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EL TRAYECTO DE LA FORMACION


Enviado por   •  12 de Abril de 2015  •  2.733 Palabras (11 Páginas)  •  305 Visitas

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INTRODUCCION

El tema principal se centra en la paradoja que surge de la formación profesional y personal del sujeto mismo y la relación del trabajo personal y los medios que se procuran para la formación.

Hablamos sobre la disyuntiva que surge de la priorización de la formación académica o universitaria sobre la pedagógica o viceversa, además de la eterna lucha de la escuela normal para buscar la comunión de ambas, también se habla de que el sistema le da prioridad a la educación inicial sobre la continua; en si hablamos de la importancia de que la educación universitaria tome los aspectos pedagógicos de la experiencia y las vivencias personales e individuales para hacer de él docente un ser que eduque para la vida y no se quede en el conformismo del saber básico de lo académico y enfatice el hecho de que la educación es continua desde la infancia hasta la tercera edad y no podemos decir que no han faltado proyectos pero por desgracia la finalidad de que el docente participe en la formación del alumno ha sido un fracaso relativo pues no se ha podido mediar la formación del propio formador, con el paso de los años estos proyectos se dejaron de lado y el sistema formador se convirtió en una gran problemática y creció la necesidad de atender puntos clave de las fallas del sistema y es que cuando se busca redefinir al sistema educativo la formación docente entorpece todo plan y regresamos a la necesidad de formar mejor a los formadores. Surgen teorías para remediar este mal pero con ellas surgen nuevos errores que a su vez exigen nuevas soluciones y estas piden la renovación del sistema, dejándonos como único punto claro que la educación es continua y siempre debe estar en evolución a la par de la sociedad y los tiempos.

DESARROLLO

Como el texto lo dice: “la formación: es un proceso de desarrollo individual tendiente adquirir o perfeccionar capacidades”, lo que nos habla claramente de que no podemos separar la educación de la formación profesional porque todos tenemos experiencias que nos influyen directamente en nuestras vidas como profesionistas y aún más importante como alumnos o formadores y es ahí cuando el gran factor entra: “la reflexión” de uno mismo y se forja la personalidad formadora o profesional.

Pero ahora hablemos de los tres problemas de la formación del formador:

1.- Una formación doble.

En este punto hablaremos de un concepto en especial: “enseñante animador” pero no hablamos de un payaso ni mucho menos, sino de un formador que busca incitar al alumno a aprender y esto solo se puede lograr si el educador cumple con las capacidades de la dinámica pedagógica para enseñar y los conocimientos académicos propios de su especialidad, y es tema y preocupación actual el equilibrar la formación en ambos sentidos.

2.- Una formación profesional.

Este punto no trata otra problemática que no sea la de la pérdida de la status profesional del formador, es decir hablamos del maestro como simple trasmisor pero él es en realidad un formador, un profesionista que moldea a los futuros profesionistas y si él no reconoce esa labor la formación será un fracaso. Y es así como el profesor se convierte o es convertido por el sistema en un burócrata, un simple funcionario que se apega al sistema y solo transfiere conocimientos mediocres pero la verdad no forma porque se olvida de que ni el mismo termina de educarse pues siempre aprende algo nuevo y se olvida de mostrarle a sus alumnos la importancia y la influencia que tiene la vida en la formación profesional porque cada vivencia influye en la identidad profesional.

3.- Una formación de formadores.

Un formador moldea, es inevitable que un profesor no funja como modelo a seguir o imitar por su educando, pero la educación normalista no busca la imitación si no ser la guía de los futuros formadores buscando dotarles de “autonomía” para que ellos busquen su propio estilo de enseñanza, un proyecto de su propiedad que esté dotado de sus vivencias y realidades, que busque la armonía de la dinámica y la academia.

En resumidas cuentas esta lectura hace un repaso por puntos específicos derivados de la problemática de la formación, nos brinda un panorama de los problemas o errores, pero a su vez nos brinda un panorama de la utopía a alcanzar y las formas de lograrlo y aún más importante nos remarca esos errores que pasamos por alto pero que debemos identificar y corregir o al menos intentar no ser esclavos del sistema si no buscar la autonomía.

Ninguna persona se forma a través de sus propios medios, tampoco se puede formar por un dispositivo, por una institución, ni por otra persona.

La formación de los enseñantes surge de la problemática general de la formación. Las prácticas pedagógicas e institucionales de la formación permanente se han extendido en ocasiones como fuentes de renovación de la formación de los enseñantes, por medio de la participación en talleres externos, o por medio de la introducción de estas prácticas en las escuelas normales o en otros centros de formación. Lejos de limitarse a lo profesional, la formación invade todos los dominios: uno se forma en múltiples actividades de esparcimiento, como consumidor, como inquilino, como padre, como compañero sexual. En todos los niveles de responsabilidad. La problemática de la formación de los enseñantes es la misma en cualesquiera que sean los contextos nacionales y las concepciones presentes. La formación de los enseñantes es el lugar de mayor concentración ideológica. Las decisiones que puedan tomarse son políticas, en el doble sentido de una política de la educación, que consiste en promover un conjunto de medidas organizadas con metas propiamente educativas, y de una política general que pretenda conformar un cierto tipo de sociedad en relación con un conjunto dado de fuerzas. La formación puede verse también como una institución, que es un dispositivo organizacional que está hecho de programas, de planes de estudio, de certificaciones, de construcciones. Con la irrupción de la formación permanente apareció otro tipo de dispositivo: el mercado de la formación, donde la formación se vende y se compra, ya sea en jornadas de talleres, en planes de formación, en paquetes, en videocasetes o en terminales de computación. Una institución es también el lugar de una práctica, con sus normas, sus modelos, su propia tecnicidad, su lenguaje y sus practicantes, los formadores.

La noción de formación se ha cargado de tantos equívocos y aparece de tal manera pervertida por la utilización que se hace de ella desde la extensión de la formación permanente. Esta incitación a radicalizar la reflexión crítica sobre la formación evidentemente no puede hacer desaparecer ni el mita de la formación, ni las instituciones de formación,

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