El Cuerpo; Corporeidad

1. Descartes, como representante del pensamiento moderno, plantea una axiología en la cual eleva al pensamiento y denigra al cuerpo. Esto era necesario porque para el pensamiento de la época lo más importante era convertirse en dueños y poseedores de la naturaleza en un mundo que dejaba de ser un universo de valores para convertirse en un universo de hechos: no había misterios que la razón no pudiera descifrar. Es por esto que la filosofía cartesiana le otorgaba a la razón el valor que le permitía al individuo primar sobre el grupo, y para que exista individuo existía un cuerpo que lo delimitaba, lo hacía único y le daba trascendencia respecto de los otros. En “pienso, luego existo” está claro como la razón determina el ser y el cuerpo está condenado a la insignificancia, descentrado del sujeto; pudiendo afirmar que se puede existir sin un cuerpo porque el alma es entera y verdaderamente distinta del cuerpo. Este pensamiento que privilegia la razón está fundamentado en el anatomismo desde el cuál el pensador desarrolla la idea de que “el alma y el cuerpo son sustancias incompletas cuando se relacionan con el hombre que componen pero, separadamente, son sustancias completas”.

2. Como plantea la autora es interesante re-pensar como en las sociedades contemporáneas se invirtió la lógica racionalista de Descartes: hoy sólo importa el cuerpo, la imagen, las interacciones simbólicas en el individualismo occidental se dan desde una sensibilidad narcisista, donde lo único que importa es preservar el cuerpo por el cuerpo en si y no por el que aloja el alma. Esta forma de percibir y tratar al cuerpo unida a la fugacidad con la que interpretamos y usamos el tiempo deja a nuestro cuerpo en lugar de un envase descartable que no contiene nada; y esto además de invertir la relación dualista cartesiana constituye el imperialismo de la imagen sin tiempo, la belleza eterna, los placeres sin razón, las desigualdades basadas en la estética, la sabiduría ligada a quienes son capaces de perfeccionar la imagen y no aquellos que pueden pensar la existencia o salvar vidas. Los ejemplos que podemos pensar fundamentan éstas ideas son muchísimos: los centros de estética, los salarios de los modelos respecto de los profesionales de la salud, los gastos que hacen las familias en mantener y provocar la belleza, las agresiones al propio cuerpo en nombre de la belleza, etc.

3. En las sociedades consideradas pos modernas o de la Modernidad Líquida la vida que llevan los sujetos es una vida que no tiene largo plazo, donde las ideas de futuro previsible se encuentran colapsadas, la seguridad, la certeza y la protección ya no son importantes en las condiciones actuales. Es por esto que hay un culto desmedido por no envejecer, además del malestar que sienten los seres humanos que se sienten atrapados por el imperativo del mercado que lo homogeniza y lo excluye; se diluye el proyecto de vida y los objetivos

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