EL ESTRÉS LABORAL
Enviado por leojose48 • 4 de Marzo de 2012 • 10.042 Palabras (41 Páginas) • 462 Visitas
EL ESTRÉS LABORAL
agosto 31, 2008 — Trabajo Universitario: EL ESTRÉS LABORAL
INDICE
1.- INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL ESTRÉS
2.- CONCEPTO Y FUENTES DEL ESTRÉS
3.- FASES DEL ESTRÉS
4.- ENFERMEDADES CAUSADAS POR ESTRÉS
5.- FACTORESD QUE INFLUYEN SOBRE EL ESTRÉS
6.- ¿CONSEJOS PARA REDUCIR EL ESTRÉS?
7.- ESTRÉS LABORAL
8.- FACTORES QUE AFECTAN A LA SALUD DEL TRABAJADOR
9.- SINTOMATOLOGIA – CONCIONES QUE CAUSAN ESTRÉS
10.- PREVENCIÓN DEL ESTRÉS LABORAL
11.- CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS LABORAL
12.- COSTES DEL ESTRÉS LABORAL
13.- EVALUACIÓN PSICOLÓCIA DEL ESTRÉS LABORAL
14.- CONCLUSIONES
15.- BIBLIOGRAFIA
1.- INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL ESTRÉS
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL ESTRÉS
El concepto de Estrés se remonta a la década de 1930, cuando un joven austriaco de 20 años de edad, estudiante de segundo año de la carrera de medicina en la Universidad de Praga, Hans Selye, hijo del cirujano austriaco Hugo Selye, observó que todos los enfermos a quienes estudiaba, indistintamente de la enfermedad propia, presentaban síntomas comunes y generales: cansancio, perdida del apetito, baja de peso, astenia, etc. Esto llamó mucho la atención a Selye, quien lo denominó el “Síndrome de estar Enfermo”.
Hans Selye se graduó como médico y posteriormente realizó un doctorado en química orgánica en su universidad, a través de una beca de la Fundación Rockefeller se traslado a la Universidad John Hopkins en Baltimore E.E.U.U. para realizar un post doctorado cuya segunda mitad efectuó en Montreal Canadá en la Escuela de Medicina de la Universidad McGill, donde desarrolló sus famosos experimentos del ejercicio físico extenuante con ratas de laboratorio que comprobaron la elevación de las hormonas suprarrenales (ACTH, adrenalina y noradrenalina), la atrofia del sistema linfático y la presencia de ulceras gástricas. Al conjunto de estas alteraciones orgánicas el doctor Selye denominó “estrés biológico”. Cuando el Hombre se vaya de este mundo la naturaleza quedará ahí”.
Hans Selye consideró entonces que varias enfermedades desconocidas como las cardiacas, la hipertensión arterial y los trastornos emocionales o mentales no eran sino la resultante de cambios fisiológicos resultantes de un prolongado estrés en los órganos de choque mencionados y que estas alteraciones podrían estar predeterminadas genética o constitucionalmente.
Sin embargo, al continuar con sus investigaciones, integró a sus ideas, que no solamente los agentes físicos nocivos actuando directamente sobre el organismo animal son productores de estrés, sino que además, en el caso del hombre, las demandas de carácter social y las amenazas del entorno del individuo que requieren de capacidad de adaptación provocan el trastorno del estrés.
A partir de ahí, el estrés ha involucrado en su estudio la participación de varias disciplinas médicas, biológicas y psicológicas con la aplicación de tecnologías diversas y avanzadas.
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EVOLUCIÓN
Nuestras percepciones y actitudes desempeñan un papel fundamental en la forma como reaccionamos. Por eso es que, cuando pasamos por una situación estresante, una de las estrategias es realizar algunos cambios en nuestro estilo de vida, y mantener una perspectiva equilibrada y realista de las situaciones conflictivas a fin de balancear la tensión con la relajación. Lo cual implica hacer un análisis objetivo de la situación y tomar la mejor decisión en el momento oportuno.
Al lidiar con una situación estresante, tendemos a emplear mecanismos de defensa para negarla, justificarla o racionalizarla, y acabamos “acomodándonos” a ella y aceptando el estrés que conlleva; o bien, identificamos la situación y la enfrentamos.
Los expertos en estrés recomiendan cuatro formas de lidiar con él: modificar la situación –ya sea cambiando de trabajo o de lugar de residencia–, adquirir nuevas habilidades para reducirlo o eliminarlo, percibir la situación bajo un enfoque o una perspectiva diferente, y/o realizar cambios en la conducta personal.
Además del equilibrio emocional y psicológico, es necesario atender el aspecto bio-físico de la persona. Para lo cual es recomendable mantener una alimentación variada y balanceada, eliminando el exceso de grasas y la cafeína –refrescos de cola, te y café–, el alcohol, el tabaco, el azúcar y la sal, entre otros. Así como practicar algún tipo de ejercicio no competitivo como la natación, caminar, correr, t’ai chi, yoga, gimnasia bioenergética, o algún otro tipo de técnicas de relajamiento con objeto de liberar la energía atrapada en nuestro organismo que es causante de dolencias psicosomáticas.
Para finalizar, no hay que olvidar que el estrés es el signo de nuestros tiempos. Un cierto nivel de tensión puede motivar para realizar esos esfuerzos extra que a menudo nos exigen los retos que nos presenta la vida. Lo importante es mantener el equilibrio y continuar nuestro proceso de evolución y re-invención para poder sobrevivir. Ahora, en medio de esta crisis, tenemos la oportunidad de renovarnos y empezar, una vez más, un nuevo proyecto de vida paralelamente con este nuevo siglo.
2.- CONCEPTO Y FUENTES DEL ESTRÉS
¿ QUÉ E S EL ESTRÉS?
Estrés es la palabra que se utiliza para describir los síntomas que se producen en el organismo ante el aumento de las presiones impuestas por el medio externo o por la misma persona. El estrés orientado a metas es un valioso instrumento de motivación que puede convertirnos en grandes atletas o empresarios. Pero también puede sumirnos en la depresión y llevarnos al suicidio.
Cuando un individuo se encuentra bajo los efectos de la tensión, el hipotálamo, que se localiza en la parte media inferior del cerebro, activa las glándulas suprarrenales para que liberen adrenalina en la sangre y el cuerpo esté preparado para lidiar con situaciones estresantes.
En caso de no liberar este tipo de energía interna, ésta queda retenida en nuestro cuerpo, alojándose en las partes más vulnerables del organismo, ocasionando uno o varios de los síntomas ya descritos. Sin embargo, es muy frecuente no reconocer que padecemos estrés y confesar que “algo” nos preocupa. Lo más común es padecerlo, negarlo o ignorarlo ya que nuestra cultura es de “machos y aguantadores.”
De hecho, nuestra cultura social y laboral no acepta seres débiles ni vulnerables, sino personas capaces de responder a las exigencias del consumismo y de imagen social donde la importancia del individuo es directamente proporcional a su poder de adquisición y acumulación
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