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Desigualda de Genero


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2015  •  Ensayo  •  2.424 Palabras (10 Páginas)  •  205 Visitas

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INTRODUCCION

Este ensayo tiene como propósito conocer las desigualdades a través de la historia han sido notables.

Primeramente  estableceremos primeramente concepto  básico de género,  como la construcción social de las identidades  de género ha provocado que hombres y mujeres se desempeñen en diferentes ámbitos  de trabajo.

Sin embargo con los cambios culturales como la Urbanización e Industrialización, pero sobre  todo las aspiraciones de las mujeres a ocupar otros ámbitos de la vida social y como trabajadora, no solamente  cumpliendo  con los roles reproductivo como el cuidado de la casa y el  cuido de la familia es decir en el ámbito de lo privado o lo que se llama economía del cuidado. Sino como persona que pueda realizar otro tipo de actividad incorporándose en el ámbito laboral, como profesional. Muy a pesar de esto las brechas de género no se han disminuidos ya que se sigue viendo la desigualdad ya que las mujeres  tienen acceso a trabajos precarios en el sector informal, con bajos salarios, sin seguros social y largas jornadas laboral.

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DESIGUALDADES DE GÉNERO

Género (OMS, 2015) es una construcción social, cultural que forma parte de un momento histórico de la sociedad sobre lo que es ser mujer y lo que es ser hombre. Incluye formas de actuación, vestimenta, valores, creencias, roles asignados a hombres y mujeres para cumplir con un modelo social de lo femenino y lo masculino. Lo cual se constituye en las identidades de género.

La construcción social  de las identidades de género ha provocado que hombres y mujeres nos desempeñemos en ámbitos diferentes. Las mujeres tienen asignados los roles reproductivos, tales como el cuidado de la casa y de la familia, es decir el ámbito de lo privado o lo que hoy se llama la economía del cuidado, y los hombres los roles productivos, que generalmente se cumplen en el ámbito de lo público. Esta división sexual del trabajo (CEPAL, Abril 2011) ha generado desigualdades en el acceso y control de los recursos.

A través de la historia las desigualdades de género han sido notables en el acceso a la participación política, al empleo, a los recursos productivos y a los servicios sociales de mujeres y hombres. En la actualidad ha habido cambios, las mujeres han incursionado en el mercado laboral, sin embargo esto no se ha traducido en una disminución de las brechas de género. Las mujeres tienen acceso a empleos precarios, generalmente en el sector informal, con ingresos inferiores, sin acceso a la seguridad social y con largas jornadas laborales.

Las brechas de género aún persisten en los mercados laborales de América Latina, y aunque las mujeres se han incorporado al trabajo, su tasa de participación es 30% inferior a la de los hombres. En el caso de estar buscando trabajo, deben enfrentar una tasa de desocupación 30% más alta que la de los hombres. Esta menor tasa de participación laboral implica una menor autonomía económica (OIT 2014). Además del acceso al empleo, está el asunto de la remuneración. De acuerdo con esta misma fuente, en todo el mundo las mujeres ganan menos que los hombres. En la mayoría de los países, las mujeres en promedio ganan sólo entre el 60 y el 75 por ciento del salario de los hombres.

En el ámbito político la representación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones es escaso, por la división sexual del trabajo que hace que las mujeres tengan pocas oportunidades para para asumir liderazgos. Los modelos de liderazgo de los partidos políticos suelen ser excluyentes y masculinizados. Ahora bien, la participación de las mujeres en espacios de toma de decisiones es clave, pero también la formación de liderazgos más inclusivos con una agenda clara de género. Si bien ha habido progresos en este sentido, las brechas siguen siendo amplias a nivel mundial.

La violencia contra las mujeres es una pandemia a nivel mundial. Las mujeres y las niñas son las principales víctimas de la violencia, que puede darse en el ámbito público y en el privado. Los datos estadísticos demuestran que un 35 por ciento de mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual en el contexto de relaciones de pareja o violencia sexual fuera de relaciones de pareja (ONU Mujeres 2013).

Sumado a lo anterior las mujeres siguen asumiendo las tareas vinculadas a la economía del cuidado, lo que limita que puedan incursionar en otras áreas dada la dificultad para conciliar la vida laboral con lo privado.

Nicaragua no es la excepción, si bien el Estado ha ratificado los principales instrumentos internacionales en derechos humanos e igualdad de género, tales como la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra las Mujeres (CEDAW, por sus siglas en inglés) y la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la violencia (Belem do Pará).  A nivel normativo se ha avanzado en la definición de un marco legal a favor de los derechos de las mujeres, por ejemplo, la Ley de Igualdad de Derechos y Oportunidades, la  Ley que crea el Fondo para la Compra de Tierras con Equidad de Género para Mujeres Rurales, la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres y de Reformas al Código Penal, la ley de Trata de personas y más recientemente el Código de la Familia.

No obstante lo anterior persisten desafíos para la efectiva aplicación de los instrumentos antes mencionados, ante la permanencia de un sistema de creencias y valores que legitima la desigualdad y la subordinación de las mujeres a los hombres, que se refleja en los datos desagregados.  

En la Asamblea Nacional para el período 2012-2016 de un total de noventa y dos escaños legislativos, treinta y nueve lo ocupan mujeres, es decir el 42.39%.  Además el 57% de la directiva de la Asamblea está conformada por mujeres.  Más del 50% de las carteras ministeriales tienen al frente a una mujer, como el caso de la jefa máxima de la Policía de Nicaragua.  

A pesar de estos avances en la participación política de las mujeres, aun persisten desigualdades e inequidades entre la situación actual de mujeres y hombres, tales como brechas salariales, desigualdades en la propiedad y acceso de recursos y medios de producción,  así como en la cantidad de horas invertidas en trabajo de cuidado no remunerado o la desvalorización del trabajo doméstico, donde existen una ausencia de parte de instituciones de gobierno la cuantificación nacional del costo de las actividades domésticas  que en su mayoría son ejercidas por mujeres y que aportan a la economía del país.

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