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El género Furcraea


Enviado por   •  6 de Agosto de 2013  •  Síntesis  •  2.411 Palabras (10 Páginas)  •  340 Visitas

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RESEÑA HISTORICA

El género Furcraea Vent. Comprende cerca de 20 especies diferentes, algunas

de las cuales se utilizan para la extracción de fibras. Frecuentemente estas

especies han sido confundidas con las pertenecientes al género Agave, de las

cuales son completamente distintas desde el punto de vista botánico. El

nombre del género es también a veces erradamente designado como

Fourcroya (Spreng, 1817) o Furcroea (Haw, 1819). El género Furcraea fue

llamado así por Etienne Pierre Ventenat en 1793, en honor del conde Antoine

de Fourcroy, químico del jardín du Roi De París.Las plantas del género

Furcraea forman rosetas de hojas grandes y carnosas, semejantes a las de

muchas especies del género Agave, pero en vez de la fuerte y grande espina

terminal de las hojas de esta última, terminan en pequeñas puntas coriáceas o

a veces pueden tener una pequeña y débil espina. Las flores de las Furcraeas

son numerosas, péndulas blanco – verdosas, en cambio las de Agave son

amarillas y en racimo erectos.

La ubicación del fique dentro de la botánica general es la siguiente:

REINO: Vegetal SUBCLASE: Monocotyledonae

PHYLUM: Tracheophyta ORDEN: Liliflorae (Liliales)

DIVISIÓN: Spermatophyta FAMILIA: Agavaceae

CLASE: Angiopermae GENERO: Furcraea

ESPECIES: macrophylla Baker, cabuya Trel, andina Trel, castilla, etc.

Nombre vernáculo: fique, cabuya, penca, fique perulero, maguey, cabui,

cabuya blanca, chuchao, cocuiza, etc.

MORFOLOGÍA

La descripción morfológica de la planta de fique es la siguiente:

Raíz: Son primarias formadas por el desarrollo de la radícula de los bulbos o de los hijuelos, estas se ramifican y dan origen a las raíces secundarias. Su forma es fasciculada, son perennes y profundas.

Tallo: Rosomatoso, corto o bien desarrollado y de forma cilíndrica. Crecimiento erguido, superficie ligeramente rugosa en la que se encuentran visibles las cicatrices foliares que han caído. Al comienzo el tallo es bulboso y a medida que va creciendo se vuelve estipitoso.

Yemas: Su posición es terminal, aunque existen yemas laterales y adventicias, generalmente durmientes, que permanecen inactivas por periodos largos, hasta que encuentran un ambiente propicio para su desarrollo, dando origen a ellos. La mayoría de las yemas son de hojas, pero hay una yema terminalflorifera.

Hojas: Son persistentes, verticiladas, exestipuladas, sesiles y simples. Suforma es laminar anceolada, mas o menos diez veces mas largas que anchas y acuminadas. En algunas variedades recurrentes, los bordes según la variedad pueden ser enteros, dentados, acerrados y aún crenados o estoneados. La superficie del limbo puede ser glabras, glabrescentes, canescentes o seriaceas. Tienen vernación convoluta y cuando están desarrolladas son carnosas y paralelinervias. Pueden llegar a medir hasta 3 metros.

Flores: Vienen enclavadas en una en una inflorescencia pluriflora,indeterminada, compuesta y en forma de panícula. Son hermafrodita, mas o menos actinomorfas, con simetrías radiales, entomófilas y anemófilas y rodeadas por un involucro de 2 o más brácteas, generalmente membranosas. Sépalos petaloides, de color verde claro. La corola es blanca punteada, dialipétala, epigina y de estibación también imbricada. Ovario inferior con 3 celdas; pólen amarillo harinoceroso. Olor penetrante a fruta madura.

Fruto: Es una cápsula en donde se alojan varias semillas aladas.

Semillas: Tienen endospermo carnoso que rodea el pequeño embrión. El fique tiene su origen en la América Tropical, sobre todo en las regiones andinas de Colombia, Venezuela y Ecuador, donde prevalecen condiciones climáticas apropiadas para su cultivo durante casi todo el año. En nuestro país, se siembra en la parte alta de la sierra templada y fría, y crece espontáneo en la hoya del Dagua, sobre todo en las cercanías de la población de este nombre, donde los montes se ven cubiertos de fique entre una vegetación de gramíneas y cactus acusadora de un suelo seco.

En sus orígenes los habitantes de estas regiones lo desfibraban para la fabricación de alpargatas, redes y cuerdas utilizadas en sus labores domésticas; así mismo, sus subproductos eran utilizados con propósitos medicinales. En tumbas aborígenes se han encontrado mochilas, cordeles y telas de uso funerario elaborados con fique; pero saber desde cuando, como y quienes empezaron a hacer objetos con esta fibra es, hasta ahora, imposible determinarlo. No obstante, se puede afirmar que el fique crecía silvestre en casi todos los climas del territorio colombiano.

En 1880 el Comisario de Agricultura Nacional informaba al poder ejecutivo que en Santander “Se producen anualmente tres millones de kilos de hilaza que se venden a 12 ½ centavos el kilo; se envían a Boyacá y Venezuela doscientos mil kilos y el resto se fabrica en los siguientes artefactos: Cinco millones de pares de alpargatas que se venden a 1.12 ½ centavos cada uno; trescientos mil pares de sacos que se venden a 50 centavos cada uno y un millón de lazos de 4 metros que se venden a 35 centavos cada uno”.

Desde sus inicios las hojas se desfibraban de forma manual, este proceso aun se sigue aplicando en muchos lugares y consiste simplemente en frotar las hojas entre piedras o hacerlas pasar a presión entre dos palos.

Su hilado se hace a mano y se reteje artesanalmente en telares de cintura o en telares verticales, destinando la mayor parte de fibras para la elaboración de cordelería y redes. Además de utilizar el fique como fibra textil, los indígenas lo aprovechaban como medicamento humano y veterinario, y aun como alimento, con el jugo del tronco preparaban bebidas y comían los bulbillos tiernos.

Con la introducción de telares horizontales, los españoles proporcionaron un avance tecnológico en la tejeduría. Los indígenas, de manera rápida aprendieron a manipularlos, destacándose los de la cultura Guane, grupo indígena localizado en lo que geográficamente hoy corresponde a las provincias de Guanentá y Soto del departamento de Santander. El incremento de la población, la fundación de ciudades y el creciente comercio entre ellas, aumentó la demanda de cordelería, sacos y alpargatas, elaborados con esta resistente fibra apta para el transporte de carga y movilización de productos agrícolas.

Los talleres artesanales fueron desarrollándose cada vez más y a medida que se rompía el aislamiento entre provincias, que utilizaban para el transporte de carga caballos y mulas, se consolidaba la producción

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