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La Configuracion Internacional Neoliberal


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2012  •  2.198 Palabras (9 Páginas)  •  621 Visitas

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La globalización se entiende como una guerra en todos los frentes librada por el capital mundial contra los trabajadores y pobres del planeta. Esta guerra ha buscado, y lo ha conseguido, la reestructuración del trabajo a favor del capital, la libre movilización del capital hacia donde se encuentra trabajo, barato y abundante, la erradicación de todo tipo de conquistas y derechos de los pobres, la transformación del Estado en un ente favorable a la competencia económica que ya no regula los factores nacionales (como moneda, comercio, inversión extranjera o trabajo) sino que acude más que nunca a la represión y al control social. En pocas palabras, para usar un lenguaje hoy proscrito, la lucha de clases en estos momentos se hace de arriba hacia abajo y favorece al capital.

En esa guerra social que es la globalización hay estrategas, ideólogos, y ejecutores. Entre los primeros, estrategas e ideólogos, sobresalen los economistas neoliberales que desde sus relucientes oficinas planean las maniobras que se van a librar en el terreno, esto es, indican donde se debe aplicar un plan de ajuste estructural, dónde se debe privatizar, cuando hay que cerrar un hospital público o vender una universidad estatal, etc. Esas decisiones suelen presentarse como determinaciones técnicas, por lo demás ineluctables, que favorecerían incluso a los que van a ser víctimas de tales políticas. Quienes ejecutan en la práctica esas políticas neoliberales son los gobiernos, muchos de cuyos presidentes o ministros hacen parte de esa cofradía neoliberal. En tal perspectiva, los economistas neoliberales son criminales de guerra, porque no son los que disparan, esto no siempre es una metáfora por desgracia, de manera directa sino los que dice a quiénes, cómo y cuándo se debe disparar contra los trabajadores y los pobres del mundo.

La actual crisis económica cuyas dimensiones cada vez parecen más agigantadas, ¿es la bancarrota definitiva de la ideología neoliberal? ¿Qué cambios se efectuarán, si es el caso, en el modo de funcionamiento del sistema económico mundial? ¿Estamos entonando los cánticos de la lucha final?

Parece que la crisis actual si marca un punto de quiebre de la ideología y del proyecto del neoliberalismo, pero ni mucho menos significa el fin del capitalismo. Al respecto vale hacer algunas precisiones históricas: desde que el capitalismo existe ha necesitado del Estado, pues sin éste nunca hubiera existido. De tal manera que lo que se ha visto a través del tiempo, son distintos tipos de Estado, pasando por el de Bienestar, hasta desembocar en el Estado neoliberal, en el cual nos encontramos. Que este tipo de Estado sea abandonado o reconstruido no significa para nada que el capitalismo vaya a desaparecer. En segundo término, ya se está viendo en Estados Unidos y la Unión Europea, que para evitar la bancarrota total de la economía el Estado ha ido al rescate de los bancos, de los inversionistas hipotecarios o de la industria automovilista, con lo que se muestra que en el futuro inmediato el Estado va a tener una mayor intervención económica con respecto al período neoliberal. Sin embargo, ante la inexistencia de un proyecto anticapitalista, y de sujetos que lo encarnen, la crisis del capitalismo no significara su fin, pues este no se logra mediante un derrumbe automático, sino que deber ser resultado de la acción colectiva y consciente de sujetos sociales.

La crisis actual tiene, un elemento importante que no puede desestimarse, puesto que de ella va a salir seriamente resentida la hegemonía de los Estados Unidos, que se había recuperado tras la disolución de la URSS. Y esto es importante porque muestra los límites económicos de esa hegemonía, que va a quedar reducida por algún tiempo a un plano puramente militar, y el dólar va a salir más debilitado que nunca. En estos días, por ejemplo, se anuncia que en secreto la Reserva Federal de los Estados Unidos emitió 600 mil millones de dólares, una cifra impresionante, sin ningún respaldo. Esto tarde o temprano va a incidir en el dólar, porque lo único claro es que es un papel sin ningún valor real, completamente depreciado.

Esta debilidad de los Estados Unidos va a posibilitar que en distintos lugares del mundo, como en algunos países de América Latina, sus acciones criminales tengan menos posibilidad de operar con la misma intensidad del pasado y con el mismo apoyo, sin que eso signifique que van a desaparecer.

¿Qué opinión merecen los actuales procesos de cambio en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia, acaso en Paraguay? ¿Es igualada con los caminos emprendidos en Brasil, Chile y Uruguay? Hay gentes que piensan que no es una cuestión de argumentos ni de razones. , el capitalismo es eso y mucho más. Pero, ¿qué podemos hacer? El poder de la reacción imperial es infinito. No hay posibilidad de una resistencia efectiva. Lo sucedido en Ecuador o Venezuela ha sido fruto del azar y el Imperio acecha babeante de sangre. No hay esperanza. ¿Qué podría decirse de esta línea argumentativa?

Evidentemente no es una cuestión sólo de argumentos ni de razones, aunque la lucha de clases también se da en el plano teórico, y es un terreno que tampoco podemos abandonar, si tenemos en cuenta que sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario. Y en el terreno teórico también hemos sufrido una derrota histórica, al renunciar no sólo a instrumentos conceptuales y analíticos indispensables para analizar el capitalismo, sino en haber aceptado que la renuncia a esos instrumentos haría del capitalismo un sistema menos agresivo y criminal, como si se tratara de una cuestión de buena voluntad. Es obvio, que ninguna teoría en sí misma sirve para mucho, si no prende de las masas, las cuales con su accionar diario marcan caminos no sólo de tipo práctico sino también de tipo teórico.

En tal sentido, lo que está pasando en algunos lugares de América Latina es muy interesante, porque sectores sociales comúnmente

despreciados, como las sociedades indígenas, en Bolivia, Ecuador y en Colombia han encabezado la resistencia y la rebelión contra el neoliberalismo y el librecambismo, al tiempo que, hurgando en sus tradiciones ancestrales, reviven formas organizativas y políticas para proyectar otras formas de organización social, ligadas al peso que en esas sociedades tiene la comunidad.

Además, esto se ha dado de la forma más inesperada, lo que indica que las acciones anticapitalistas no tienen un guión predeterminado ni programado, sino que responden a la misma forma como se desenvuelve la lucha de clases en cada país en concreto. En el caso de Venezuela, un lugar donde nadie esperaba que se diera un proceso tan llamativo como el que se está generando y menos que esté fuera dirigido por un antiguo militar. De la misma manera, después de la terrible represión que ejercieron los

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