ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Falta De Identidad


Enviado por   •  7 de Febrero de 2012  •  1.581 Palabras (7 Páginas)  •  703 Visitas

Página 1 de 7

Falta Identidad III http://entendiendoavenezuela.blogspot.com/2006/11/falta-identidad-iii.html

Para los años 50’s, Pérez Jiménez comienza un plan de inmigración selectiva con la intención de poblar a Venezuela con gente que trae oficio, para impulsar de nuevo el agro, que había sido abandonado por los campesinos para buscar los beneficios de las empresas petroleras, y para también impulsar la construcción. Estos trajeron sus costumbres y se agruparon para mantenerlas. Y como fueron los que se adueñaron del comercio, nos acostumbraron a comer más manzanas que merey, más peras que caimitos, más ciruelas que semeruco. Era más fácil conseguir frutas importadas en los mercados que frutas autóctonas, pues no se había fomentado la producción comercial ni se había promocionado su consumo.

La curiosidad que producen sus costumbres, el hecho de que ellos son los que toman el liderazgo del comercio de comestibles y de restaurantes, hace que vayamos olvidando muchas de nuestras costumbres y nuestros platos. Pareciera que la nuestra no fuera digna de entrar en el mundo de la alta cocina. Hay muy pocos restaurantes que en verdad resaltan nuestras recetas propias. De hecho, al venezolano le cuesta pagar caro por comida criolla. Y muy poca gente decide vestirse de gala para ir a comer en un restaurante que se especialice en comida criolla. Esos sitios normalmente son de corte informal.

Y menos aún hemos sido capaces de exportarla. Una de las razones más importantes, no se puede negar, es que el venezolano no había sido emigrante. Ese fenómeno se ha dado de manera significativa solamente en los últimos años. Obviamente, una gran concentración de miembros de un mismo gentilicio crea un mercado natural para un restaurante que ofrezca comida típica del país en referencia. Pero esa no es la única causa. Los franceses no tienen grandes colonias de sus paisanos en ninguna parte de América –exceptuando la grandemente despoblada Guayana Francesa y alguna isla del Caribe- y sin embargo su cocina es conocida mundialmente. Así mismo, la comida mexicana.

Un gran amigo arguye que los venezolanos que han emigrado recientemente no sienten la necesidad perentoria de crear centros venezolanos en sus ciudades adoptivas porque se ha dado en una época y con unas características que diferencia la situación de los emigrantes de épocas anteriores. Por un lado, los venezolanos de reciente emigración son, en una gran mayoría, personas de alto nivel de educación y/o de poder adquisitivo elevado, lo que permite mantener el cordón umbilical con Venezuela retornando con frecuencia y no necesitar satisfacer sus necesidades venezolanas en sus nuevos lugares de residencia. Y por otro lado, la reducción de los costos de transporte y telecomunicaciones (boletos aéreos, teléfono, internet) hace muy asequible mantener el contacto casi diario con su país de origen. Sea física o virtualmente.

Aunque le consigo méritos al argumento, aún pienso que prevalece la naturaleza de la idiosincrasia del venezolano para no crear esos centros de preservación y difusión de la cultura venezolana en el extranjero. Una idiosincrasia que subestima esas costumbres por sentirlas poco dignas de resaltarlas al percibirlas como menos relevantes que las de otras regiones.

A todas estas, esos inmigrantes con su indiscutible capacidad de trabajo y con el oficio que traían se convierten en empresarios líderes del país. Y entonces refuerzan la idea subliminal de que los extranjeros son mejores que los venezolanos. Que lo de afuera es mejor. De hecho, “importado” llegó a ser un adjetivo con acepción intrínseca de “mejor que lo hecho en Venezuela”. Así viniera de centros de producción de baja calidad de Asia oriental. Lo que nunca tuvo una asimilación fue el hecho de que el éxito se debió a la capacidad de trabajo, el sentido de responsabilidad y la constancia con que esos extranjeros afrontaron sus proyectos.

La presencia de inmigrantes es tan pronunciada en el país que, por ejemplo, casi la mitad -18 de 37- de mis compañeros de promoción de bachillerato son hijos de extranjeros: Colombianos, Peruanos, Españoles, Italianos, Portugueses, Puertorriqueños.

Otro factor que coadyuvaba a que no tuviéramos una identidad común a lo largo y ancho del país, que nos unificara en nuestro gentilicio, era la falta de facilidades de transporte y medios de comunicación. No es hasta la mitad del siglo XX que se empiezan a construir la red de carreteras que ahora, a pesar de lo deterioradas, unen a toda la nación. Así mismo, el transporte aéreo comienza a utilizarse con gran intensidad a partir de los años 60s. Las redes telefónicas que permiten el discado directo nacional e internacional empiezan a funcionar a mediados de la misma década. La televisión se empieza a ver en una gran parte del país también en ese tiempo.

Todo lo anterior permite, por fin, un intercambio comercial y cultural entre las diferentes regiones del país –el Zulia, los Andes, los Llanos, Oriente, Guayana, el Centro-Norte y las Costas-

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (10 Kb)
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com