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LA DINAMICA DE SALUD DE JULIO FRENK


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  21.452 Palabras (86 Páginas)  •  1.560 Visitas

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LAS DIMENSIONES FUNDAMENTALES

EN EL capítulo anterior definimos por separado la investigación y la práctica de la salud pública. Ello sirvió simplemente para facilitar el análisis. En la realidad, la investigación y la práctica se refieren a un mismo universo, el cual delimita el espacio para integrar las dos caras de la salud pública.

Tal universo puede concebirse como una matriz tridimensional, la cual se representa gráficamente en la figura II.1. En su primera dimensión, la matriz contiene las diversas áreas a las que pueden aplicarse los esfuerzos por generar conocimientos y por actuar sobre la realidad. Estas áreas de aplicación pueden ser grupos específicos (por ejemplo, niños, mujeres embarazadas, ancianos, migrantes), problemas particulares (por ejemplo, la salud mental o dental) o programas concretos (por ejemplo, salud ambiental y ocupacional, salud internacional). La segunda dimensión de la matriz está representada por los objetos de análisis. Refiriéndonos al tratamiento que se les dio en el capítulo I, en cada una de las áreas de aplicación es posible investigar y actuar sobre las condiciones de salud o las respuestas a ellas. La tercera dimensión son las disciplinas científicas que convergen en la salud pública. Así, el conocimiento de las áreas de aplicación y de los objetos de análisis se basa en las ciencias biológicas, sociales y de la conducta.

Áreas de aplicación

(Grupos, problemas,

programas)

Otras

Salud internacional

Salud ambiental y ocupacional

Salud dental

Salud mental

Gerontología

salud

materno-infantil

condiciones

Objetos de

análisis

Respuestas

Ciencias Ciencias Ciencias de

Biológicas Sociales la conducta

Bases científicas

Figura II.1. El universo de la salud pública.

El universo de la salud pública permite configurar diversas combinaciones de áreas de aplicación, objetos de análisis y disciplinas científicas para especificar un programa de investigación o de acción. De estas tres dimensiones, son los objetos de análisis los que requieren de mayor clarificación, pues de ellos depende la especificidad de la salud pública. En efecto, ni las disciplinas científicas ni las áreas de aplicación constituyen patrimonio exclusivo de la salud pública. Lo que marca la identidad de la salud pública es su enfoque sobre las condiciones y las respuestas desde el nivel de análisis poblacional. En el capítulo anterior ofrecimos una definición general de los dos grandes objetos de estudio. Cada uno de ellos comprende varios fenómenos sustantivos más específicos. Ahora pasamos a examinar con detenimiento cuáles son esos fenómenos que integran el universo de la salud pública.

LOS FENÓMENOS SUSTANTIVOS DE LA SALUD PÚBLICA

Los fenómenos sustantivos conforman la materia de la investigación y la acción en salud pública. La especificación de estos fenómenos genera el modelo que se muestra en la figura II.2. Ahí se presenta la triada fundamental de los fenómenos de la salud pública: a) las necesidades de salud, b) los servicios que satisfacen esas necesidades y c) los recursos que se requieren para producir dichos servicios.

Las necesidades de salud

Los tres fenómenos sustantivos representan una forma más concreta de expresar los dos objetos de análisis. Así, las necesidades permiten estudiar con mayor precisión las condiciones de salud. En efecto, siguiendo a Donabedian, las necesidades pueden definirse como aquellas condiciones de salud y enfermedad que requieren de atención.1 En el lenguaje común no es raro que se use el termino "necesidad" para referirse a un servicio o a un recurso, como por ejemplo, cuando se dice que una persona "necesita" una consulta o que una comunidad "necesita" un hospital. Este uso es incorrecto. En rigor, el concepto de necesidad debe reservarse para aludir a las condiciones de salud. Al hablar de servicios o recursos es mejor usar el término requerimientos.2 La distinción no es únicamente semántica. En un sentido general, una necesidad representa una situación que debe ser satisfecha, pues de lo contrario el individuo sufrirá consecuencias negativas. Ni los servicios ni los recursos cumplen con este requisito, pues ambos son medios para satisfacer las necesidades de salud, mas no representan, en sí mismos, una necesidad. El reservar este término para las condiciones de salud subraya que su mejoramiento constituye el fin de la atención.

Figura II.2. Áreas sustantivas de la salud pública.

Fuente: Modificado de Donabedian, A. Los espacios de la salud: aspectos fundamentales de la organización de la atención médica. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1988: 71-79.

Como puede verse, las necesidades son un subconjunto de las condiciones: aquéllas que la sociedad ha determinado que requieren de una respuesta en forma de atención. Cualquier proceso vital —el nacimiento, el crecimiento, el desarrollo, la reproducción, el bienestar, la disfunción, el dolor, la enfermedad, la incapacidad o la muerte— puede considerarse como una condición de salud. De este universo, cada sociedad, en cada momento histórico, define un subconjunto para el cual se propone ofrecer atención. Una condición objetiva, por ejemplo un síntoma o una conducta, puede ser interpretada como un crimen o como un castigo divino mas no como una enfermedad, por lo cual no constituye una necesidad de salud. Así mismo, la sociedad puede carecer de respuestas para esa condición, por lo que tampoco se le considera una necesidad. Sólo cuando socialmente se especifica que una condición requiere de atención, dicha condición se convierte en una necesidad de salud. En consecuencia, el concepto de necesidad se construye socialmente.

Desde luego, la sociedad puede no mostrarse homogénea a este respecto. Varios grupos pueden diferir en su definición de una misma condición como necesidad. En particular, no es raro que los prestadores de servicios y la población tengan definiciones diferentes sobre las necesidades de salud. Por ejemplo, el riesgo de contraer una enfermedad infecciosa puede ser considerado por los profesionales como una necesidad que requiere de atención preventiva (por ejemplo, vacunación), mientras que la población puede no sentir tal necesidad. No revisaremos aquí el amplio debate sobre el choque potencial entre las necesidades objetivas y las necesidades sentidas.3 , 4 Baste señalar que una de las características de la modernización es que las interpretaciones científicas y profesionales de la experiencia humana adquieren preeminencia sobre las interpretaciones populares. En consecuencia,

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