Currículo y lenguaje, conceptos elementales dentro del PEI

Currículo y lenguaje, conceptos elementales dentro del PEI

Por: Yuri Sarmiento

        Hoy por hoy el lenguaje tiene un lugar importante en el acontecer diario de las personas, especialmente quienes se inclinan por las áreas pedagógicas y tienen el deber de transmitir sus conocimientos a la juventud y el público interesado en este tipo de tema.

En el presente ensayo se hablará del Currículo dentro del Proyecto Educativo Institucional y lo que concierne ala idea de la Concepción del Lenguaje, aspectos relevantes al tiempo de fomentar el estudio y la apropiación de los lineamientos curriculares en donde prima la educación como desarrollo humano.

En primera medida, es necesario traer a colación el concepto que se tiene sobre currículo tal y como señala el Ministerio de Educación Nacional, en donde se define como “una selección y organización de objetivos comportamentales, o como la secuenciación de temáticas, que se objetiva en una programación detallada en la que se hacen explícitos los tiempos, los medios, los criterios evaluativos”, este conjunto de objetivos llamado currículo se emplea en el Plan Educativo Institucional con el fin de reconstruir los horizontes de la escuela, de buscar la pertinencia a requisitos que exigen los entornos socioculturales no solo del país, sino a nivel universal.

En este sentido, el currículo tiene como propósito ir transformando las pautas que se plantean en una estrategia de enseñanza, por ello es importante que nos fijemos en los lineamientos curriculares que nos proporciona el Ministerio de Educación en nuestra labor como docentes e investigadores en el campo de la pedagogía. El mismo plantea que se espera un control detallado de las labores escolares y precisa una asignación de roles y funciones claras que competen a los factores del sistema de educación que sostiene el país.

En este planteamiento, los docentes saben qué deben hacer, en qué tiempo y con qué recursos, lo mismo que las formas como deben evaluar, todo esto se define de manera externa a la escuela y antes de iniciar las labores con sus estudiantes. (Ministerio de Educación Nacional, 1998).

Dentro de este concepto de currículo se fijan los lineamientos que deben tener los materiales pedagógicos, tales como textos claros, con secuencias conceptuales y con una programación sujeta a cumplir y desarrollar. De ello se espera que funcione a cabalidad de forma coherente y eficaz; no obstante este modelo de currículo no ha dado buenos resultados en los estudiantes ya que no hay una comunicación dinámica en el aula ni hay una apropiación en la pertinencia de los aprendizajes.

Una de las características más relevantes que debe tener un currículo es la autonomía, vista como “una opción por la multiplicidad de propuestas curriculares y por el fortalecimiento de las comunidades pedagógicas en la toma de decisiones sobre su quehacer” (Min Educación, 1998), donde además, el docente tiene que dotarse de una actitud crítica y reflexiva en aras a la propuesta curricular que se plantee en la institución donde enseña teniendo en cuenta siempre las prioridades del PEI. En este orden de ideas, la pertinencia también forma parte del conjunto de características del currículo, y tiene que ver con los elementos presentes en el ambiente social, cultural y político a nivel regional y local donde se instaura el PEI.

Los procesos y competencias al igual que las anteriores, son imprescindibles al instante de pensar en un currículo, éstas últimas se conocen como potencialidades o capacidades con las que cuenta el individuo vistas desde un desempeño en un campo bien sea cultural, social, etc. El texto nos sugiere ver las competencias de modo no observables, es decir, se infieren a través de los desempeños comunicativos. Los procesos son el canal por medio del cual se van a trabajar estas competencias logrando así resultados más efectivos en el momento de comprender un tema.

Paralelamente el documento nos menciona el rol del docente en el marco de una propuesta curricular, ya que como se señala, “el aula es fundamentalmente

un espacio de construcción de significados y sentidos” (Min Educación, 1998), en donde se encuentran ciertos sentimientos de los estudiantes con los cuales tiene que enfrentarse el docente e intentar mediar a través de la comunicación, los valores éticos, intercambios culturales, entre otros.

En este aspecto se discute sobre el currículo como facilitador de intercambios donde debe tener la capacidad de ser flexible ante las situaciones que se presenten y el docente hace parte de ello como un sujeto que anima a los estudiantes y asume sus responsabilidades frente al cumplimiento del currículo de manera reflexiva y viéndolo como parte elemental en una disciplina reconstructiva. Asimismo, el docente en su rol como educador debe tener en cuenta el factor de riesgo en cuanto a la toma de decisiones, guiarse por el modelo curricular que es lo más importante para los estudiantes pues de allí se verá reflejado la efectividad de aprendizaje de los mismos.

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