Educación de adultos
Enviado por TuttoStudio . • 18 de Septiembre de 2015 • Documentos de Investigación • 1.209 Palabras (5 Páginas) • 130 Visitas
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¿Por qué es importante también la educación de las personas adultas?
La educación, como la luz del sol, puede y debe llegar a todos.
José Pedro Valera (1845 – 1979)
Si un hecho me ha mostrado el enorme valor que la educación tiene para las personas adultas fue el haber conocido a Nicolás, un señor de más de 90 años, enfermo de cáncer, que tomaba clases de alfabetización en el INEA (Instituto Nacional de Educación para Adultos). Su ilusión y motivación eran llegar a ser abogado para ayudar a los más necesitados, decía. Fue el estudiante más entusiasta que conocí mientras trabajé como asesora en el instituto; de los más disciplinados y dedicados. Llegaba cada tarde caminando con dificultad, sonriendo y saludando a todos, luego se sentaba en el mesabanco e intentaba leer las sílabas, luchando por lograrlo a pesar de las cataratas que tenía en un ojo. Su amor por cada conocimiento que iba adquiriendo era en verdad grande, ejemplar. Lamentablemente un día dejó de ir a las asesorías y no volví a saber de él, aunque nunca olvidaré su enseñanza.
Como Nicolás, en México hay 31.8 millones de personas mayores de 15 años (36.7% de la población total) [1] que no saben leer ni escribir o que no tienen primaria o secundaria terminadas. Lo preocupante es que en el Presupuesto de Egresos de la Federación del 2015 solo se destinaron a Educación para Adultos el 0.8% del monto asignado a educación (5,388.6 mdp, 0.11 del PEF total y 0.03% del PIB)[2], lo que repercute gravemente en el porcentaje de personas atendidas por el INEA, organismo encargado de este sector en México. Con recursos tan limitados es lógico que se limite por igual el alcance y la calidad que se ofrece. Es hora de que el Estado revise con atención la distribución del gasto público y eleve el porcentaje que destina a la educación de personas jóvenes y adultas, que en lugar de aumentarlo, lo han ido disminuyendo[3]. Incluso se debe replantear a qué se le asigna, porque por ejemplo ni un peso de ese 0.8% se destina a la formación de tutores o asesores, lo cual repercute en la calidad de la educación que INEA proporciona.
Ante esto, es vital recordar lo básico, que la educación es reconocida como un derecho humano y que cada persona lo debe ejercer, independientemente de su edad o escolaridad, que no termina al alcanzar un cierto grado o al pasar de cierta edad, sino que dura toda la vida. La educación es sin duda la clave para el crecimiento o el estancamiento de un país, su cimiento para construir los peldaños hacia la realización, la justicia y la libertad. Entonces, ¿por qué no darle los recursos, el apoyo y el reconocimiento que la educación de adultos precisa?
Más allá de su trascendental papel en el combate a la pobreza y el desempleo, es gracias a la educación que las personas aprenden a convivir más armónicamente, a comunicarse de manera eficaz o a llegar a acuerdos equitativos dentro de su comunidad. La educación, o la falta de ella, incide en todas las dimensiones de las personas y de su entorno, razón por la cual es preciso garantizar que accedan a ella a lo largo de su vida.
Para garantizar que así sea, el Estado debe vigilar, promover y financiar este bien público. Debe proporcionarlo a toda la ciudadanía con la certeza de que mediante la educación su sociedad se fortalecerá y capacitará para defender sus derechos, que obtendrá una visión crítica, democrática y dialógica, así como seguridad y autoestima: “Hay claras manifestaciones de empoderamiento entre las personas que han estado en el INEA, comparadas con quienes no han estado… se manifiesta en la mejoría expresada en sus relaciones en distintos ámbitos: familiar, amistoso, vecinal y laboral… y su interés por asuntos políticos… mayor disposición de organizarse con otras personas afectadas o bien quejarse con las autoridades… y mayor disposición a estar informados”[4].
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