LA CALIDAD INTEGRAL EN EDUCACIÓN

LA CALIDAD INTEGRAL EN EDUCACIÓN

Las circunstancias históricas configuraron un país lleno de diferencias, que nos hace ricos, pero nos desangra y excluye del camino del desarrollo.  Por eso se plantea este ensayo como un intento para responder a interrogantes como ¿Qué relación tienen los valores y la equidad con la calidad?  ¿Qué elementos deberían considerarse para construir procesos educativos con calidad? ¿Son la eficiencia y la eficacia los mejores indicadores de calidad?

En nuestro contexto es común escuchar las argumentaciones de diferentes agentes, intervenciones sobre calidad educativa.  Al final, todos parecemos estar de acuerdo en que la calidad es una condición necesaria para contribuir al desarrollo del país y sus habitantes, sobre la base de la educación.  Lamentablemente, vivimos en un país polarizado, con intereses encontrados, donde los beneficios de algunos están directamente relacionados con la exclusión de muchos; donde no ha sido posible encontrar criterios comunes o acuerdos que nos permitan transitar por una ruta que responda a los intereses, si no, de todos, por lo menos de la mayoría.  Como es lógico deducir, tampoco nos hemos logrado poner de acuerdo sobre qué debemos entender por calidad.  Este problema conceptual, puede provocar enormes diferencias en el momento de plantear las acciones educativas.

Seibold, cuyas ideas sirven como base para la redacción de este pequeño ensayo, propone que en todo proceso educativo debe incorporarse tres condiciones necesarias, a saber: “la calidad, la equidad y los valores” (Seibold, 2000).  En algún momento para considerar la calidad se ha partido de un supuesto de eficacia, que nos lleva a concluir en que la calidad se logra si se alcanzan los objetivos propuestos.  En este sentido cabría preguntarse, ¿Qué pasaría entonces, en sociedades como la nuestra, donde se pueden plantear objetivos perversos y sectarios?  Seguramente se podrían alcanzar, pero el alcanzarlos ¿a quiénes beneficia y cómo los beneficia?  Otra posición está relacionada con la eficiencia, que tiene  relación con el uso de los recursos, la relación costo-beneficio.  Vale la pena revisar estos aspectos críticamente para encontrar puntos concretos que permitan continuar con la reflexión.

Al respecto del punto anterior, Muñoz, citado por Martínez dice:

“la educación es de calidad cuando sus resultados, además de ser eficaces (por haber logrado las metas propuestas), de estar equitativamente distribuidos, de ser relevantes (por responder a las necesidades de los sujetos a quienes está dirigida), y de haber sido obtenidos por medio de procesos educacionales culturalmente pertinentes, también se logran con el aprovechamiento óptimo de los recursos utilizados en su impartición” (Martínez).

Esta postura tecnológica nos lleva invariablemente a las evaluaciones mediante pruebas estandarizadas, a verificar aspectos concretos y observables.  También se consideran los recursos invertidos global e individualmente, lo que nos lleva a criterios medibles, cuantificables, que al final reducen una teoría a una fórmula matemática.  La educación, es un fenómeno complejo, influido por infinidad de variables, muchas de ellas de carácter histórico, que no pueden estar presentes en este momento, pero sus secuelas determinan algunos comportamientos que parecen incomprensibles o bien son atribuidos a otras causas.

Se debe dejar claro que no se pretende eliminar totalmente la parte cuantitativa, que se reconoce como necesaria y útil, el problema radica en creer que es la única que puede aportar para lograr un conocimiento objetivo de la realidad.  El problema radica en olvidar o ignorar circunstancias históricas, sociales, culturales, económicas, políticas y de otra índole, que en nuestro criterio deben ser consideradas para interpretar la realidad y estar en la capacidad de responder efectivamente a los múltiples problemas de la educación.

Existe la tendencia a considerar la teoría de la calidad total de Deming, que tanto éxito ofreció al crecimiento de  la industria japonesa.  No cabe duda que tiene elementos interesantes, pero está diseñada para empresas industriales y como se anotó en el párrafo anterior la complejidad de la educación, especialmente en países como el nuestro, no puede manejarse como un negocio, por exitoso que sea, pues uno de los grandes retos es la inclusión y la equidad.

La propuesta fundamental de Seibold, está en la calidad integral educativa y ésta incorpora la equidad y otros valores.  En este punto se coincide con Dellors, quien bosqueja como necesario el desarrollo de las actitudes en su pilar aprender a vivir juntos y propone “el descubrimiento del otro” y “tender hacia objetivos comunes” como medio para lograr una convivencia pacífica (Delors, 1996).  Como puede notarse, aquí el proceso se trata de una manera más amplia y trasciende el simple resultadismo.

...