DIALOGO SOCIAL EN LABORAL
Enviado por ARHOMA • 18 de Diciembre de 2013 • 6.230 Palabras (25 Páginas) • 302 Visitas
Introducción
La expresión diálogo social está de moda. La Unión Europea la viene utilizando intensa y recientemente desde los años ochenta. La Declaración Sociolaboral del Mercosur lo proclama como derecho fundamental en 1998. En 1999, la OIT incorporó el fortalecimiento del tripartismo y del diálogo social en su Programa y Presupuesto para 2000-2001. Hoy es raro que esa voz no aparezca en un discurso o documento medianamente relevante y actualizado sobre temas laborales.
Sin embargo, la doctrina está conteste en afirmar que, desde el punto de vista científico, no se trata de una noción suficientemente precisa.
TEMA: DIALOGO SOCIAL
I. TERMINOLOGÍA
El diálogo social, como bien señala Oscar HERNÁNDEZ ÁLVAREZ, no requiere de acuerdos y supone un intercambio de opiniones más constantes e intensas que la consulta. Entraña discusión y puede ser bipartito o tripartito. En el diálogo social el Estado es un actor, más que un mediador.
En una concepción más amplia y comprensiva, Óscar ERMIDA URIARTE resalta que el diálogo social comprende a “todas aquellas relaciones del trabajo que no suponen un conflicto abierto: consulta, negociación, concertación, participación, etc.”
La OIT tiene también una concepción amplia, conforme a la cual “el diálogo social comprende todo tipo de negociaciones o consultas o, simplemente, el mero intercambio de información entre los representantes de los gobiernos, de los empleadores y de los trabajadores, sobre cuestiones de interés común relativas a las políticas económicas y sociales”.
Si bien el diálogo social no necesariamente supone alcanzar acuerdos, el mismo puede propiciar la llamada concertación social, que es una de las experiencias mayormente afirmadas en las últimas décadas, tanto en Europa como en América Latina. La concertación social puede ser, entonces, un resultado del diálogo social o entrañar desde el inicio un diálogo dirigido a la obtención de determinados resultados, que formarían parte del acuerdo buscado entre las partes. En las experiencias de concertación social, los acuerdos se dirigen a enfrentar temas como desempleo, inflación, crisis económicas, reformas laborales o de la seguridad social, etc.; y pueden alcanzar compromisos de políticas económicas y sociales.
La concertación social, que Efrén CÓRDOVA estima que ha dado lugar a un nuevo modelo de relaciones laborales, significa, en su esencia, un ejercicio de sacrificios compartidos, que puede implicar a trabajadores y empleadores y también al Estado. Allí radica una de sus grandes virtudes, pero, igualmente, una de sus dificultades, porque sus protagonistas deben aceptar que para alcanzar los objetivos compartidos, es necesario efectuar concesiones recíprocas.
En fin de cuentas, como afirma Humberto VILLASMIL, “sin diálogo social no será posible, ciertamente, alcanzar acuerdos y garantizar su cabal ejecución”.
La Organización Internacional del Trabajo ha señalado acertadamente que el diálogo social posibilita alcanzar legitimidad y eficacia en las políticas y estrategias nacionales.
La concertación social representa en definitiva un estadio superior en el ejercicio del diálogo social, particularmente importante en situaciones de crisis, aunque, como modelo, la concertación puede darse y ha existido en situaciones de normalidad económica, en especial si forma parte del sistema de relaciones laborales o de relaciones entre diversos sectores de la sociedad.
CÓRDOVA cita como antecedente de concertación, bastante antiguo, el acuerdo básico alcanzado en 1899 en Dinamarca y diferentes acuerdos en los países escandinavos. Indica que a partir de 1938 cobra impulso la concertación, mientras que en los años setenta se incorporan temas distintos a los laborales (económicos).
Debe destacarse que, aunque las experiencias de concertación social, tal como resalta HERNÁNDEZ ÁLVAREZ , han alcanzado a países como los nórdicos, Bélgica, Austria, Japón, Reino Unido y Alemania, son las experiencias española e italiana, las que mayor influencia han ejercido, como modelo, en América Latina.
Luego de los Pactos de la Moncloa, de concertación política en 1977, se suceden en España pactos sucesivos conocidos como Acuerdos Económicos y Sociales (AES). En Italia, se identifica como un hito el Acuerdo Scotti de 1983.
II. TRASCENDENCIA DEL DIÁLOGO SOCIAL
El diálogo social ofrece a los gobiernos y a la sociedad la oportunidad de reducir las tensiones sociales y la conflictividad, así como una caracterización del sistema que permita la discusión con los sectores sociales de las más importantes políticas económicas y sociales. Tales políticas son en la actualidad objeto de grandes controversias, por lo que se requiere la búsqueda de consensos que las doten de legitimidad material.
El documento de la OIT antes citado, que resalta el papel del diálogo social en relación con los resultados de legitimidad social y eficacia en las políticas y estrategias nacionales, representa una consideración especial para el papel de los Ministerios de Trabajo. De allí que la Administración del Trabajo debe tener entre sus funciones actuales:
a) La promoción del diálogo social
b) Contribuir a crear condiciones para que sea posible y efectivo
c) Fortalecer a los sectores, como un presupuesto para el diálogo social.
La importancia del diálogo social ha llevado a la búsqueda de su institucionalización, mediante la realización de diferentes esfuerzos, hasta el punto de que en Colombia se ha incorporado en el texto constitucional.
El mencionado documento de la OIT resalta la necesidad de incorporar al diálogo social a los llamados sectores emergentes (campesinos, indígenas, informales), al igual que la necesidad de la búsqueda de consensos que permitan reducir las tensiones del sistema y afiancen la democracia.
III. CONCEPTO DE CONCERTACIÓN SOCIAL
Para Oscar HERNÁNDEZ ÁLVAREZ, la concertación social es “una práctica de política social y económica, que ha sido adoptada en diversos países para afrontar problemas nacionales, los cuales, en las distintas sociedades son de la más diversa índole, desde las dificultades derivadas de una crisis o depresión económica, hasta la forma de enfrentar las consecuencias de una situación de
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