Isidro Bonaventura
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Caso IAE, Universidad Austral, preparado por los profesores Marcelo Burstein y José María Corrales, en
septiembre de 2002 en Pilar, Buenos Aires, Argentina, para servir de base de discusión y no como ilustración de la
gestión adecuada o inadecuada de una situación determinada.
Prohibida la reproducción, total o parcial sin previa autorización escrita de ACES. (IAE, Universidad Austral)
ISBN 950 893 474 3
Copyright © 2002
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Isidoro Buenaventura (A)
Corría el año 1997, y en la Argentina la actividad económica estaba en franca
recesión. Isidoro, si bien estaba muy preocupado por su nueva condición de
“desocupado”, era optimista y sabía que su decisión de iniciar un negocio independiente
le permitiría encauzar su vida, al menos en el aspecto laboral.
Isidoro se había quedado sin trabajo en agosto de 1997, cuando la compañía
petrolera en la que se desempeñaba como “Jefe de Mantenimiento” había ofrecido un
plan de retiro voluntario con el fin de reducir drásticamente su plantilla de personal. A
partir de julio, Isidoro comenzó a meditar la decisión, y en agosto acordó su retiro de la
empresa. A cambio, recibió una indemnización de $ 29.000.
Uno de los elementos que consideró Isidoro a la hora de decidir su retiro fue la
siempre postergada posibilidad de vender ese producto que tanto le gustaba: el
destornillador eléctrico.
En ocasión de un viaje de trabajo, había conocido ese destornillador, y luego
de su regreso, lo incorporó a su trabajo cotidiano y al de los empleados a su cargo.
El destornillador eléctrico era muy simple y permitía ahorrar tiempo y
esfuerzo. Isidoro siempre pensaba que se podría lograr que en cada casa hubiese uno
que reemplazara los antiguos destornilladores manuales. Su practicidad y bajo costo
relativo permitirían lograr algún día ese objetivo.
Isidoro era consciente de que el capital que tenía disponible no era suficiente
para semejante emprendimiento. Con lo cual, la idea de contactar a su tío, apareció
inmediatamente en su cabeza.
No le ocasionó mucho trabajo convencer a su tío, Pedro Fontana –quien
siempre contaba con recursos financieros y con ánimo de emprender nuevos negocios–,
para constituir una sociedad en conjunto.
La sociedad se inició con el aporte de $ 50.000 en efectivo, desembolsado por
Isidoro Buenaventura y Pedro Fontana (50% cada uno), este último, en carácter de
“socio capitalista” dado que no tenía ninguna intención de involucrarse en la operación
cotidiana de la empresa.
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La idea de Isidoro –compartida por su tío– era la de importar, en un inicio, los
destornilladores para evaluar la aceptación del producto en el mercado y, de presentarse
las condiciones apropiadas, comenzarían a fabricarlos localmente, recién en 1999.
Con su “business plan” acordado (esa frase se la había enseñado su tío), las
primeras tareas de Isidoro fueron las de conseguir más financiamiento, contactar al
proveedor brasileño y buscar un lugar donde establecer la empresa.
En diciembre, a Isidoro se le presentó la oportunidad de comprar un inmueble
a muy buen precio, que reunía las características necesarias para la segunda etapa de la
empresa. Sin embargo, al principio podrían utilizarlo como almacén de los productos y
como oficina. Isidoro decidió aprovechar la oportunidad y concretó la compra hacia fin
de mes a $ 40.000 (incluyendo $ 500 de gastos de escrituración), pagando $ 32.000 al
contado y comprometiéndose a pagar los $ 8.000 restantes el 30 de diciembre de 1998.
Isidoro estimaba que de los $ 40.000, $ 10.000 representaban el costo del terreno y el
resto correspondían al costo del edificio, que, siempre según estimaciones de Isidoro,
podría estar en condiciones satisfactorias de utilización durante 20 años.
En el mismo mes, Isidoro obtuvo un préstamo bancario de $ 6.000 que fue
acreditado en la cuenta de la empresa el 30 de diciembre.
Una vez obtenida la posesión del inmueble, Isidoro compró los muebles
indispensables para comenzar a trabajar. Pagó por estos $1.500 al contado.
El 31 de diciembre de 1997, Pedro e Isidoro se encontraron en el festejo
familiar del año nuevo y aprovecharon para conversar sobre la situación de la sociedad.
Buenaventura aportó como información financiera, aparte de los
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