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El Curriculum


Enviado por   •  2 de Julio de 2014  •  3.241 Palabras (13 Páginas)  •  152 Visitas

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Durante mucho tiempo el currículum como disciplina en el campo educacional ha sido identificado con taxonomías y diseño de objetivos. Sin embargo, esta área del conocimiento tiene contenidos muy complejos y responde a cuestionarios de fondo. Según Bernstein el currículum se preocupa de la selección, organización, clasificación y distribución del conocimiento. Desde esta perspectiva, el estudioso del currículum debe plantearse las preguntas: quién o quiénes selecciona(n), distribuye(n) el conocimiento, y cómo se selecciona, organiza, clasifica, distribuye.

Otro estudioso, M. Young cuestiona los criterios que otorgan validez a un determinado conocimiento en déficit de otros. En el Instituto de Sociología de la Educación de la Universidad de Londres él dirige un seminario sobre “sociología del currículum”, a través del mismo busca responder a la interrogante acerca de la validez social del conocimiento, como se genera y se legitima un saber socialmente.

Por otra parte, el profesor Paul Hirst ha creado toda una conceptualización curricular que ejerce hoy una influencia profunda en el Reino Unido, y países de la Commonwealth. Esta sostiene que el desarrollo de la mente humana ha sido marcado por la diferenciación progresiva en la conciencia humana de siete grandes estructuras cognitivas y que la adquisición de estas diferentes formas de conocimiento, deben ser objetivos universales del currículum.

Estas estructuras cognitivas son “matemáticas, las ciencias físicas, las ciencias humanas y la historia, la literatura y las bellas artes, la moral, la religión y la filosofía” (Hirst, en Golby, p. 187).

Pero quién aporta hoy una conceptualización más global del proceso curricular es el norteamericano Elliot Eisner. El define el currículum como “una serie de eventos planeados cuya intencionalidad es lograr consecuencias educacionales para uno o más estudiantes” (1979 p. 39).

TEORIA NORMATIVA Y DESCRIPTIVA DEL CURRICULUM

Si asumimos que la función de la teoría es iluminar la realidad y ayudarnos a comprender y explicarnos sus fenómenos; el currículum como disciplina posee dos géneros de teorías que actúan copulativamente en el diseño de sus tareas específicas.

Teoría Normativa:

Tiene como función la “la articulación y justificación de un conjunto de valores o principios” (Eisner, p. 42).

Su substancia la constituyen los valores que dan espíritu, dirección a la empresa educativa y constituyen su fundamentación axiológica.

La educación como actividad intencionada tiene un carácter normativo explícito. Es portadora de una visión del hombre y posee una pre imagen de su debe ser, que dan forma y contenido a todas y cada una de sus actividades.

Los valores que orientan una determinada formación en el proceso de toma de decisiones en la elaboración del currículum explícito: ellos orientarán el proceso de selección de contenidos, su ubicación en el horario de actividades formales y el tiempo que dispondrán.

Teoría Descriptiva:

Tiene la tarea de “proveer conceptos que nos permiten hacer más sutiles y poderosas distinciones” (Eisner, p. 46).

La teoría descriptiva es producto de los préstamos que a la tarea del diseño curricular hacen las distintas disciplinas de las ciencias humanas.

Ellos permiten asumir las tareas curriculares con la ayuda de instrumentos y técnicas creadas en otros campos del conocimiento. Ellos permiten también hacer contribuciones de mayor calidad. Así el proceso educativo adquiera profundidad y una base más sólida.

Quizás la disciplina que más ha influido en la teoría descriptiva ha sido la sicología.

El desarrollo de la sicología como disciplina ha sido entregando “préstamos” útiles para el trabajo de los diseñadores curriculares. Cada Escuela, cada orientación tiene una proyección curricular, sirve de base a determinadas tendencias, pero constituyen en muchos casos, sólo modas y tienen un paso fugaz, incapaces de enraizarse, por no dar respuestas a las necesidades del trabajo práctico, tanto en el diseño como en el aula.

Alguna vez pasó por Chile el método cuisenaire, pero la complejidad y la falta de recursos humanos calificados para llevarlo a cabo hizo imposible una aplicación masiva. Otra moda reciente la constituyen las taxonomías elaboradas por B. Bloom, en 1956, y que hoy día son fuertemente criticadas.

Hay otros que han dejado raíces, como THORNDIKE, quién planteó la necesidad de la conducta observable como evidencia de aprendizaje. Esta escuela sicológica influye aún hoy en la formulación de los llamados objetivos conductuales, en donde, según Eisner se genera un “isomorfismo” (Golby) entre la conducta formulada por el diseñador como producto de la actividad de enseñanza aprendizaje.

Hoy en día, teóricos de la tendencia que Eisner llama “Curriculum como tecnología” (1979), tienen una profunda influencia por parte de la sicología conductista. Allí están entre otros, Bereiter, Glaser, Mager.

La característica esencial de este tipo de currículum basado en la sicología conductista, es que según Eisner: “la instrucción debe consistir en planeadas series secuenciadas de pasos que conducen a fines que son previamente conocidos y que son realizados con un máximo de eficiencia pedagógica” (p. 10).

Toda esta teoría conductista tiene como consecuencia un marcado énfasis en el control de todo el proceso enseñanza-aprendizaje, así el cientista educacional no sólo está en condiciones de comprehender y predecir la actividad que tiene bajo su supervisión, sino también será capaz de controlar todos los fenómenos que entran en juego, en el proceso de Enseñanza-Aprendizaje.

El ethos de la civilización industrial empapa todo el proceso. Se intenta, consciente o inconscientemente, lograr en la sala de clases, aquello que Pavlov y Skinner lograron en el laboratorio. Pero se olvida frecuentemente que ambos trabajaron con perros el primero, y palomas el segundo y que, a través de ciertos estímulos que eran en un comienzo neutros, fueron reforzándose algunas conductas con premios y otras con castigos, hasta lograr convertir el estímulo neutro en estímulo positivo. El gran problema y desafío de la educación es que trabajamos con personas, con hombres que son como decía Neruda: “Más que el mar y que sus islas”. Con ellos no es posible controlar todos los factores.

Esta visión otorgada por la escuela conductista al currículum se identifica con lo que Freire llamó “educación Bancaria” (1980), porque ve al alumno como un ser pasivo, moldeable por el impacto de la enseñanza.

Por otra parte, desde la óptica de la filosofía, ha contribuido

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