LECTURA PROSCRIBIR LA VIOLENCIA, NO LAS PERSONAS.

Los medios de comunicación masiva señalan como uno de los temas centrales de la problemática del Estado contemporáneo , el de la seguridad pública, problema potenciado cotidianamente por el avance incontenible de la pobreza, porque con ella cabalga en ocasiones de manera galopante, la inseguridad, cuya presencia se advierte lo mismo en el campo que en la ciudad, en la vía publica, en el interior de los bancos y demás establecimientos mercantiles en el transporte público y privado en los centros de diversión y esparcimiento y aun en domicilios particulares que con lamentable frecuencia son víctimas de asaltos.

El problema de inseguridad pública no debe ceñirse a meros aspectos de índices delictivos, estadística delincuencial, cuestiones que tienen que ver con la policía y delincuentes, ni tampoco solo se refiere al aspecto punitivo del Derecho ni a la facultad represiva del Estado. La noción que debe tenerse presente de la seguridad pública debe ser con una visión integral que implica necesariamente lo que conoce como políticas públicas.

En ninguna parte del mundo la delincuencia ha disminuido únicamente con medidas policiacas, siempre han intervenido ciudadanos organizados en lo individual y diversas instituciones ligadas a las políticas sociales.

Una posible solución a la problemática de inseguridad pública debe de partir de políticas de Estado de contenido social, en el ejercicio de la función de seguridad pública debe contarse con el apoyo de políticas públicas especialmente diseñadas para combatir el desempleo, la pobreza, las adicciones y con el desarrollo de un conjunto de acciones, entre las que destacan la de vigilancia de la vía y lugares públicos, vigilancia de los establecimientos mercantiles a los que tiene acceso el público, y la prevención de comisión de ilícitos.

Es necesario que el estado brinde espacios que permitan a los ciudadanos recobrar el tejido social y con ello sentar las bases de la prevención social del delito, factor determinante en la lucha contra la delincuencia y sin la cual cualquier lucha contra el crimen sería inútil o desgastante.

Uno de los problemas que se presentan en la prevención social de delito es la dificultad para determinar a cual área de gobierno le corresponde dirigir esa tarea. Pues persiste la impresión de que es un tema demasiado blando para que la política en materia de seguridad pública la lleve a cabo, por otro lado se considera demasiado duro para que la política social lo aborde.

Se puede observar que la prevención, el control, la sanción y la represión de la violencia y la delincuencia constituyen una responsabilidad básica del Estado y por ello es un componente vital de las políticas públicas, sin perjuicio de las responsabilidades que le caben a la sociedad

Una política de prevención social del delito eficaz debe ser el resultado de un detallado análisis de situación , basado en un juicio sistemático y analítico consistente en el abordaje descriptivo e interpretativo de un conjunto de campos y dimensiones fundamentales de las problemáticas (situaciones de violencia , conflictos y delitos) considerar metas de mediano y largo plazo y comprender herramientas o instrumentos que abarquen los distintos

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