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EL BUEN HABITO DE LA LECTURA


Enviado por   •  20 de Diciembre de 2012  •  1.552 Palabras (7 Páginas)  •  460 Visitas

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EL BUEN HABITO DE LA LECTURA

Hector Pina del Castillo

Rector, Seminario Evangélico de Lima, 1973-90

A. COMENTARIOS. Somos privilegiados cuando podemos leer; lo seríamos mucho más aún, si supiésemos leer. Entre poder leer y saber leer hay una enorme diferencia. Muchos pueden leer; pocos saben leer. Desde el principio cuando fuimos a la escuela, se nos ha tratado de enseñar a leer. En efecto, primero se nos ha enseñado a reconocer las letras, luego a unir las letras en sílabas y palabras, y , finalmente, a unir palabras para expresar juicios. Esto nos ha costado trabajo. Al final ya pudimos leer. !Triunfo! Pero leer no consiste solo en reconocer y unir letras o sílabas o palabras. Es mucho más que eso, la lectura tiene como propósito esencial la comprensión de conceptos, que entendamos, en forma clara y distinta, usando terminología cartesiana, lo que dice o quiere decir un autor. Esto no es del todo fácil . Se lee para entender e interpretar correctamente. Hay necesidad de aprender, practicar, experimentar y, sobre todo necesita aprender, practicar, experimentar y, sobre todo, internalizar en nosotros el buen hábito de leer y esto, naturalmente en forma selectiva. Hay que admitir que la práctica de una lectura de comprensión, de retención, de análisis es una de nuestras faltas mayores. Leer bien se logra con el consciente y disciplinado ejercicio de concentración.

Es, de veras , una lástima que en nuestro sistema educativo se hace muy poco énfasis en lectura comprensiva. Hay que admitir, con pena, que esto es así por que los mismos que nos “enseñan a leer” desconocen lo que significa leer, y como desconocen, no practican y como ni practican, no están en la capacidad de enseñarnos.

Una misionera refirió de cierta experiencia personal suya. Dio a un niño que estudiaba primaria un versículo para que lo leyese y luego explicara el contenido. Lo hizo. Dio el mismo versículo a un estudiante de secundaria. Lo leyó e explicó el contenido tal como lo hizo el estudiante de primaria, sin agregar nada. El mismo versículo dio a un estudiante universitario. Lo leyó y explicó el contenido tal como lo hicieron los estudiantes de primaria y secundaria. Y no agregó nada. !Y había mucho que decir en el versículo! A los tres les faltaba saber leer, leer con comprensión y elaborar pensamientos (conceptos) correctos al rededor del contenido del texto. Se explica lo del estudiante de primaria y algo del estudiante de secundaria, pero... ! !Cuánta falta nos hace reflexionar, meditar, comprender durante y después de la lectura!.

Gran parte de nosotros necesitamos ayuda, por lo menos al principio, como necesitó el eunuco de Candace. ¿Que necesitaba? Veamos. Iba de camino de regreso a su casa, después de haber participado en los oficios religiosos en Jerusalén. Iba leyendo un porción de la Escritura en Isaías. Felipe que andaba por ahí, por orden del Espíritu Santo, se acercó a él y entre ambos se suscitó el siguiente diálogo:

“...entiendes lo que lees?

“...¿Cómo podré entender si alguien no me ayudare?

Y rogó a Felipe que subiese al vehículo y se sentara junto a él (Hay que entender la razón de tal petición). Felipe se sentó junto a él y le explicó el contenido. El eunuco entendió... (Usted puede encontrar el relato completo en Hechos 8.26-40)

A usted el Señor le ha traído a esta institución a prepararse para el ministerio cristiano. Su preparación incluirá lectura y más lectura, lectura a toda hora y todo el tiempo. Lo primero que (usted) necesitará es aprender a leer, saber leer, leer con atención, discernimiento, orden, concentración, entendimiento, etc.; en otras palabras, usted necesitará leer pensando en lo que lee y en las implicaciones. Luego necesitará expresarse con la mayor claridad y corrección posibles (vale la pena dedicar tiempo y ejercitar paciencia). Esto le tomará tiempo y necesitará de mucha paciencia. Prepárese para leer bien, entender bien y explicar bien lo que lee. Haga que su paso por esta institución signifique mucho más que sólo “estudiar para el ministerio cristiano”.

B. NIVELES DE LECTURA.

1. Nivel elemental. Es la lectura corrida, rápida (se estima que atenta) para obtener información o distracción o alcanzar conocimientos generales. Es lo que se suele hacer en la escuela, colegio, hogar o en cualquier otro lugar. Es el nivel de lectura que de alguna manera practican algunos creyentes todos los días, o de vez en cuando, en sus hogares con la Biblia. Este es el nivel popular.

2. Nivel intermedio. El que sirve para nuestra instrucción y estudio.

3. Nivel avanzado. Consiste en una lectura ya más detenida y de carácter comprensivo. En este nivel hay que poner en ejercicio la atención voluntaria (opuesta a espontánea). Se considera en este nivel los siguientes pasos:

a. Primer

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