El ser humano

El ser humano se encuentra en una constante búsqueda de identidad, pretende distinguirse en una colectividad de seres humanos que se encuentran con la misma misión; sin embargo, existe en esta colectividad un grupo de personas que basados en su poder económico y social intentan opacar las ideas de la sociedad, generalizándolas en un solo pensamiento. En esta cacería hacia la identidad, el individuo intenta encontrarla por medio de un encierro en su propio mundo, evadiendo la influencia del exterior. Admito que aquí mi tema recuerda un supuesto que la humanidad siempre ha tenido, es natural decir que a lo largo de la historia las sociedades han sufrido cambios radicales; no obstante, existe una esencia que nunca muere, es la esencia del amor. Esta pasión es la causa de guerras como la de Troya, de aventuras como la de Odiseo y tragedias como la de Romeo y Julieta. En consecuencia, es la esencia del mundo.

Pero, ¿Podríamos decir entonces que es el amor causa del individualismo? Para esto es necesario referirnos a nuestro amigo Werther, quien es testigo de las desdichas de esta pasión. Werther en su amor no correspondido crea una tendencia a considerar: ser el centro de la inspiración, ya que ama el sentimiento que carlota le inspira, no a Carlota misma.

Para llegar a comprender lo dicho anteriormente, es necesario ubicar a nuestro protagonista en un periodo literario, y este es el romanticismo del siglo XIX; en este movimiento se caracteriza la exaltación del yo individual, reflejándolo en una emancipación del espíritu por medio de la confesión intima que Werther realiza a su amigo Guillermo. Pero, ¿Por qué era necesario exaltarse? En esta época se prende una luz que la sociedad por temor al fracaso quería ocultar, la luz del amor;

De inteligencia superdotada, y provisto de una enorme y enfermiza curiosidad, hizo prácticamente de todo y llegó a acumular una omnímoda o completa cultura. Primeramente estudió lenguas, aunque sus inclinaciones iban por el arte y nunca, a lo largo de toda su vida, dejó de cultivar el dibujo; al tiempo que escribía sus primeros poemas, se interesó por otras ramas del conocimiento como la geología, la química y la medicina.

Goethe estudió Derecho en Leipzig (1765); allí conoció los escritos de Winckelmann sobre arte y cultura griegas, pero una grave enfermedad le obligó a dejar los estudios en 1768 y volver a Frankfurt; Katharina von Klettenberg, amiga de su madre, le cuidó y le introdujo en el misticismo pietista, que ponía su énfasis en el sentimiento dentro de la confesión protestante; por entonces compuso sus primeros poemas. Retomó los estudios en 1770 en Estrasburgo y los concluyó al año siguiente; esos dos años allí fueron muy importantes para él: conoció a Friederike Brion, que le inspiró la mayoría de sus personajes femeninos, y trabó amistad con el filósofo Johann Gottfried von Herder, cuyos Discursos

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