LEY Y LIBERTAD

Éste es sin duda uno de los rasgos más notables y más hermosos de la naturaleza, pero misteriosamente es también uno de los aspectos más contradictorios del hombre. Además hoy en día este aspecto tan hermoso de la naturaleza humana ha sido tan devaluado que conviene volver a contemplarlo en su belleza original para poder quedarnos admirados de la grandeza que representa para el hombre el hecho de ser libre.

Decimos que el concepto de libertad está muy devaluado porque si nos dedicamos a preguntar por las calles a la gente, adultos, jóvenes o niños qué entienden por libertad las definiciones, aunque muy básicas y distintas, tendrán un común denominador: afirmar que la libertad consiste en hacer lo que uno quiera sin que nadie ni nada se lo impida. Esta definición, aunque con muchos detalles ciertos, reduce a la libertad a una pura propiedad física de los actos humanos, es decir, que mientras “yo no tuve nada que me estorbara entonces fui libre”. Es obvio que eso no es libertad porque el ladrón que realiza su “labor” sin que nadie le estorbe no está siendo libre, aunque cumple con todas las características de libertad arriba enunciadas: hace lo que él quiere y nadie se lo impide. A pesar de eso, él está siendo esclavo de un vicio deplorable como lo es el hábito de apoderarse de lo que no le pertenece.

La libertad es algo mucho más grandiosa y sublime que la pura carencia de Coacción externa. La definición filosófica de libertad puede ayudar para darnos

una idea, luego ya la podremos explicar a detalle. Libertad es la operación de la

voluntad por la que la ésta se adhiere al bien que le presenta la inteligencia.

Ahora sí vamos a aterrizar esta definición:

Es bueno saber que el espíritu tiene dos facultades que son la inteligencia que

está ordenada a la verdad y la voluntad que está ordenada al bien. Bueno, la libertad es un acto de la voluntad pero no es un acto ciego sino que sólo se inclina a lo que la inteligencia le presenta, y como la inteligencia siempre llega a la verdad, entonces la voluntad se fía de ella y acepta lo que le ofrece.

Podemos decir entonces que entre más ponderada y sopesada haya sido nuestra acción más libre fue. Hay que hacer mención de un rasgo que suele faltar en las definiciones que normalmente nosotros escuchamos de la libertad y éste es el bien. Porque de nada sirve hacer cosas sin coacción externa si con ese acto nos hacemos daño. Esto es lo que se nos escapa muchas veces a la hora de creernos libres pues pensamos que lo somos cuando en realidad estamos haciendo pedazos nuestra naturaleza, e incluso haciendo pedazos a los demás, incluidos nuestros seres queridos y aquéllos que nada tienen que ver con nosotros. Hemos de tener presente esa conciencia de mejorarnos a nosotros mismos, de auto perfeccionarnos con cada uno de nuestros actos.

Es por eso que los

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