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Demasiados abogados


Enviado por   •  28 de Enero de 2015  •  Informe  •  1.230 Palabras (5 Páginas)  •  238 Visitas

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Ddemasiados abogados

Demasiados Abogados" fue publicado al poco de cumplir Calamandrei los treinta años. En dicha obra, el joven autor denuncia la "decadencia intelectual y moral de la abogacía italiana".

"La Universidad del Mañana", a su vez, publicada un lustro más tarde, profundiza en la crisis de la enseñanza institucional del Derecho, destacando como un punto central la necesidad de superar las lecciones catedráticas por un método socrático y, a su vez, acercar a los alumnos a la práctica de la profesión.

Concluye esta trilogía, verdadera radiografía de la actividad jurídica italiana en la Academia y el Foro, con la publicación del "Elogio de los Jueces escritos por un Abogado", donde sus líneas reflejan una fe en los jueces y abogados, recuperada en una edad madura, la cual subsiste no obstante los avatares de un tránsito histórico marcado por las directrices del gobierno fascista. En dicha obra desarrolla temas como la administración de justicia en sistemas autoritarios, el decoro de los magistrados en su vida privada y el carácter necesariamente dinámico de la jurisprudencia, entre otras muchas materias

Santiago Sentís Melendo, uno de sus traductores, señala que acaso lo más conveniente habría sido tan solo "Jueces y Abogados", ya que "no están, en el libro, enfrentados los unos a los otros, sino entremezclados y confundidos".

IV. BREVE PASAJE POR SU OBRA "ELOGIO DE LOS JUECES ESCRITO POR UN ABOGADO"

Sin embargo, más allá de las evidentes diferencias, subyace en la obra una fe en la justicia, que constituye al Elogio de los Jueces en "el libro de la justicia y de sus sacerdotes; no el abogado, viendo, contemplando, al juez, sino la mutua contemplación, con serenidad, con imparcialidad, con suave ironía, de tintas melancólicas.

En lo concerniente a la "fe en los jueces", primer requisito del abogado, se revela una convicción en la justicia que, aun después de los años difíciles, indica que para hacerse dar la razón por el juez basta la honesta convicción en el fundamento de la causa y el respeto de las formas procesales adecuadas, eliminando las malas artes del foro.

En el estudio de la urbanidad (o de la discreción) en los jueces una especial referencia se hace a la probidad (puntualidad) y se refiere a que el oficio judicial que no demanda vociferaciones y supone la consideración profesional.

El estudio de ciertas semejanzas y de ciertas diferencias entre jueces y abogados indica que el abogado es la bullidora y generosa juventud del juez, en tanto que el juez es la ancianidad reposada y ascética del abogado. A su vez, mientras el abogado, al asumir una defensa tiene su camino trazado, el juez se enfrenta a un solo deber: el juzgar, más allá de las naturales limitaciones del alma humana.

En su estudio de "la oratoria forense" señala finalmente que es mejor que quien gane sea la justicia aun en desmedro de la oratoria forense.

También critica la somnolencia de los magistrados, cuyo disimulo no pocas veces logran al asistir a las audiencias con anteojos negros.

En lo referido a ciertas relaciones entre los abogados y la verdad, Calamandrei analiza la obligada parcialidad del defensor, en ese sentido señala "el abogado, como el historiador, traicionaría su oficio si alterase la verdad relatando hechos inventados; no la traiciona en cambio mientras se limita a recoger y a coordinar, de la cruda realidad, sólo aquellos aspectos que favorecen su tesis".

Luego Calamandrei desnuda la "diferencia existente entre el gran abogado según el público y aquel que en realidad lo es", este ultimo debe ayudar a los jueces a decidir según justicia y a los clientes a hacer valer sus propias razones.

En el estudio de la "litigiosidad", destacando que "el abogado probo debe ser, más que el clínico, el higienista de la vida judicial".

En el análisis de las predilecciones

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