EL NIÑO ROJO (LECTURA PARA INCLUSION Y VALORES)
Enviado por PattyLzC • 14 de Noviembre de 2013 • 1.543 Palabras (7 Páginas) • 1.402 Visitas
El niño rojo
Esta es la historia de Lailo, un niño rojo nacido en un pueblo rojo, de padres de color rojo. Pasó su infancia entre libros rojos, que le enseñó a leer un maestro rojo, en su escuela roja. Jugando al escondite con los niños rojos en los matorrales rojos y se salpicaban con agua roja.
Un día, del temible cielo, que no era rojo cayó la peligrosa lluvia sin color, todos en pueblo rojo corrieron a esconderse a sus casas rojas, pero Lailo estaba perdido y no sabía volver con sus padres rojos. Y allí se quedó, empapándose, en medio de la plaza roja, llorando lágrimas rojas. Se quedó dormido del cansancio, lo despertó el ruido de voces, al abrir los ojos vio a un grupo de gente roja que lo miraban con miedo y con desprecio. En sus bocas rojas que murmuraban solo se podía leer la palabra AZUL. Fue entonces cuando Lailo miró sus manos, ¡ya no eran rojas!, la lluvia las había convertido en azules.
Asustado, observó como su padre se acercaba, corrió hacia él y la abrazó.
-Papá, ¿ Por qué soy azul?, ayer era rojo como los demás. ¿ Qué ha pasado con mi color?
-Lailo , nunca has sido rojo. Al nacer, tu madre y yo nos asustamos porque no eras rojo. Te pintamos para que nadie se diera cuenta y pudieras seguir con nosotros. Y ahora la lluvia ha hecho desaparecer la pintura revelando tu verdadero color.
El terror se dibujó en los ojos de su padre, que lo empujó y le gritó:
- ¡Sal corriendo, Lailo! ¡ Vete antes de que te metan en la cárcel con los demás colores! Busca el pueblo de tu color.
Y el Lailo azul, aterrorizado, echó a correr por las calles rojas y atravesó la puerta roja que había en las murallas rojas de la ciudad. Corrió hasta tropezarse con una nueva muralla, que era de color verde. En la puerta un guardián verde le dijo:
- Este no es tu pueblo, aquí no queremos gente de tu color. Sois vagos y traicioneros. Vete por donde viniste o tendré que avisar a la policía.
Lailo entristecido, comenzó a rodear la muralla verde para no adentrarse en el bosque, al que sus padres le habían prohibido ir. Al cabo, vio una ventana en la muralla, se asomó por ella, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, pudo ver varias habitaciones. Una de ellas estaba llena de gente de color amarillo, otra con gente marrón una tercera con gente roja. Entre estos últimos, pudo ver a gente que recordaba en su pueblo, gente que había traspasado las murallas y que nunca habían vuelto. DESAPARECIDOS.
Fue entonces cuando Lailo cayó en la cuenta de que aquello era la cárcel. Ese era el destino que le esperaba si no encontraba pronto el pueblo Azul.
Echó a correr una vez más pasó por murallas amarillas, negras y violetas, grises, blancas, sin pararse en ninguna de ellas. Estaba cansado, empezaba a perder la esperanza de encontrar algún día ese mundo azul, donde no sería rechazado y encarcelado por su color.
Lailo se sentó en el camino y rompió a llorar. ¿Dónde esta el mundo azul? Pensaba , ¿Cómo podré encontrarlo? En ese momento alguien le tocó en el hombro, al levantar la vista vio a una mujer que le sonreía. Era una mujer verde.
- Me llamo Deira, pequeño sígueme.
- No , - contestó Lailo- No me querrán de donde tu vienes. Soy azul.
Ella se agachó y con un guiño le dijo:
- De donde yo vengo no hay un solo color.
Deira comenzó adentrarse en el bosque. Lailo recordó la advertencia de sus padres y dudó en seguirla. Pero tras meditarlo un momento pensó que ya no tenía nada que perder. Estaba solo en un mundo sin azul, y la siguió, aunque con los ojos llenos de lágrimas.
Pasó mucho tiempo y acabaron llegando a un claro del bosque donde vio un pueblo en el que no habían murallas. Lailo se secó las lágrimas y se fijó en unos niños amarillos jugando con niños verdes en un jardín rojo. A cualquier sitio donde miraba veía miles de colores. Un hombre añil le acarició la cabeza al pasar a su lado , la gente lo miraba y le sonreía. " ¿Eres nuevo? preguntaban "Bienvenido" le decían Lailo no podía creerlo y buscó a Deira con su mirada. Se sentaron en un banco y la mujer comenzó a hablar.
- Hace mucho tiempo que existían los colores y un buen día nació un niño, también sin color. Sus padres que tenían mucho dinero, quisieron hacerle especial y distinguirlo de los demás. Lo pintaron de rojo y lo exhibieron orgulloso. La comunidad estaba encantada con el nacimiento de un color distinto. Ese niño creció y pintó a sus hijos
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