¿Cómo Es La Educación Básica En México?

Martha Patricia Michel Villarruel

¿Cómo es la Educación Básica en México?

La Educación Básica recibe ese nombre porque se considera que implica lo fundamental en la formación de individuos para que estos puedan desarrollarse en sociedad. Son las bases que en el transcurso de esos años de preparación se les otorgan.

En México se han ido transformando los tiempos establecidos para la educación básica en torno a varios factores, pudiendo destacar entre ellos el compromiso de ampliar progresivamente a todos los sectores de la población este importante servicio, considerando la relevancia que esta posee para cada uno de ellos.

La educación obligatoria en nuestro país actualmente solo comprende 11 años, iniciando en el nivel de primaria y concluyendo con el nivel de secundaria. En países más desarrollados la educación básica comprende 14 años. Desde esta diferencia podemos empezar a enumerar las desventajas que nuestro sistema educativo posee en relación con los de otros países desarrollados.

La Educación Básica inicia con los niños de 3 a 5 años asignados a la educación preescolar. Este nivel comprende un periodo de 2 años (el propósito es establecer tres años), en el que los infantes cursan el 2° y 3° para luego continuar con su educación primaria. Cabe destacar que en los últimos años se ha tomado aún mayor relevancia a la educación pre-primaria ya que se ha demostrado que a esta edad los niños poseen mayor capacidad de aprender.

Posterior a la educación preescolar continua la educación primaria, la cual se conforma de 3 ciclos de dos años cada uno y con seis grados diferentes (1°, 2°, 3°, 4°, 5° y 6°). A lo largo de esta se pretende seguir desarrollando las habilidades de los estudiantes, aquellas que les permitan integrarse a la vida en sociedad, actuar como una persona de bien, capaz de afrontar los retos de la vida y resolver sus propias necesidades de aprendizaje.

En seguida se tiene a la educación secundaria, la cual consta de tres grados, cada uno desarrollado en un año y posee reforzar igualmente las competencias desarrolladas en los niveles anteriores. Hasta aquí se ha establecido la educación básica, es decir aquella que se considera fundamental, aquella que nos da las herramientas para la vida.

La forma de evaluación comprende una escala del 5 al 10, donde el 5 es una calificación reprobatoria. Se realizan estas valoraciones de forma bimestral y al término del ciclo escolar se promedian los resultados tanto por bimestre como por asignatura. La media, siendo mayor a 6, nos coloca al estudiante como promovido.

La educación primaria y la secundaria se ofrecen en varias modalidades según los requerimientos de la población, con la finalidad de alfabetizar a la mayora cantidad posible de personas siendo esta tarea de expansión una de las más importantes en los últimos sexenios. Entre dichas modalidades se encuentran, la alfabetización de los adultos, los programas de educación bilingüe y la atención a comunidades alejadas por parte de CONAFE. En torno a esto se han logrado muchos avances, pero según la ENL, Encuesta Nacional de Lectura, un 9.95% de población es analfabeta, lo que continúa representado un gran reto.

Aunado a esto, habiéndose centrando en un pasado en el factor de cantidad, hoy en día lo que más se reclama es la calidad. Es alarmante encontrar que en las evaluaciones nacionales, tal es el caso de la prueba ENLACE, que apenas se rebasa la media en los porcentajes de aprovechamiento. y que ni alumnos, ni padres de familia y muchas veces ni siquiera los maestros tomamos partida. Estamos ante escenarios de mediocridad en los que realmente esperamos estar simplemente arriba de la media para no creer que ese rezago está latente, pero olvidamos o justificamos los parámetros diciendo que estos son inalcanzables, demasiado altos, sabiendo igual que las evaluaciones se toman de los mismos planes y programas de estudio.

Existen rezagos educativos muy marcados que continúan incrementándose debido a la falta de capacidad que los sistemas y programas educativos actuales que no satisfacen las necesidades de la población, e igualmente por consecuencia de la falta de competencias por parte de los docentes para ejercer su práctica profesional.

Aunque los maestros tenemos la disposición de prepararnos y perseveramos mejorar nuestro desempeño no hemos desarrollado todos las habilidades para generar en nuestros alumnos el interés, las ganas de aprender, ni hemos podido darles las herramientas para desenvolverse en sociedad competentemente, tal cual lo estipula el perfil de egreso, porque ciertamente a veces ni nosotros mismos las tenemos. Hace falta más que un curso de actualización, una continua preparación formal que nos apoye no nos estandarice o nos evidencie que todo el esfuerzo realizado

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