Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación

Hace unos días en el marco del Día Internacional para la Tolerancia fuimos testigos de diversas conmemoraciones y discursos, sin embargo y más allá de loables excepciones, México es aún una sociedad con grandes dilemas que le impiden transitar de la violación sistemática de derechos al goce en igualdad sustantiva.

La tolerancia es tan sólo un medio necesario para que exista una calidad mínima de las relaciones sociales, que eventualmente conduzca a la paz, tal como lo indica la máxima de Benito Juárez.

La intolerancia se repite prácticamente en todo el mundo, y las cifras y casos de discriminación demuestran cómo se perpetúa mediante prácticas cotidianas a veces imperceptibles. Según datos de la Encuesta Mundial de Opinión Pública Gallup, el mayor nivel de intolerancia se observa hacia las personas homosexuales y lesbianas con un 35%, seguido por los inmigrantes con 30% y en un 25% para las minorías étnicas.

En México datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2010, señalan que el 52% de las personas lesbianas, homosexuales o bisexuales considera que el principal problema que enfrenta es la discriminación (y si hablamos de transexualidad la discriminación se acentúa aún más). Sin embargo la mayor intolerancia se dirige hacia las personas con piel oscura, siendo el 44% de los mexicanos los que considera que no se respetan los derechos de las personas indígenas. En el colmo del absurdo que refeleja el binomio de intolerancia y lenguaje, cuántas veces hemos escuchado a alguien decir: "eres un indio!" como algo ofensivo aun cuando el que lo manifieste no sea precisamente ário.

En 2011 el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), señaló que los 11 grupos en situación de discriminación eran: adultos mayores, afrodescendientes, fieles religiosos, etnias, migrantes y refugiados, mujeres, niños, personas con discapacidad, personas con VIH/SIDA, jóvenes y personas con preferencias distintas a la heterosexual. Y que decir de la discriminación de género que cada vez se acepta menos pero que sigue estando en el inconsciente colectivo y la cultura ancestral. A ello habrá que considerar la transversalidad del fenómeno, pues el estereotipo perpetuado por los medios y ampliamente aceptado por una visión discriminatoria parece ser el hombre adulto, heterosexual, rubio, nacido en México, estudiado, rico, apuesto, sano y demás adjetivos que dejan fuera de facto al 70% de la población que es morena y vive en la pobreza.

La realidad es cruda, y casos como los de Irma López Aurelio quien diera a luz el en el patio de la clínica "Jalapa de Díaz" por el rechazo de los médicos a brindarle servicio; el de

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