Crisis Cafetera En Colombia

CRISIS CAFETERA EN COLOMBIA

Como es bien sabido, el café constituía para nuestra nación, uno de los productos de mayor exportación hace unos años. Con el tiempo han decaído considerablemente las exportaciones del producto, haciendo que su protagonismo en nuestra economía se esfume, así, es hoy el café un simple producto tradicional de exportación y no como lo fue en un momento, la principal fuente de movimiento económico en Colombia. El café representaba aproximadamente el 20% de las exportaciones de nuestro país y desde entonces ha venido decayendo progresivamente hasta llegar a un 6% en los últimos años. Es evidente entonces, que el sector está sumido en una profunda crisis.

Pero realmente, ¿qué es lo que está pasando con el sector cafetero? ¿No era acaso éste el fuerte de nuestro país, lo que movía a la economía colombiana?

Los analistas, los expertos y los diarios económicos del país afirman que existen tres causas que explican la crisis cafetera: La caída continúa del precio internacional del café, la revaluación del peso colombiano frente al dólar y la disminución en la producción nacional, que a duras penas llega a los 7.7 millones de sacos, cuando el potencial colombiano es de 10 o más millones; también los productores atribuyen la situación a los altos costos de insumos como fertilizantes y productos fitosanitarios, y a las importaciones de café que se realizan desde Ecuador, Perú y Vietnam.

Veamos por qué:

El precio que se le paga a los caficultores depende directamente del precio internacional, por lo que los bajos precios que se han venido registrando en los mercados internacionales desde el año pasado afectan directamente el precio de la carga de café.

El proceso de revaluación del peso frente al dólar hace que se necesiten menos pesos para comprar un dólar. De esta forma, al convertir el precio del café de dólares a pesos, hace que se reciban menos pesos por una misma cantidad de café, reduciendo así el precio interno y los ingresos de los caficultores. El enorme flujo de capitales hacia nuestro país y la creciente inversión extranjera directa, fenómenos incentivados ambos por la bonanza minero-energética, han incentivado la revaluación de nuestra moneda.

Por otra parte, los precios de fertilizantes y plaguicidas han venido aumentando los costos de producción de la carga de café. El “Fenómeno de la Niña” de los últimos tres años ha reducido la producción directamente y mediante una epidemia de roya que a la vez ha aumentado los costos de sostenimiento del cultivo de café.

La baja producción también puede explicarse por el tamaño pequeño de la mayoría de fincas cafeteras y el programa de renovación de cultivos que ha venido adelantando la Federación durante los últimos 5 años, con el fin de incentivar la plantación de variedades de café resistentes a la roya y otras enfermedades. También se busca aumentar la productividad en el mediano plazo al eliminar cafetales viejos y poco productivos.

Todos estos factores se han conjugado haciendo que la caficultura en Colombia sea una actividad poco rentable. Por lo que los caficultores están produciendo a pérdidas con los precios establecidos para el grano.

Pero lo que esconden estos análisis, entre otras cosas, es que el precio internacional del café es impuesto a los países productores por una Tiranía Corporativa Transnacional ejercida por las más grandes compañías compradoras del café en el mundo, a saber: la Nestlé y La Kraft, ambas sancionadas hace poco con 60 millones de dólares por la autoridad alemana de competencia y derechos de los consumidores, por incumplir la legislación de competencia y pactar precios en el mercado del chocolate; La Proctor & Gamble, sancionada en otras ocasiones por la mala calidad de leche para bebés, La Neumann Kaffee Gruppe, empresa alemana acusada por el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas por su complicidad en la expulsión de los habitantes de varios pueblos de Uganda para crear una gran plantación de café.

Hasta 1989 la oferta de café era regulada por el Convenio

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