ENSAYO: “PARTERÍA” GÉNERO Y SALUD
Enviado por Nicole Soriano • 28 de Septiembre de 2018 • Ensayo • 2.014 Palabras (9 Páginas) • 529 Visitas
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO[pic 2]
ESCUELA NACIONAL DE ENFERMERÍA Y OBSTETRÍCIA
LICENCIATURA EN ENFERMERÍA Y OBSTETRICIA
GÉNERO Y SALUD
ENSAYO: “PARTERÍA”
SORIANO HERNÁNDEZ FABIOLA NICOLE
GRUPO 0557
MAESTRA: LAURA ROCÍO OLIVERA JIMÉNEZ
- Introducción
En este trabajo se hablara sobre la importancia y origen de la partería en México, creo que ya se han escrito buenos trabajos que relatan la historia de la partería, pero ninguno como este, espero. No será una lista cronológica de acontecimientos aburridos con fechas a aprender, tratare de tocar los momentos históricos que han afectado a la partería ocasionando la desaparición de esta profesión, tratare de dar una explicación de la visión general de lo que fue la partería en el transcurso de las épocas pasadas hasta llegar al enfoque de la época actual, ya que los acontecimientos del pasado han tenido influencia importante en el presente, aún más en enfermería.
También abarcare un poco el tema de la feminización de esta profesión, quiero contestar a la respuesta de ¿Qué sería de la enfermería si los hombres predominaran en la enfermería? Creo que como estudiantes de esta licenciatura en enfermería y obstetricia debemos tener el conocimiento de cómo es que surge la obstetricia ya que la partería es la base de esta y a mi parecer sería bueno que la partería aun persistiera como profesión; así mismo creo que debemos cuestionarnos de que hubiera pasado si los hombres hubieran abarcado el porcentaje de esta profesión debido a que no existe gran cantidad histórica que demuestre la legitimidad de que la mujer fue la primer enfermera, entonces sería bueno poder preguntarnos qué hubiera pasado en otras situaciones históricas o con otros personajes representativos de esta historia.
- Como inicio a este trabajo creo que es importante saber lo que significa partería entonces según la Organización Mundial de la Salud la partería abarca la atención dispensada a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, así como la atención que recibe el recién nacido. Incluye medidas destinadas a prevenir problemas de salud en el embarazo, la detección de anomalías, la búsqueda de asistencia médica si es necesario, y la aplicación de medidas de emergencia en ausencia de ayuda médica. Los servicios de partería son fundamentales para la planificación familiar de un embarazo y un parto saludables y sin riesgos.
Siguiendo con las tradiciones prehispánicas que perduran en la mayor parte de las poblaciones indígenas y las tradiciones coloniales y del siglo XlX en las que el nacimiento era atendido ordinariamente no por un médico si no por una partera, daban a esta un sitio fundamental en la atención de la salud. Este oficio que era exclusivamente femenino, ha sufrido grandes transformaciones.
En un principio la matrona considerada como un oficio era desempeñado por un amplio número de mujeres ancianas entrenadas de generación en generación, las matronas eran profesionales respetadas en la sociedad que podían vivir de forma independiente y disfrutaban de estatus y remuneración comparable a la de los doctores masculinos en esa época, ya que se encargaban de todo lo que influía a un embarazo, desde la concepción hasta el nacimiento y cuidado del recién nacido.
Al paso del tiempo durante el periodo de la peste negra entre los años 1347 y 1349 las parteras se volvieron un pilar importante para la Iglesia, debido a su rol en los bautismos de emergencia, esto al momento en el que el parto se complicaba llevando a la mujer o al recién nacido a la muerte; ellas eran las que debían bautizar al bebe para darle una salvación, esto siendo como requisito indispensable para que pudieran ejercer como parteras. Entonces comenzaron a ser reguladas por la Ley Canónica de la Iglesia Católica Romana, que les exigía ciertos estudios y conocimientos de la iglesia adicionando así sus conocimientos empíricos.
Encontré un dato interesante durante mis lecturas para este trabajo, para asegurar el poder de la iglesia durante el la época medieval se consideraba que las mujeres tenían poderes mágicos sobre la salud, que podían provocar el mal a través de hechizos, pero también que tenían la capacidad de curar con estos. A menudo se las acusaba específicamente de poseer conocimientos sobrenaturales e inexplicables, señalándolas como brujas. En efecto, desde entonces un aspecto del ser mujer ha sido siempre asociado a la brujería puesto que las mujeres sanadoras han sido rodeadas de un entorno de superstición y temor. Esa destructiva y temprana exclusión de las mujeres del ejercicio autónomo de la sanación fue un precedente y una advertencia para el futuro de la partería y en general del desarrollo social de la mujer, que llegaría a convertirse en un tema de esta historia.
La presente lucha del movimiento feminista en el terreno de la salud de la actualidad tiene sus inicios en estas épocas. Teniendo como consecuencia la división entre cirujanos y parteras, dando como característica una educación oficial para los médicos y dando origen a para que la partería se estableciera como profesión técnica empírica, así mismo los médicos proclamaron que sus procedimientos científicos eran mejores, que los tradicionales utilizados por las parteras. Dando inicio a que los médicos varones conquistaran en absoluto el monopolio sobre la práctica de la medicina entre las clases superiores.
Puesto que decían que las parteras no tenían el conocimiento suficiente, que eran sucias, antihigiénicas y tenían técnicas poco razonadas y que siendo mujeres no tenían el conocimiento suficiente que ellos si tenían como hombres.
Durante la inquisición de la Nueva España en 1750 se ordenó que las parteras fueran examinadas y vigiladas por el Real Protomedicato para ser examinadas, se redactaron cartillas para que las parteras en las que se les indicaba que en los partos complicados debían llamar a un cirujano, entonces ya los estudios que requerían para las parteras era que debían haber estudiado cuatro años con maestros aprobados en su mayoría médicos, debían presentar certificado de pureza de sangre y testimonios de buena conducta, además de depositar 63 pesos. (Nicolas, 1910)
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