Introducción al pensamiento complejo
Enviado por luisa68 • 28 de Febrero de 2013 • 15.790 Palabras (64 Páginas) • 348 Visitas
Introducción al pensamiento complejo.
Edgar Morin
El presente texto es una compilación de ensayos y
presentaciones del pensador frances Edgar Morin realizadas entre
1976 y 1988, los años durante los cuales su «método» comienza
a cobrar como estructura articulada de conceptos. Es una
introducción ideal a la obra de este hombre cuya desmesurada
curiosidad intelectual y pasión ética evocan aquel apelativo de
«genio numeroso» que Ernesto Sábato dedicara a Leonardo.
El diálogo estimulador del pensamiento que Morin propone a
todos los que, ya sea desde la cátedra o los ámbitos más diversos
de la práctica social, desde las ciencias duras o blandas, desde el
campo de la literatura o la religión, se interesen en desarrollar un
metodo complejo de pensar la experiencia humana, recuperando
el asombro ante el milagro doble del conocimiento y del misterio,
que asoma detrás de toda filosofía, de toda ciencia, de toda
religión, y que aúna a la empresa humana en su aventura abierta
hacia el descubrimiento de nosotros mismos, nuestros límites y
nuestras posibilidades.
Vivimos un momento en el que cada vez más y, hasta cierto
punto, gracias a estudiosos como Edgar Morin, entendemos que
el estudio de cualquier aspecto de la experiencia humana ha de
ser, por necesidad, multifacético. En que vemos cada vez más
que la mente humana, si bien no existe sin cerebro, tampoco
existe sin tradiciones familiares, sociales, genéricas, étnicas,
raciales, que sólo hay mentes encarnadas en cuerpos y culturas, y
que el mundo físico es siempre el mundo entendido por seres
biológicos y culturales. Al mismo tiempo, cuanto más entendemos
todo ello, más se nos propone reducir nuestra experiencia a
sectores limitados del saber y más sucumbimos a la tentación del
pensamiento reduccionista, cuando no a una seudocomplejidad
de los discursos entendida como neutralidad ética.
Cuando nos asomamos a entender el mundo físico, biológico,
cultural en el que nos encontramos, es a nosotros mismos a
quienes descubrimos y es con nosotros mismos con quienes
contamos. El mundo se moverá en una dirección ética, sólo si
queremos ir en esa dirección. Es nuestra responsabilidad y
nuestro destino el que está en juego. El pensamiento complejo es
una aventura, pero también un desafío.
Se reproducen algunos extractos de éste libro que en su edición castellana
ha sido publicado en España en 1995 por la editorial Gedisa.
Introducción.
La necesidad del pensamiento complejo.
La complejidad.
El paradigma de la complejidad.
La complejidad y la acción.
Introducción
Legítimamente, le pedimos al pensamiento que disipe las brumas y las
oscuridades, que ponga orden y claridad en lo real, que revele las leyes que lo
gobiernan. El término complejidad no puede más que expresar nuestra
turbación, nuestra confusión, nuestra incapacidad para definir de manera simple,
para nombrar de manera clara, para poner orden en nuestras ideas.
Al mismo tiempo, el conocimiento científico fue concebido durante mucho
tiempo, y aún lo es a menudo, como teniendo por misión la de disipar la
aparente complejidad de los fenómenos, a fin de revelar el orden simple al que
obedecen.
Pero si los modos simplificadores del conocimiento mutilan, más de lo que
expresan, aquellas realidades o fenómenos de lo que intentan dar cuenta, si se
hace evidente que producen más ceguera que elucidación, surge entonces un
problema: ¿cómo encarar a la complejidad de un modo no-simplificador? De
todos modos este problema no puede imponerse de inmediato. Debe probar su
legitimidad, porque la palabra complejidad no tiene tras de sí una herencia
noble, ya sea filosófica, científica, o epistemológica.
Por el contrario, sufre una pesada tara semántica, porque lleva en su seno
confusión, incertidumbre, desorden. Su definición primera no puede aportar
ninguna claridad: es complejo aquello que no puede resumirse en una palabra
maestra, aquello que no puede retrotraerse a una ley, aquello que no puede
reducirse a una idea simple. Dicho de otro modo, lo complejo no puede
resumirse en el término complejidad, retrotraerse a una ley de complejidad,
reducirse a la idea de complejidad. La complejidad no sería algo definible de
manera simple para tomar el lugar de la simplicidad. La complejidad es una
palabra problema y no una palabra solución.
La necesidad del pensamiento complejo no sabrá ser justificada en un prólogo.
Tal necesidad no puede más que imponerse progresivamente a lo largo de un
camino en el cual aparecerán, ante todo, los límites, las insuficiencias y las
carencias del pensamiento simplificante, es decir, las condiciones en las cuales
no podemos eludir el desafío de lo complejo. Será necesario, entonces,
preguntarse si hay complejidades diferentes y si se puede ligar a esas
complejidades en un complejo de complejidades. Será necesario, finalmente, ver
si hay un modo de pensar, o un método, capaz de estar a la altura del desafío de
la complejidad. No se trata de retomar la ambición del pensamiento simple de
controlar y dominar lo real. Se trata de ejercitarse en un pensamiento capaz de
tratar, de dialogar, de negociar, con lo real.
Habrá que disipar dos ilusiones que alejan a los espíritus del problema del
pensamiento complejo.
La primera es crear que la complejidad conduce a la eliminación de la
simplicidad. Por cierto que la complejidad aparece allí donde el pensamiento
simplificador falla, pero integra en sí misma todo aquello que pone orden,
claridad, distinción, precisión en el conocimiento. Mientras que el pensamiento
simplificador desintregra la complejidad de lo real, el pensamiento complejo
integra lo más posible los modos simplificadores de pensar, pero rechaza las
consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionales y finalmente
cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de aquello que hubiere
de real en la realidad.
La segunda ilusión es la de confundir complejidad con completud. Ciertamente,
la ambición del pensamiento complejo es rendir cuenta de las articulaciones
entre dominios disciplinarios quebrados por el
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