Estereotipos en los juguetes de niños y niñas

Estereotipos de género en los juguetes de niños y niñas

Pese a que la sociedad ha hecho grandes cambios que nos han permitido avanzar en términos de igualdad entre hombres y mujeres, persiste la mentalidad sexista entre las personas que, desde luego empieza a originarse en la niñez.

Existe una relación entre la experiencia lúdica que la niña y el niño viven durante su infancia y su realidad adulta. Así pues, el juego es un poderoso medio socializador, capaz de condicionar y moldear educativamente las preferencias de las personas a lo largo de su vida, igualmente, influye profundamente en la educación que recibimos y por lo tanto, está vigente en nuestra forma de ser y de interactuar en el día a día.

Lastimosamente, en el imaginario de muchas sociedades existe la idea de que a las niñas les gusta jugar con muñecas, cocinas y bebes, mientras que los niños prefieren los carros, soldados o pelotas. Esto ha sido normalizado en casi todo el mundo causando limitaciones en cuanto a las oportunidades de desarrollo en los menores.

La evidencia de esta categorización salta a la vista con tan solo entrar a una tienda de juguetes, ahí podremos patentizar que el espacio está dividido según el género, por un lado encontraremos el sector de los niños, probablemente decorado con colores azul y verde con un tipo de juguetes, y por el otro, el sector de las niñas con colores rosa o morado, con un contenido completamente diferente.

Pero esto no siempre fue así. De hecho, según un estudio realizado por la socióloga de la Universidad de California, Elizabeth Sweet (2018), hoy en día los juguetes están más separados según el género que hace 50 años. Mientras que en 1975, un catálogo de Sears sólo tenía un 2% de los juguetes publicitados de forma clara para niños o niñas, en 2012, el 100% de los productos de la tienda online de Disney lo estaban.

Sweet también descubrió que hasta a década de 1960, los juguetes para niñas se centraban en las tareas domésticas y los para niños en el trabajo en la economía industrial. Esto cambió significativamente tras el surgimiento del movimiento feminista de la década de 1970. Sin embargo, en la década de 1990, “los juguetes de género regresaron por venganza, hecho que resultó en los héroes y princesas de acción disponibles en la actualidad” (Sweet, 2018).

Si analizamos con detenimiento, ocurría algo parecido con el color rosado y azul, ya que hasta la primera Guerra Mundial, se usaba el blanco tanto para niños como para niñas y en un primer momento, el rosado se prefería para los niños y el azul para las niñas, pero según la historiadora Paoletti (s.f.), el rosado se impuso en los productos para niñas de forma clara en los 80s, cuando las estrategias de marketing de las grandes empresas comienzan a crear una mayor diferenciación de colores por sexos que hasta entonces.

De esta manera, si no queremos que este avance del mercadeo conlleve un retroceso en la formación y el desarrollo de los niños, limitando en vez de ampliando sus posibilidades, debemos ser conscientes de la importancia del juego; puesto que, teniendo en cuenta, que es en los primeros años de vida donde aprendemos las claves para descifrar el mundo y empezar a entenderlo, también es en ésta etapa donde consolidamos nuestra visión de la sociedad en el subconsciente, y si los niños crecen con condicionamientos que cohíben la libre expresión y el desarrollo de la personalidad y los gustos, será imposible que haya una auténtica igualdad entre hombres y mujeres el día de mañana.

Es responsabilidad de todos los que buscamos un mejor futuro, más equitativo y justo, erradicar estos estereotipos que inmortalizan la discriminación de género, porque aunque resulta alentador ver cada día más mujeres militares, científicas o deportistas, realmente es mínimo el cambio de mentalidad con respecto a lo que debería y no hacer un hombre o una mujer.

Debemos educar a nuestros niños sin clasificaciones ni distinciones. Ya existen varias empresas de juguetes

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