EL ARTE DE ENSEÑAR

EL ARTE DE ENSEÑAR

Alliaud y Antelo, en Los gajes del oficio escriben: “Los ‘secretos de fabricación’ son ese ‘algo’ que está en juego en lo más íntimo del acto de enseñar. Una especie de ‘vibración particular’ de la que son portadores los docentes y que no se puede reducir a una lista de competencias. Van tomando forma en la práctica, a medida que se va enseñando (…)” (p.91)

En el corazón de un docente vive el compromiso de ayudar a cada estudiante a alcanzar su más alto potencial. Ser docente es un arte, una profesión y una vocación. Es un conjunto de cualidades propias y particulares que necesitan estar en constante construcción, armándose una y mil veces.

Suele decirse que cada persona es un mundo y, para nosotros, un docente es un universo. Un universo dotado de sensaciones, saberes, conocimientos, valores, capacidades y actitudes, dispuestos a formar y transformar este oficio en un “arte de trabajar con otros”. Y hablamos de arte en el sentido de aquella práctica que se realiza con amor, con humildad, con prudencia y paciencia, desprendiéndonos de nuestro “ego” y de nuestro tiempo para entregárselo en cuerpo y alma a otro.

En la actualidad, enseñar debe ser mucho más que cumplir con un rol asignado. Debemos construir y conquistar el oficio “probando y probando, haciendo” tal como dice Merieu, buscando nuestras propias herramientas y metodologías que puedan ayudarnos a la hora de transmitir conocimientos con una calidad óptima y de diferentes maneras para que, de esta forma, puedan entenderla cada uno de los sujetos que comprenden nuestra aula.

Esta práctica lleva consigo una gran responsabilidad, ya que está en nuestras manos brindarles aquellos saberes que les permita construir la base para poder contar su propia historia y formar su futuro, depende de nosotros como educadores darles las herramientas necesarias para lograr desarrollar un pensamiento crítico, reflexivo; impartirles valores y confianza para poder introducirlos en un universo cultural.

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