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INTRODUCCION AL PENSAMIENTO POLITICO


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2012  •  1.967 Palabras (8 Páginas)  •  1.076 Visitas

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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO POLÍTICO

Se afirma, por lo general, que la ciencia política es una ciencia moderna.

El príncipe de Maquiavelo es considerado, de hecho, como la primera obra que tiene por objeto la ciencia política. Esta afirmación choca de inmediato con una observación bastante obvia, o sea, que la historia del pensamiento, aun antes de Maquiavelo, conoce un gran numero de obras expresamente dedicadas a la política, tales obras demuestran siempre un gran interés por los problemas de la convivencia humana.

Si se concibe a la ciencia política como una disciplina moderna, ello depende, en sustancia, del hecho de que se le atribuye la calidad de ciencia a un determinado modo de considerar y de tratar los problemas políticos y precisamente a la consideración de estos como objeto autónomo y al estudio de la política como disciplina autónoma.

Se trata de un estudio que lleva a la política a un sistema más general de problemas y que subordina, orgánicamente, las soluciones políticas a las soluciones religiosas, éticas filosóficas.

El príncipe de Maquiavelo, demuestra cuan largo y complicado fue el proceso mental a través del cual los modernos se han liberado de una concepción que mezclaba el manejo del Estado con la solución de los grandes problemas de la metafísica y de la ética.

En las primeras paginas de la política de Aristóteles encontramos la celebre justificación de la esclavitud por naturaleza; lo que Aristóteles considera necesario afirmar por principio es algo que con toda exactitud los primeros grandes teóricos modernos creen necesarios negar también por principio.

Los ejemplos podrán multiplicarse: los modelos del moderno político (si se piensa, por ejemplo, en el Agatocles y en el Cesar Borgia de Maquiavelo) no tienen nada que ver con la religión, con la ética, con la filosofía; su mundo esta tan secularizado y pragmatizado que mientras que la mas antigua utopía, la de Platón preconizaba el gobierno de los filósofos, la mas moderna la tecnocracia preconiza el gobierno de los técnicos.

El mundo de la política, tal y como fue concebido por los antiguos, forma parte del mundo de la verdad: el de la política moderna prescinde de el.

Benjamín Constant exaltaba la libertad de los modernos respecto de la libertad de los antiguos, veía una superioridad radical de la primera en el hecho de que los problemas de la verdad y de la ética ya se habían “privatizado”, transformándose en patrimonio exclusivo de las conciencias individuales.

El filosofo, como figura tradicional opuesta a la del científico, busca puntualmente la progresión de las ideas y la “superación” de los errores y de los limites ideales, y deja al historiador a la “degradante” filología la localización de los elementos del sistema cultural griego, que en el “avance” del espíritu vienen “superados”, pero pierde, de ese modo, la estructura del mundo cultural griego que, aun cuando indudablemente se relaciona con la del nuestro, no se identifica con ella y muestra, por el contrario un “todo sistemático”, que es, en su conjunto, un universo ideal diferente y original.

Advertencias como las anteriores son esenciales en la historia del pensamiento político, para evitar que el equilibrio de los variados elementos de un determinado complejo conceptual.

La de Max Weber, no se puede resolver sin la elaboración de ciertos criterios, es decir, sin la organización de una “escala conceptual” o de determinados “tipos ideales”.

En la filosofía, es preciso evitar a la vez el escollo que representa una mera colección empírica de hechos, el escollo de la pura y simple filología.

La historia de las ideas políticas pretende ser una autentica historia, que no se diluya en la pura filosofía, debe ser teorizada como una historia de ideas políticas que es al mismo tiempo historia de instituciones reales, vale decir, una historia de organismos definidos por una especifica estructura ideal y social y, en consecuencia, por una racionalidad netamente histórica.

Es cierto que el pensamiento político moderno nace polemizando conceptualmente con la teoría aristotélica de la esclavitud; pero la terminación real de la esclavitud presupone aquellos procesos de disgregación del antiguo organismo social que, de hecho, constituyen la historia económica de un prolongado lapso secular.

Si desviamos nuestra atención precisamente hacia las causas de las “lagunas”. Nos encontramos necesariamente ante la hipótesis de que tales doctrinas están rigurosamente ligadas a modos específicos de funcionamiento de la vida práctica asociada.

El secreto de la expresión de valor, la igualdad y la validez igual de todos los trabajos, por ser trabajo humano en general, y en cuando el concepto de la igualdad humana poseyera ya la firmeza de un prejuicio popular.

El genio Maquiavelo, parafraseando el elogio de Marx hacia Aristóteles, resplandece en el hecho de haber enucleado con vigor sin parangón una noción de la política como sección autónoma de la vida social, mucho antes de que se integraran los lineamientos de la distinción moderna entre sociedad y estado.

La dialéctica, la inmortalidad del alma, en una palabra, con la entera vida de la ciudad. Al principio del libro séptimo de la política, Aristóteles escribe que “si se quiere llevar a cabo la indagación necesaria de la mejor forma de constitución, conviene ante todo de terminar el genero de vida que por sus meritos sea digno de nuestra preferencia”.

Politeta, termino con el que Platón entiende designar “tanto la constitución civil de un estado, como la constitución interior de un individuo” y cuando Aristóteles nos habla de la constitución la define pura y simplemente como la “vida” de la ciudad.

En la reivindicación de la separación entre actividad social y actividad política, entre esfera publica y esfera privada, Kant, Humboldt y Constant nos han esclarecido ampliamente los fundamentos teoricos de este panorama de la política moderna; no obstante, falta preguntarse, por ejemplo, si solo la “evolución del espíritu” ha hecho, como lo es, casi indiscutible la idea de que el régimen político de la comunidad no puede desenvolverse si no es por medio de representantes,

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