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LA MARINERA


Enviado por   •  9 de Abril de 2015  •  2.818 Palabras (12 Páginas)  •  180 Visitas

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Antecedentes

El remoto antecedente de la Marinera se encuentra en el siglo XVII, con el Fandango, que probablemente a nació en Perú por el año de 1600. Fue una danza de pareja que representaba el enamoramiento y el cortejo, y que fue censurado por la Iglesia y la Corona. Esta danza mezcló lo característico de los tres grupos étnicos del virreinato y luego fue exportado a España, formando parte de su tradición. En 1606, el obispo Toribio de Mogrovejo hiso mención peyorativa en Saña (Lambayeque) de los bailes “zapateados” y en 1712 el francés Amedee Frezier hace la primera referencia textual sobre una danza limeña al que denominó “zapateo”. Estos bailes eran mal vistos por la élite conservadora, emitiendo severas sanciones para quienes las practicaban en público.

En el siglo XVIII surgen danzas que van a definir la estilística musical regional. En su viaje por la diócesis de Trujillo, el obispo Baltasar Martínez Compañón (1779-1790) recoge en sus láminas los diversos bailes étnicos de españoles, indios, negros y mestizos, donde se aprecian el uso del pañuelo, movimientos de zapateo y coloridos atuendos. También aparecen partituras de tonadas regionales, de cuyas notas tienen similitud con la Zamacueca (madre de la Marinera), tales como “La Donosa”, “Lanchas para Bailar” y principalmente “El Conejo” (con fuga análoga a la de la Marinera).

Algunas danzas y tonadas registradas por el obispo de Trujillo en la década de 1780

A principios del siglo XVIII, también surge el Tondero, primero con los bailes procedentes de Morropón (Piura) y luego fue incorporado el canto en Saña (Lambayeque). El Tondero es una danza que conserva un espíritu rebelde y errante: una mezcla de expresivo ritmo alegre, vivaz y atrevido, que mimetiza la actitud del gallo y la gallina cuando el macho persigue a su hembra para el apareamiento. Este baile va a servir de modelo para el surgimiento de la Zamacueca y, luego, la Marinera.

La Zamacueca, una danza de jarana

Como veremos más adelante, el nombre de Marinera fue acuñado a partir del año 1879, por lo que anteriormente se conocía con otros nombres. Uno de los bailes que reúne características análogas al de nuestro tiempo, fue el de la Zamacueca y que, a mediados del siglo XIX, adoptó diversos nombres, como lo precisó Carlos Prince en su libro Lima Antigua (1890), aseverando que «La zamacueca, conservando siempre su índole y el genio de su música, ha sufrido varias denominaciones, como por ejemplo: maisito, ecuador, zanguaraña, chilena, y últimamente marinera» (II: 35). Entonces, el origen más cercano a la Marinera es la Zamacueca; pero ésta ¿cuándo empieza a practicarse?

José Zapiola Cortés (1802-1885)

La primera referencia del término zamacueca, la otorga el historiador peruano José Durand (1987), según lo encontrado en el Archivo de Indias de Sevilla alrededor del año 1780; pero no menciona la ubicación exacta de tal documento. Por otro lado, son los testimonios de visitantes extranjeros los que documentan el término. Según el compositor chileno José Zapiola, en su libro Recuerdos de treinta años: 1810-1840, publicado en 1872, la zamacueca fue una danza limeña muy contagiosa que traspasó fronteras:

San Martín, con su ejército, en 1817, nos trajo el cielito, el pericón, la sajuriana y el cuándo, especie de minué, que al fin tenía su alegro. Estos últimos bailes podrían mirarse como intermedios entre los serios y los de chicoteo, pues no daban lugar a las desenvolturas que se ven en los otros que nos vinieron del Perú desde el año de 1823 hasta el día.

Desde entonces [1823], hasta hace diez o doce años [1860], Lima nos proveía de sus innumerables y variadas zamacuecas, notables o ingeniosas por su música, que inútilmente tratan de imitarse entre nosotros. La especialidad de aquella música consiste particularmente en el ritmo y colocación de los acentos, propios de ella, cuyo carácter nos es desconocido, porque no puede escribirse con las figuras comunes de la música (Cap. VI).

En los testimonios más tempranos, la zamacueca aparece como originaria de Lima y que empieza a expandirse a otros países desde la coyuntura de la independencia. Esto quiere decir que estaba en su memento de consolidación. Por ende, es lógico suponer que su origen se remontase varias décadas anteriores, posiblemente desde la segunda mitad del siglo XVIII, como señala Durand.

Desde el primer cuarto del siglo XIX, la Zamacueca concentraba la atención de varios viajeros, quienes no duraron en contar sus experiencias a sus paisanos. Una descripción muy detallada sobre los trajes del baile fue anotado por el viajero William Ruschemberg en 1833, quien dice:

[…] en un rancho estaban dos africanos danzando la zamacueca con música de una arpa rústica, acompañada por voces nasales de dos negras vistosamente vestidas y con el cabello rizado y adornado de flores, una estaba sentada en el suelo, golpeando al compás del cuerpo, el instrumento (arpa) don sus palmas. La bailarina estaba de blanco, con volantes hasta la rodilla y un chal de algodón de colores vivos anudado a las caderas, con el objeto de cortar considerablemente la falta. Los brazos estaban desnudos y brillando en negro puro; en una mano sostenía un pañuelo blanco que hacía revolar una y otra vez por el aire mientras que la otra sostenía su vestido por detrás […] su compañero de danza usaba amplio calzón corto de color canela abierto sobre medias y calzoncillos blancos que se veía por la abertura bordados con alegres motivos. Una chaqueta blanca y el cinturón de las bragas. También él usaba sombrero de Guayaquil […] la danza consistía en avances y retrocesos de uno y el otro, en un rápido arrastrar de pies al compás de la música, y ocasionalmente ejecutaba lascivos movimientos para el regocijo de los que miraban […] (Citado por Méndez 1998).

Respecto a las características de los movimientos de baile, a finales del siglo XIX, el alemán Ernst Middendorf escribió perspicazmente lo siguiente:

[…] al final de los bailes después de haber terminado las rondas, las cuadrillas y también el cotillón, algunas se designan a condescender a los ruegos y prolongados cortejos de bailar la danza popular peruana, la zamacueca. Esta danza es una representación mímica en la que el bailarín solicita la gracia de su dama. Los bailarines se colocan uno frente al otro, a poca distancia, levantando un pañuelo blanco, con la mano derecha. Se mueven entonces al compás de la música, mientras que el pañuelo es agilizado sin cesar en círculos o lateralmente, se acercan más el uno al otro y así los dos

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