Hacienda Publica
Enviado por vimper77 • 16 de Julio de 2013 • 2.810 Palabras (12 Páginas) • 4.722 Visitas
Hacienda patriarcal
Entendemos por patriarcado en su sentido más sencillo el gobierno de los padres. Se trata de la manifestación y la institucionalización del dominio masculino, sobre las mujeres y sociedad en general. Se caracteriza por la autoridad, impuesta desde instituciones, de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar. En este tipo de sociedades existe una desvalorización de la mujer, que es relegada a un segundo plano.
Para acercarnos a los orígenes del patriarcado, debemos remontarnos a la época en la que el ser humanos se hizo sedentario, se inició la agricultura y por tanto los excedentes de producción y acumulación de bienes, lo que inevitablemente nos lleva a la generación de la propiedad privada y lo que ello conlleva, necesidad de defender el territorio y de mano de obra para trabajar en los campos. F. Engels comenta en “El origen de la familia, la Propiedad Privada y el Estado”: “la preponderancia del hombre en el matrimonio es consecuencia, sencillamente, de su preponderancia económica”
Es entonces, cuando la mujer comienza a ser propiedad privada de los hombres, primero del padre, que la dará en matrimonio, a quién el crea conveniente, siguiendo criterios, generalmente económicos para la elección.
Aunque tras la Revolución Francesa habían sido borrados los ordenamientos constitucionales modernos, subsistían de forma subterránea numerosas instancias que daban por descontada la autoridad del hombre. En este contexto patriarcal, las mujeres son consideradas personas subordinadas cuya principal misión era procurar la reproducción física de la especie. Tras la Revolución Industrial, inmensas masas de mujeres enfrentará largas jornadas laborales y salarios muy inferiores a los de sus compañeros, organizadas por un patronato formado exclusivamente por hombres.
El patriarcado es una institución que ha ido adaptándose a las diferentes etapas por las que ha pasado la humanidad, es decir, sigue vigente en su fondo, pero la forma va cambiando, de lo contrario sería imposible que hubiera resistido a lo largo de un periodo tan largo de la historia. Por ello es muy difícil definir los múltiples aspectos bajo los que se manifiesta el patriarcado, podemos dividirlos en varios aspectos como los socioeconómicos, los psicológicos y los culturales, aunque todos están interrelacionados y se actúan conjuntamente.
Dentro de los aspectos socioeconómicos en los que vemos reflejados el sistema patriarcal podemos resaltar por ejemplo la reducción de la mujer y el hombre a simples estereotipos y por lo tanto la falta de independencia económica de las mujeres, la división del trabajo, haciendo que las mujeres carguen con todo el trabajo no remunerado, y cuando realizan trabajos remunerados, lo hacen por menos dinero que los hombres y en trabajos de “bajo perfil”, “perfil asistencial” y puestos de escasa responsabilidad. Podemos meter dentro de esta categoría también el llamado techo de cristal, la intromisión de los hombres en la vida privada de éstas sin permiso o la violencia de género y muchos más que dejamos en el tintero.
A nivel psicológico el patriarcado tiene manifestaciones, en por ejemplo la falta de autoestima de las mujeres inducida por la educación y el entorno, el miedo a la libertad, la falta de expectativas de logro y limitación de los intereses, la insatisfacción permanente con el propio cuerpo, el sentimiento permanente de debilidad e inseguridad física, etc.
A nivel cultural, encontramos como se transmiten de generación en generación ciertos mecanismos que perpetúan el sistema patriarcal como la educación regalada androcéntrica, el funcionamiento y la estructura de la familia, transmisión de estereotipos a través de los medios de comunicación, los esquemas de percepción…
Que es el estado patriarcal?
El estado patriarcal consiste, como su mismo nombre indica, en la agrupación de los individuos bajo la autoridad de su progenitor, mientras existe; de este modo, aun admitiendo la longevidad de los hombres primitivos, los grupos humanos serían muy pequeños en la época patriarcal, pues sólo constarían del número de personas que se pudieran producir en tres o cuatro generaciones, que no pasaría de algunos centenares; contando, por supuesto, con la poligamia, institución que, sin embargo, no parece propia del primer momento de las sociedades, sino de aquel en que, entrando en lucha diferentes grupos humanos, el vencedor usa de los vencidos como de una propiedad suya, convirtiendo a los hombres en siervos y a las mujeres en concubinas; situación que es la primera de que se hace cargo la historia que ha llegado hasta nosotros, y la primera de que ha debido quedar memoria, pues ya en ella aparece, aunque en forma rudimentaria, el Estado, y mientras éste no existe, la humanidad no toma conciencia de sí, como ser colectivo y sistemático, no siendo antes posible más que la poesía lírica, por su carácter subjetivo, viniendo después la épica, forma primitiva de la historia.
Estado absolutista
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Para otros usos de este término, véase Absolutismo (desambiguación).
El Estado absolutista es una forma en la que el Estado y su gobernante (el monarca) se consideran como una única entidad situada por encima de las leyes. La expresión del derecho romano princeps legibus solutus, de la que deriva ese uso de los términos absoluto y absolutismo, se aplica en este contexto en el sentido de que el gobernante no está sujeto a la ley, y ejerce su gobierno sin control, límites ni responsabilidad. La forma de gobierno correspondiente es la monarquía absoluta, expresión de la forma de gobierno por la cual los súbditos de ese Estado, coincidentes con la totalidad de la población de las entidades territoriales que lo componen, están sometidos a la autoridad única y soberana de un monarca absoluto.
Con el título El Estado absolutista se tradujo al castellano la obra Lineages of the Absolutist State, de Perry Anderson (primera edición en inglés de 1974).1
Aunque existen precedentes de Estados con una fuerte concentración de poder en todas las formas de monarquía e imperios de la Antigüedad (despotismo hidráulico, Imperio romano, etc.), su definición historiográfica se limita a su aparición en la Europa Occidental de la Edad Moderna como expresión política de la formación social histórica denominada Antiguo Régimen (siglos XV al XVIII). Este periodo termina con la Revolución liberal de finales del siglo XVIII a mediados del siglo XIX, con la notable excepción de la autocracia zarista rusa, que llega hasta 1917. Su utilización para designar a otros Estados de épocas posteriores y hasta la actualidad es habitualmente objeto de controversia.
Anteriormente en la
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