EL ARTE DE CONTAR
Enviado por afop06 • 18 de Febrero de 2015 • 1.232 Palabras (5 Páginas) • 226 Visitas
EL ARTE DE CONTAR
LUIS VELÁZQUEZ RIVERA
NARRAR es contar un suceso, un hecho, algo que ocurrió y consideramos importante en la vida familiar, entre los amigos y los vecinos, en el pueblo.
Todos somos narradores, porque contamos a los demás algo de interés para ellos o para nosotros mismos. Y en cualquier caso, procuramos siempre mantener la curiosidad del interlocutor, despertando su excitación, picando su interés, deseando crear simpatía o antipatía alrededor del hecho narrado, alimentando una ola de sentimientos y pensamientos solidarios o adversos.
Los abuelos pasan la vida narrando cosas a los nietos y son unos expertos en el arte de contar: avivan la imaginación infantil.
Vamos al cine y luego contamos, al detalle y con habilidad, las partes culminantes del filme cinematográfico.
Una información que oímos o un hecho que presenciamos de inmediato nos tienta para contarlo a terceras personas. El triunfo deportivo del equipo favorito se convierte en una magistral narración entre amigos, ejercitando un gran sentido crítico sobre los aciertos y desaciertos de las estrellas o del entrenador.
La boda de un familiar se desmenuza un día después en una exquisita y sabrosa crónica.
¿Qué hiciste hoy?, se preguntan los enamorados y hacen la crónica de un día en sus vidas, muchas veces con gracia, humorismo y jocosidad. Unos y otros manejan una idea central, alrededor de la que sucede la historia personal, de una forma coherente, sin perder el hilo.
Así, someten la narración a una técnica periodística, donde el eje de la conversación gravita sobre el personaje, el hecho, el lugar, la acción, el tiempo y los móviles. La estructura informativa del qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué y para qué.
De igual modo, van jerarquizando los datos, dando énfasis a una parte que desean exaltar, porque es más importante que el resto de la historia.
Probablemente cuenten el desenlace del hecho, la noticia, las ocho columnas, hasta el final, como suele ocurrir en una historia literaria o en una novela radiofónica o televisiva, y no al principio, como sucede en una historia periodística.
Quizás a estos narradores se les dificulte contar la misma historia frente a la máquina de escribir o una grabadora, pues el aparato siempre impone y cohíbe. Pero gracias a ellos, se han rescatado miles de relatos, valiosos testimonios de hechos, que han servido para nutrir tanto a los historiadores como a los periodistas.
''La literatura aún está viva porque todos somos creadores", dice Ryszard Kapuszinsky, el reportero nacido en Pinsk, Polonia, que hasta 1995 había cubierto como enviado especial el estallido de 27 revoluciones en el mundo.
El cronista de un medio de comunicación también cuenta y narra un suceso, únicamente que lo hace a una computadora o una máquina de escribir, para que a su vez sea publicado o transmitido a los lectores. Por tanto, está sujeto a rigurosidad profesional, técnica y disciplina, para ofrecer una estructura informativa que multiplique el interés del lector, de principio a fin, en el hecho publicado.
La calidad periodística, literaria, artística y plástica de cada trabajo publicado crónica, reportaje, crónica-reportaje- dependerá de muchos factores y circunstancias.
La sensibilidad del reportero es imprescindible para captar y olfatear la trascendencia universal de los hechos sociales, pero, sobre todo, para construir una forma narrativa popular más vital y genuina.
En la búsqueda de un estilo innovador en la literatura en prosa, el escritor vive una crisis creativa cotidiana. Nadie ha dibujado esta agonía con tanta fidelidad como Truman Capote, en el prólogo de su libro Música para camaleones (Barcelona, Bruguera, colección Narradores de hoy): en el caos, "noté que mi escritura se estaba volviendo demasiado densa, que utilizaba tres páginas para llegar a resultados que debería alcanzar
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