexual, pobreza, etc. Si bien estos motivos de discriminación afectan también a varones, la condición de mujer potencia y multiplica las vulnerabilidades y las construye como grupo particularmente afectado.  

  Suele hablarse entonces de doble o triple discriminación. A modo de ejemplo, es posible comprobar como, entre los/as migrantes, las mujeres son quienes sufren mayor violencia y explotación, y como, entre las personas con discapacidad, pueden ser víctimas especiales de abuso/ explotación sexual y humillaciones. Problemáticas que afectan a las adolescentes y niñas en mayor medida que a sus pares varones

  Gramsci habla atribuye un papel central a la relación infraestructura (fuerzas de producción y relaciones sociales de producción) con la superestructura (“ideología”: sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad), a partir del concepto de “bloque hegemónico”. Según él, el poder de las clases dominantes sobre el proletariado y todas las clases sometidas en el modo de producción capitalista, no está dado simplemente por el control de los aparatos represivos del Estado, pues si así lo fuera dicho poder sería relativamente fácil de derrocar (bastaría oponerle una fuerza armada equivalente o superior que trabajara para el proletariado); dicho poder está dado fundamentalmente por la “hegemonía” cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones religiosas y de los medios de comunicación. A través de estos medios, las clases dominantes “educan” a los dominados para que estos vivan su sometimiento y la supremacía de las primeras como algo natural y conveniente, inhibiendo así su potencialidad revolucionaria. Por ejemplo, en nombre de la “nación” o de la “patria”, las clases dominantes generan en el pueblo el sentimiento de identidad con aquellas. Se conforma así un “bloque hegemónico” que amalgama a todas las clases sociales en torno a un proyecto burgués.

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