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Entrevista Lydia Cacho


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2014  •  1.809 Palabras (8 Páginas)  •  184 Visitas

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La periodista mexicana Lydia Cacho Ribeiro recibió el Premio Mundial de Libertad de Prensa UNESCO-Guillermo Cano durante la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa el pasado 3 de mayo, en la ciudad de Maputo, Mozambique, 2008 el 3 de mayo. La siguiente es una entrevista concedida por la periodista a la publicación “Correo de la UNESCO”:

Lydia Cacho Ribeiro: “La visibilidad internacional es un escudo para los periodistas amenazados”

“Creo en el papel del periodismo como linterna del mundo, como un derecho de la sociedad para saber y entender; creo que los derechos humanos no se negocian. Mientras siga viva seguiré escribiendo y con lo escrito, seguiré viviendo”. Así de rotundo es el credo de Lydia Cacho Ribeiro (México D.F., 1963), que compagina su labor como periodista independiente con la dirección de un centro de atención a mujeres maltratadas en Cancún. Acaba de ganar el Premio UNESCO-Guillermo Cano de Libertad de Prensa.

Entrevista realizada por Lucía Iglesias Kuntz (UNESCO).

En sus libros y en cientos de reportajes usted ha denunciado temas como la pederastia, la trata de menores, la corrupción, el crimen organizado, la discriminación y la violencia de género, todo ello entre amenazas de muerte, intentos de ataque contra su vida y batallas legales. ¿De dónde le viene esa fuerza?

Mi trabajo periodístico y mi labor como ciudadana mexicana están íntimamente relacionados. La defensa de los derechos humanos es un tema que me ha tocado desde muy pequeña. Mi madre, que era francesa y llegó muy joven a México, ejerció desde siempre un activismo social que formaba parte de su vida y así nos educó. Crecí en una familia donde la defensa de los derechos humanos era una responsabilidad natural de ciudadana, no un esfuerzo ni un sacrificio. Luego de haber tenido durante muchos años un programa en una radio comunitaria en Quintana Roo, hablábamos todo el tiempo de la violencia de género y de pronto las mujeres llegaban a la estación de radio con golpes de machete, nos contaban las amenazas de muerte que les hacían sus esposos… me pedían ayuda y yo no sabía qué hacer por ellas. Entonces decidimos crear un grupo de ayuda y finalmente pudimos abrir un refugio de alta seguridad para mujeres, niñas y niños víctimas de violencia y un centro de atención.

¿Cómo funciona?

El Centro Integral de Atención a la Mujer y sus hijos (CIAM-Cancún) es una asociación civil sin fines de lucro y vive de donativos. Yo lo dirijo, pero vivo de mi trabajo periodístico; sin embargo, los empleados que colaboran con nosotros sí tienen un sueldo, son profesionales de defensa de las víctimas. El CIAM ha sido reconocido por instancias internacionales como el mejor centro de atención de México. Es una organización bastante avanzada, y hemos protegido a esposas de narcotraficantes, de políticos, de albañiles, de campesinos, es decir, a cualquier mujer que pida ayuda porque vive una relación violenta.

¿Piensa usted que las cosas están cambiando? ¿Vale la pena todo este trabajo?

Por supuesto que vale la pena, hay muchas transformaciones, hay sujetos en la cárcel por el libro que yo escribí [Los demonios del Edén, Grijalbo Mondadori, 2005], hay muchas víctimas que han salido a la luz y que recibieron atención en diferentes lugares del país. Hay una reacción social importantísima y ése es uno de los grandes honores. Más allá de cualquier premio es lo que ratifica que nuestro trabajo como periodistas funciona y sirve de algo. Además, a partir de mi encarcelamiento y de toda la reacción de los medios y como consecuencia de actores sociales y políticos importantes, se despenalizó el periodismo en México. Yo fui a la cárcel precisamente porque los periodistas podíamos ser encarcelados por una acusación de difamación y calumnia, gracias a mi caso desapareció esto. Ahora se puede llevar a un juicio civil como en cualquier país más avanzado. Por otro lado, mejoraron mucho las leyes con respecto a la pornografía infantil, pero sobre todo se mediatizó el tema, es decir, en México el abuso sexual infantil y la pederastia eran temas absolutamente silenciados e intocables, y a partir de mi caso, han salido una cantidad de foros e incluso se han creado organizaciones especializadas.

Personalmente, ¿tiene miedo?, ¿lo ha tenido en algún momento de su carrera?

Evidentemente, lo he tenido, cuando fui secuestrada, a fines de 2005, en las veinte horas de tortura en que estuve detenida en el camino de Cancún hacia el centro de la República. Con el tiempo uno aprende a taimarlo y a entender el miedo como un instrumento para tomar decisiones y para hacer estrategias. Además, debo decir que luego de veinte llamadas de amenaza de muerte una aprende a vivir sin tomarlas tan en cuenta, porque sería una locura. Habría que dejar no solamente el país, sino tal vez la profesión, y yo no estoy dispuesta.

¿Tiene protección especial para moverse?

Durante casi tres años tuve una escolta federal de cuatro agentes y viajaba a todas partes con una camioneta blindada. Sin embargo, en marzo de 2007 hubo un atentado en contra de esa camioneta federal y la propia policía sigue sin investigarlo, por lo que no parece que la seguridad en manos de agentes federales sea tal. Hace unos meses decidí dejar esa escolta y tomar las precauciones normales que toma todo reportero que anda por el mundo, teniendo mucho cuidado.

Pero, en esas circunstancias, ¿le es posible hacer su trabajo con normalidad?

Justamente es la trampa de las medidas cautelares que nos ponen a los periodistas. Haciendo

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