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Educación, familia y escuela (Liliana Pascual)

Gra PonceApuntes9 de Octubre de 2019

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Educación, familia y escuela (Liliana Pascual)

El desarrollo infantil y el rendimiento en la escuela.

Cuando un hombre ha sido favorecido, indiscutido de su madre, logra conservar durante toda su vida un sentimiento vencedor, esa confianza en el éxito que a menudo conduce realmente al éxito. Sigmund Freud

La función básica de la familia es la socialización de los niños, a través de su participación en actividades que hacen posible que estos puedan apropiarse de los conocimientos que correspondan al grupo social al que pertenezcan.

Posteriormente se ha dado a la escuela la función de socialización e individualización de los niños en cuanto a aspectos importantes para su  formación como adultos competentes. Mientras tanto la familia ha quedado relgada a la función socializadora en relación a determinados conceptos de responsabilidad, normas culturales, etc. No obstante el cumplimiento de esta función no se puede analizar desconociendo de otras funciones relevantes que se desarrollan en el contexto familiar.

Cataldo (1991) afirma que actualmente existe un alto grado de consenso sobre tres tipos de responsabilidades principales de la familia en su función socializadora:

  • La función de proporcionar protección a los niños, que implica atender a sus necesidades básicas y hace posible que los niños accedan a hábitos y valores importantes para su supervivencia y adecuación a la propia cultura.
  • La función de apoyar el desarrollo emocional de los niñes que tiene que ver con la construcción de la autoestima positiva relacionada con la motivación, valores de solidaridad, de respeto por el otro, la capacidad de inserción social, de relacionarse con otros y de experiencias personales.
  • La función de preparar para la escolarización, donde en énfasis está puesto en que les niñes adquieran conocimientos y habilidades, especialmente en los primeros años de vida, que marcan la continuidad educativa entre el contexto familiar y en contexto escolar que tiene una clara incidencia en el éxito escolar posterior.

Los procesos de socialización e individualización que ocurren en el contexto familiar, no pueden ser interpretados sin tener en cuenta que estas tres funciones básicas se encuentran en la base de las actividades u oportunidades para promover el desarrollo de los niñes u su acceso a los significados de su propia cultura.

Si bien estas funciones no son las únicas que cumple la familia (ya que además existen otras finciones como las legales, religiosas, económicas, etc) estas son las más importantes.

La familia como contexto de aprendizaje.

La interacción madre-hijo durante el desarrollo de la tarea conjunta

  1. La estructuración de la actividad, el rol desempeñado por el adulto y el niñe en esa estructuración.
  2. El tipo de ayudas y apoyos utilizados a lo largo de la secuencia de interacción.
  3. La participación del adulto y del niñe  en la situación de interacción. La transferencia del control y de la responsabilidad durante el desarrollo de la tarea conjunta.
  4. El clima emocional de las interacciones.

 Muy importante el papel del lenguaje dentro del sistema de andamiaje que construyen las madres con sus hijes en el desarrollo de las actividades conjuntas.

Para que el proceso de andamiaje se produzca, se requiere como condición un clima de intersubjetividad, producto de negociaciones sucesivas entre los participantes, a partir de los cuales se redefine la situación de interacción hasta que el niñe logra entender el significado de las actividades, adquirir la destreza necesaria para llevarla a cabo y regular su propia conducta.

La mutua influenciacontribuye a la individualidad que construye el niñe. Las relaciones que se establecen entre el niñe y sus cuidadores son asimétricas en el sentido de que el adulto, el último término es responsable de su mantenimiento. Por eso, las madres y padres que deben sintonizar con la individualidad infantil para que se produzca el ajuste y se creen las relaciones interpersonales adecuadas.

La sensibilidad y la actividad de esencia de la madre es lo que les permite percibir e interpretar las demandas de sus hijes y responder de manera adecuada.

Hacia dónde vamos en la educación infantil:

  1. Analizar las transformaciones que en la actualidad, han sufrido los actores más importantes de la educación infantil: la infancia, la familia, la escuela
  2. Reflexionar sobre los vínculos que los nuevos escenarios, imponen a estos actores.

En los últimos años mas ha cambiado el escenario social en nuestro país, dando lugar a una nueva estructura que se caracteriza por altas tasas de desempleo, el aumento de la precarización laboral y la vulnerabilidad social.

Si bien la pobreza no es un fenómeno nuevo se ha incrementado de manera exponencial, repercutiendo principalmente sobre las condiciones de vida de les niñes y adolescentes.

El aumento de la pobreza y la situación de fragmentación social, con la consecuente ruptura de los vínculos primarios, tiene importantes consecuencias sobre la infancia, que queda en una situación de mayor desamparo.

Esto se interpreta a través de los indicadores duros, como por las altas tasas de desnutrición, hacinamiento, mortalidad infantil y des escolarización.

Además, la situación de exclusión en la que se encuentran algunos sectores sociales contribuye a someter a les adultes y niñes a una situación de marginación y explotación social.

Las conclusiones de un estudio realizado en la ciudad de Rosario sobre “la salud mental en la infancia”, señala que las condiciones objetivas en las cuales se produce el crecimiento y desarrollo psicológico comprometen el estado de binestar infantil, siendo tal situación resultado de las profundas desigualdades sociales que genera la producción y distribución de la riqueza y de la que gozan de manera diferencial en los grupos familiares. El hábitat que preserva la integridad física y el bienestar, el capital cultural, la variedad y la riqueza de experiencias, las modalidades de vínculos intersubjetivos, el derecho a ser reconocido y valorado, la necesidad que recibir y manifestar afecto y emociones, constituyen procesos socio-psicológicos o psicológicos-culturales que no acontecen en abstracto sino en una realidad de progenitores concretos que viven en circunstancias históricas precisas.

El concepto de infancia tiene una connotación histórica que da cuenta de situaciones sociales, económicas y políticas por las que atraviesan les niñes en la sociedad contemporánea.

Podemos hablar de una pluralidad de infancias en tanto estas refieren a contextos sociales y familiares diferentes donde se expresan condiciones de vida concretas donde les niñes encuentran una diversidad de estímulos y de posibilidades de expresar sus potencialidades.

No es posible hablar de “la” infancia, sino de “las” infancias para hacer referencia los múltiples recorridos que hacen les niñes, procesos que se encuentra atravesados por situaciones de desigualdades cada vez más presentes (Carli 1999).

Esta connotación “situada” de las infancias se encuentra reforzada por avances en materia legislativa que se expresa en la Convención de los Derecho de los niños, niñas y adolescentes. En la actual Ley de Educación N°26206 en los artículos 8 y 11. Sin embargo, los avances en el campo de los derechos del niñe no se han visto acompañados por avances semejantes en el campo de las políticas públicas para la infancia, sobre todo cuando se trata de asegurar mejores condiciones de vida.

Además de una construcción subjetiva, el concepto de infancia, parece ser considerado como una “construcción social”, donde el papel de los “otro significados” lo ocupan las principales instituciones que se hacen cargo de ella, como la familia y la escuela.

La familia, en tanto unidad cultural, también se encuentra en permanente transformación. El modelo propio de familia de la modernidad se ha modificado.

Las nuevas familias se dan en las condiciones más cambiantes, de nuevas exigencias socio-económicas y de grandes transformaciones culturales y tecnológicas.

A ellos se suma la creciente vulnerabilidad de hogares familiares, padres jóvenes sin empleo ni estudio, aumento de los hogares monoparentales donde la mujer es la jefa de hogar, familias que no pueden generar el sustento para mantener y alimentar a sus propios hijes, ingreso de les niñes a la esfera laborar muy tempranamente.

Cada vez aparecen nuevos actores que además de los padres pueden asumir el papel de adultos significativo para less niñes.

En este escenario la familia a ha dejado de proyectarse en las generación futuras y les niñes se encuentran desprotegidos por parte de les adultes.

Por otra parte, la escuela se encuentra también interpelada por los cambios que ha sufrido la sociedad argentina: aparecen diversos interlocutores y recibe nuevas demandas por parte de una sociedad empobrecida y fragmentada.

En cuanto a la educación infantil, la escuela ha respondido a la demanda de universalización del nivel inicial (sala de 5), a través de una oferta educativa ampliamente diversa. En esta diversidad subyacen tanto las diferentes concepciones sobre la función social que se atribuye a la escuela, como a su especificidad pedagógica, como consecuencia de la crisis económica, se ha incrementado la oferta de la educación infantil no formal o por fuera del sistema formal. Esta oferta prolifera de la mano de organizaciones sociales y/o comunitarias (salas de juegos, comedores comunitarios, instituciones de atención a la infancia en otras instituciones, voluntarios, madres cuidadoras, etc)

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