Historia Judeo Cristiana
Enviado por ESTEFANIA15 • 22 de Mayo de 2013 • 2.962 Palabras (12 Páginas) • 639 Visitas
Frente a las demás religiones, el judeo-cristianismo tiene su
originalidad en la hostilización de la salvación, en el hecho de que la
salvación del hombre no se realiza en una forma vertical, a través de
una relación a histórica y acósmica con la divinidad.
Todas las categorías esenciales de la Biblia hacen referencia al
cambio y a la movilidad histórica hacia adelante: Éxodo, camino a la luz
de las promesas, mesianismo, salir de su patria. Hoy diríamos
"desinstalación" constante. Es la característica de la misión de
Abraham y Moisés; es la insistencia fundamental de los profetas. De
ahí la importancia que reviste el tema del desierto y del exilio. Cuando
el pueblo de Israel cae en la tentación de instalarse, los profetas lo
reubican en la perspectiva de caminar en la historia.
La visión bíblica de Dios es la del Emmanuel, un Dios que marcha
con su pueblo; un Dios de radical inmanencia en la temporalidad
histórica. Su trascendencia reside en el hecho de ser el "oculto", el
"mayor", el Dios al frente de nosotros en las fronteras del futuro
histórico. Los profetas son quienes leen los llamamientos de Dios a
través de los hechos históricos y políticos.
D/PROVOCADOR: El Dios de la Biblia es un Dios provocador, esto
es, un Dios que llama hacia adelante en la historia. Exige una
constante fuga del mundo, en el sentido de "fuga hacia adelante" y no
«fuga hacia afuera del mundo». Exige una ruptura del presente en
dirección al futuro. La visión griega del mundo (cosmos) era inmovilista,
mientras que la visión bíblica es dinámica.
BI/SECULARIZACION: La Biblia siendo profundamente
anti-inmovilista es también desacralizada. La profecía que envía hacia
adelante desacraliza las fijaciones que pretenden objetivar e
institucionalizar a Dios en el pasado. Dios no está en la naturaleza, que
debe ser des-divinizada; sí, en el movimiento histórico de apropiación
de la naturaleza que la transforma en un mundo en evolución para el
hombre. Lo sagrado no está en las cosas (fórmulas, palabras, objetos),
sino en el movimiento de humanización de la historia por la dominación
y transformación de la naturaleza.
CV/RD:RD/CV: Conversión al reino como conversión a la historia
en movimiento
No estamos llamados a convertirnos a un Dios "allá arriba" y «allá
afuera», sino al Dios de la Historia de Salvación; no al Dios de los
filósofos y de los sabios, sino al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,
al Dios de la Encarnación en Cristo.
Cristo inicia su predicación con una llamada a la conversión al Reino
«que viene», inminente e inmediato. Ese Reino se instaura con el
anuncio de la liberación de los cautivos (cf. /Lc/04/16 y siguientes,
Jesús en la sinagoga de Nazaret). El Evangelio es la Buena Noticia
para los esclavizados y dominados. Anuncio que provoca la conversión
para la revolución histórica, como antes en Egipto.
Un rasgo esencial de esa historicidad concreta del movimiento
judeo-cristiano es la adhesión y la inserción en el proceso histórico de
camino hacia adelante, y nunca alienación de la historia. Tal adhesión
e inserción reviste dos aspectos:
-Por un lado, la adhesión al proceso histórico concreto y actual, en la
ruptura del hoy para el mañana, en la entrada en el misterio del Paso
(Pascua), que Cristo realiza en su entrega hasta la muerte. En el
misterio pascual, la realización de ese Paso por Cristo, tiene
connotación histórico-politica.
-Pero por otro lado, la apertura de horizontes, esto es, al Reino
último y definitivo.
Se trata, pues, de la inserción en el Reino inmediato y en el Reino
definitivo; en el aquí y ahora, y con el horizonte siempre abierto delante
de nosotros; inmersión-conversión al proceso ahora, y reubicación
constante hacia adelante hacia un futuro aún mejor, en dirección al
futuro último. El cristiano es el hombre de la revolución constante, que
jamás se fija en un orden establecido; vive «desinstalado».
CV/A-H:A-H/CV: Conversión a Dios en la conversión al hombre
La conversión al Dios del Reino «quod instat» que es inmediato e
histórico, es evidentemente conversión al proceso histórico humano. Es
aquí donde se revela la fuerza y significación de la paradoja cristiana
de la radical unidad del amor a Dios y del amor al prójimo. Dios es
amado cuando se ama al prójimo. Se quiebra la lógica griega: Ya que
Dios así nos amó. también nosotros debemos amar... a Dios, diría la
lógica griega. «Amarnos mutuamente», dice Juan (cf. /1Jn/04/09 y
sgs.). Los exegetas nos explican que es, precisamente contra la
proyección de Dios fuera de la historia, por lo que San Juan insiste: «A
Dios nadie lo vio jamás, cuando nos amamos El permanece en medio
de nosotros» (/1Jn/04/12). Esta es una paradoja de tremenda
significación; para convertirse a Dios y a las llamadas de su Reino, es
necesario convertirse, aquí y ahora, al hombre y a su historia. En la
lucha de la liberación del hombre es donde se objetiva y materializa el
amor de Dios (cf. Mt 25, juicio final).
CR/HUMANISTA/DIFES CRMO/HUMANISMO
Distinción entre el cristiano y el simple humanista
El cristiano es alguien que:
a) elimina realmente toda fe en un Dios a histórico para tomar en
serio al prójimo como «lugar en el que se ilumina su existencia
humano-divina» y como "punto originario de su experiencia" (K.
Rahner);
b) descubre y se adhiere a Cristo aquí y ahora. Este es además el
principal sentido de la expresión: "Cristo histórico", esto es, Cristo en la
historia actual;
c) a partir de esa adhesión radical al prójimo, el hombre descubre la
dimensión personal del encuentro, ya que el prójimo tomado en serio y
que nos toma en serio es el punto originario del misterio de la
comunicación personal;
d) a partir de ese descubrimiento (en la vivencia-compromiso) de un
misterio interpersonal, el cristiano descubre el Tú fundamental, el Otro
implicado en ese encuentro, esto es, Dios como
...