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Ingeniero


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  640 Palabras (3 Páginas)  •  177 Visitas

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A mitad del camino de la vida, 1

en una selva oscura me encontraba 2

porque mi ruta había extraviado. 3

¡Cuán dura cosa es decir cuál era

esta salvaje selva, áspera y fuerte

que me vuelve el temor al pensamiento! 6

Es tan amarga casi cual la muerte;

mas por tratar del bien que allí encontré,

de otras cosas diré que me ocurrieron. 9

Yo no sé repetir cómo entré en ella

pues tan dormido me hallaba en el punto

que abandoné la senda verdadera. 12

Mas cuando hube llegado al pie de un monte, 13

allí donde aquel valle terminaba

que el corazón habíame aterrado, 15

hacia lo alto miré, y vi que su cima

ya vestían los rayos del planeta

que lleva recto por cualquier camino. 18

Entonces se calmó aquel miedo un poco,

que en el lago del alma había entrado

la noche que pasé con tanta angustia. 21

Y como quien con aliento anhelante,

ya salido del piélago a la orilla,

se vuelve y mira al agua peligrosa, 24

tal mi ánimo, huyendo todavía,

se volvió por mirar de nuevo el sitio

que a los que viven traspasar no deja. 27

Repuesto un poco el cuerpo fatigado,

seguí el camino por la yerma loma,

siempre afirmando el pie de más abajo. 30

Y vi, casi al principio de la cuesta,

una onza ligera y muy veloz, 32

que de una piel con pintas se cubría; 33

y de delante no se me apartaba,

mas de tal modo me cortaba el paso,

que muchas veces quise dar la vuelta. 36

Entonces comenzaba un nuevo día,

y el sol se alzaba al par que las estrellas

que junto a él el gran amor divino 39

sus bellezas movió por vez primera; 40

así es que no auguraba nada malo

de aquella fiera de la piel manchada 42

la hora del día y la dulce estación;

mas no tal que terror no produjese

la imagen de un león que luego vi. 45

Me pareció que contra mí venía,

con la cabeza erguida y hambre fiera,

y hasta temerle parecia el aire. 48

Y una loba que todo el apetito 49

parecía cargar en su flaqueza,

que ha hecho vivir a muchos en desgracia. 51

Tantos pesares ésta me produjo,

con el pavor que verla me causaba

que perdí la esperanza de la cumbre. 54

Y como aquel que alegre se hace rico

y llega luego un tiempo en que se arruina,

y en todo pensamiento sufre y llora: 57

tal la bestia me hacía sin dar tregua,

pues, viniendo hacia mí muy lentamente,

me empujaba hacia allí donde el sol calla. 60

Mientras que yo bajaba por la cuesta,

se me mostró delante de los ojos

alguien que, en su silencio, creí mudo. 63

Cuando vi a aquel en

...

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