La Danza De Las Abejas

Se le denomina danza de las abejas al sistema por el cual dentro de una colmena, una abeja transmite a sus compañeras la información de la distancia, posición y dirección en el cual se encuentra el alimento, o sea el néctar y el polen de las flores. Al regresar al panal, las abejas transmiten a sus compañeras de una manera muy peculiar que han encontrado alimento. La abeja hace un “danza” sobre el panal formando un número ocho de manera horizontal. Haciendo ésta danza de derecha a izquierda a la cual se le denomina “meneo”. Las otras abejas al darse cuenta que una de sus compañeras ha encontrado el alimento, ellas repiten la misma danza, haciéndola igual que su compañera; de derecha a izquierda. De esta manera así toda la colmena se dará cuenta que hay alimento. Está manera que acabamos de explicar, se lleva a cabo en la oscuridad de la colmena, sobre panales que cuelgan o penden. En la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, se hizo un estudio sobre este fenómeno, y si llegó al resultado, de que si conjugas perfectamente los meses del año, hora del día y la distancia del recurso alimenticio se puede observar que el meneo aumenta cuando mayor es la distancia por lo que la abeja tarda más en recorrer o hacer la danza.

Nosotros los humanos miramos a las abejas como insectos molestos que nos pican cuando ellas quieren. Pero la verdad es que estamos muy equivocados. Las abejas son insectos realmente sorprendentes e inteligentes. Ellas son insectos que viven en comunidades altamente complejas, las cuales incluyen un sistema de división de trabajo extraordinario. Éstas mismas poseen un sistema de comunicación muy sofisticado, y tal vez está en sus genes, una maravillosa manera de crear figuras geométricas. Al principios del siglo XX, éste sistema fue estudiado por Karl Von Frisch. Éste mismo publico un artículo (el cual se llevo el premio Nobel de medicina) en el que pudo demostrar que mediante determinados movimientos (danza o meneo de las abejas) las abejas informan al resto de la colmena en dónde se encuentra la fuente de alimento, señalando la dirección y la distancia. O sea es decir, si la abeja traza toda una serie de círculos horizontales, yendo de derecha a izquierda, y viceversa, nos indica que la fuente de alimento se encuentra aproximadamente a unos 10 metros de distancia del panal. Pero, si la abeja imita la danza que va en forma del número ocho y apunta la dirección con su cola, nos indica que la fuente de alimento se encuentra a unos 100 metros de distancia. Éstas funciones tiene como propósito señalar, o sea comunicarle a sus compañeras que hay una buena fuente de alimento cerca. El curioso matemático Griego Papus de Alejandría, un día se pregunto que si por qué las abejas guardaban su miel en celdillas en forma de hexágonos, y no en forma de cuadrados o triángulos equiláteros. Con mucho tiempo de investigación, el griego llegó a la conclusión, que éstos pequeños insectos lo hacían de esta manera para aprovechar al máximo el espacio. Papus encontró un dato curioso: entre los polígonos regulares que poseen el mismo perímetro, se logra encerrar más área en aquellos con mayor número de lados. Lo cual esto le dio la respuestas a todas sus dudas. Las abejas al construir sus celdas de manera hexagonal, saben automáticamente que con la misma cantidad de cera se logra conseguir una mayor cantidad de superficie para almacenar su miel que si lo hicieran con formas más simples como los cuadrados o triángulos equiláteros. A esto se le llama problema isoperimétrico el cual explica Charles Darwin en 1858, en su libro “El Origen de las Especies”, donde explica que la naturaleza por selección hizo que estos insectos evolucionaran de una manera sorprendente. Y la pregunta del millón aquí es: ¿Quién les enseño eso a las abejas? Por eso mismo, ahora al llamar a estos insectos molestos, o cualquier otro apodo, hay que pensarlo dos veces.

¿Cómo es posible que exista tal inteligencia en unos insectos cuyos cerebros apenas ocupan la cabeza de un alfiler

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