Deporte Y Salud
Enviado por leao • 12 de Febrero de 2014 • 1.990 Palabras (8 Páginas) • 276 Visitas
El Deporte y La Salud
El tabaco es una de las drogas más consumida por los escolares de nuestro país, constituyendo, por tanto, uno de los problemas prioritarios de Salud Pública en la preadolescencia y adolescencia. (Villalbí, y cols., 1995).
En la práctica, el consumo entre los jóvenes sigue siendo muy elevado y la incorporación a este hábito se produce entre los 12 y los 14 años (Pérula de Torres y cols., 1998; Llave Gomero y cols., 2001; Sala Felis y cols., 1994). Incluso algunos estudios la edad de inicio alarmantemente entre los 9 y 11 años (Pascual Lledó y cols., 1996 y Sala Felis y cols., 1988).
Dentro del ámbito relacionado con otro tipo de drogas distintas al tabaco, Duque Alcuña y cols., (1995) indican que los adolescentes entre 12 y 16 años que han probado el alcohol, supera el 70% y más de un 30% bebe alcohol habitualmente.
Estos datos indican que la educación para la salud es fundamental en el tratamiento este problema. Además el objetivo final de alcanzar calidad de vida pasa por aquí, por hacer que la población, más específicamente, los jóvenes, participen activamente, modificando sus comportamientos insanos, eliminando factores de riesgo y procurando alternativas preventivas, como la realización de práctica deportiva de forma habitual.
Relación de la práctica de ejercicio físico con la salud
Los estudios en población general indican que la práctica de una actividad física regular, estable y moderada ayuda a mejorar tanto la salud física como la psicológica, incrementando así la calidad de vida. La práctica de ejercicio regular contribuye a instaurar estilos de vida más saludables y a reducir o eliminar factores de riesgo asociados al sedentarismo. (Dishman, y cols., 1985).
Estudios recientes señalan un 54% de actividad en la práctica deportiva (Ariza, y cols., 2001), y un 57,2% (Cantera-Garde, y Devís-Devís, 2000) en los jóvenes. Otros estudios muestran un porcentaje de población inactiva superior al de la población activa adolescente (Aarón y cols., 1993; García Ferrando, 1993 y Mendoza y cols., 1994).
El tipo de deporte practicado según el sistema energético a utilizar tiene diferentes efectos sobre la salud. Así podemos diferenciar entre deportes aeróbico, anaeróbicos o mixtos. (Tabla I)
Tabla I: Clasificación según la principal modalidad fisiológica de dispendio energético.
Gómez Carramiñana, y Pérez, Pérez, 1992)
El ejercicio aeróbico es una actividad física que incrementa la acción de los sistemas pulmonar y cardiovascular. Durante el ejercicio aeróbico el organismo utiliza y transporta oxígeno a los músculos para mantener la actividad. El ejercicio aeróbico incluye actividades como paseos rápidos, carreras, natación, subir y bajar escaleras, ciclismo, danza aeróbica, esquí de montaña y remo.
En contraste con ello el ejercicio anaeróbico es de corta duración y generalmente de una alta intensidad, por lo que la demanda de energía a los músculos se produce mediante el sistema ATP-PC o la glucólisis, con la consiguiente acumulación de ácido láctico.
El ejercicio físico mejora el rendimiento cardiovascular debido a cambios hormonales, metabólicos, neurológicos y de la función respiratoria. La perfusión de los pulmones se intensifica gracias a las adaptaciones inducidas por el ejercicio, y se facilita el paso de oxígeno de los alvéolos a los capilares pulmonares (F.I.M.S., 1989). Las adaptaciones inducidas por el ejercicio contrarrestan las modificaciones del sistema respiratorio típicas de la persona fumadora. Interviene en la modificación de los factores de riesgo cardiovascular y, en consecuencia, desempeña un papel relevante en la prevención primaria y secundaria de la cardiopatía isquémica.
Prevención del hábito tabáquico mediante el ejercicio físico
El ejercicio físico contribuye al abandono de los hábitos tóxicos (especialmente el tabaco), al mantenimiento de dietas equilibradas y al menor consumo de alcohol. En un estudio efectuado por Hartley (1985) en individuos aparentemente sanos, se observó que muy pocos participantes con nivel de actividad física alto eran fumadores y tenían sobrepeso. En la misma línea Hickey y cols. (1975) comprobaron que los hombres físicamente activos en tiempo de ocio eran menos fumadores y con menores índices de obesidad.
Por consiguiente, la actividad física regular promueve cambios generalmente muy importantes en el estilo de vida, caracterizados por una mejoría espontánea en los hábitos higiénico-dietéticos. El efecto inmediato es la sensación subjetiva de bienestar, que a largo plazo se traduce en un estado de salud y condición física superiores.
Diferentes estudios han demostrado una reducida incidencia de enfermedades arteriales coronarias, hipertensión arterial, diabetes y otras enfermedades prevalentes entre personas físicamente activas frente a las inactivas (Berlin y Goldtiz, 1990; Gordon y cols., 1990; Hagberg, 1990; Morris y cols., 1990; Schneider y Ruderman, 1990; Schwartz, 1990) citados por Aztaráin y De Luis 1994.
Como se puede comprobar en estos estudios el ejercicio físico realizado con unas determinadas condiciones es beneficioso para prevenir numerosas enfermedades, ayuda en la mejora de la condición física de los sujetos practicantes y ofrece una ayuda más favorable.
Bouchard establece un modelo donde se concibe la mejora de la salud gracias a las relaciones entre la práctica física y la mejora de la condición física. La salud se traduce en mejorar del funcionamiento de los sistemas orgánicos (cardiorrespiratorio, locomotor, nervioso, endocrino) en relación con la prevención de determinadas enfermedades, algunas de ellas relacionadas con los estilos de vida sedentarios. La salud es una finalidad alcanzable a través de la actividad física y este modelo trata de determinar la dosis de aplicación apropiada de dicha actividad física en función de algunos parámetros como la frecuencia, la intensidad, la cantidad de trabajo, el tiempo, el tipo de actividad. (Bouchard y cols., 1990; Devis y Peiró, 1992) en Pérez Samaniego (2001).
Los programas de ejercicio supervisados se recomiendan ya desde la infancia con el objetivo de estimular el hábito hacia el deporte, una de las medidas más adecuadas para ocupar el tiempo de ocio y, paralelamente, mejorar el estado de salud.
La evidencia de los beneficios del ejercicio físico a través de revisiones de efectos fisiológicos, ensayos epidemiológicos y documentación clínica ha
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